Cuando los principales problemas están relacionados con la liquidez, las prioridades tienden a salvaguardar las operaciones básicas en detrimento de otras cuestiones. En situación de crisis, la primera perjudicada siempre suele ser la innovación.

Con miles de pymes y autónomos luchando por acogerse a las ayudas del Plan de Choque, y las grandes empresas buscando soluciones laborales para no despedir a parte de sus plantillas ¿cabe preocuparse por el I+D?

Hay expertos que no solo ponen en valor el papel de la innovación durante las crisis, sino que además lo magnifican a fin de aprovechar un contexto empresarial inédito. Hoy, en MÁSMÓVIL Negocios, exploramos este interesante enfoque.

Innovación en crisis

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Una estrategia que salva crisis

No es una propuesta desconocida. A lo largo del último siglo se han producido diferentes recesiones y crisis socioeconómicas, que las empresas más exitosas lograron sortear gracias a la innovación.

Así, por ejemplo, General Motors y Chrysler lograron sobrevivir a la Gran Depresión, y así está avanzando a pasos agigantados el campo de la telemedicina durante el confinamiento mundial por la pandemia.

Las crisis logran derribar barreras culturales que impiden a muchos negocios apostar por la disrupción. En ninguna otra situación una empresa puede aproximarse a propuestas e inversiones precipitadas, con tan escasa aversión al riesgo.

Y es que, cuando el modelo de negocio actual ya no funciona ¿qué otra salida queda? Para las organizaciones que no piensan en echar el cierre, la respuesta suele pasar por la proyección a largo plazo de cambios estructurales.

"La crisis actual es, en buena parte, resultado de no disponer de un modelo económico basado en ventajas competitivas estructurales", explica Víctor Taruella de Oriol, responsable de Euro-Funding.

El estancamiento, fruto de crecimientos sostenidos, favorece la aparición de debilidades especialmente críticas en una realidad como la del coronavirus. "Por esta razón el I+D es la clave para crear un modelo económico con una competitividad más profunda y menos sensible a crisis futuras".

En este desafío no solo participan los negocios, sino también las instituciones. Aunque en la actualidad ya existen diversos mecanismos de ayudas, e incentivos fiscales, en el futuro el esfuerzo también deberá estar consensuado por las empresas certificadoras.

Y de la misma forma, la ley debería amparar con más claridad a aquellos empresarios que apuestan fervientemente por el I+D. En definitiva, un país cuyo PIB se apoya de forma importante en la innovación, es un país más competitivo.

 

Innovación con propósito

Innovar sí, pero no de cualquier forma. En tiempos de crisis la optimización de recursos se convierte en un eje discrecional de la toma de decisiones, y por eso muchas empresas terminan renegando del I+D.

Cruzando la importancia de la innovación con la misma realidad de las organizaciones, hace unos años nació el término "Purpose Driven Innovation", es decir, la innovación con propósito.

De poco o nada sirve hablar de Big Data, Machine Learning, Cloud, IoT, o cualquiera otra parafilia literaria de los expertos en Transformación Digital. Las empresas necesitan soluciones reales, y eso implica orientar estas tecnologías a la razón de ser de cada negocio. De esta manera, toda innovación ha de estar dispuesta para funcionar como imán entre clientes, empleados, proveedores, y el resto de los stakeholders.

Igual de importante es lanzar un producto de Inteligencia Artificial, como reestructurar los plazos de desarrollo o alinear las expectativas del cliente con los contratos firmados.

"Ahora, cuando todo esto termine, y empecemos otra vez la pregunta que todos tendrán que resolver será: ¿por qué haces lo que haces?", se pregunta Adolfo Berraquero, director de innovación de Bridge for Billions.

Las empresas que no tengan clara la respuesta "tendrán que dejar paso a las que sí", añade. "La innovación con propósito ha llegado para ser el camino a seguir". Y para ello, el I+D deberá tener como objetivo fomentar la vinculación con el cliente, y minimizar el impacto del proceso transaccional.

¿Cómo? De acuerdo con Luis Buzzi, socio de KPMG, siguiendo una serie de reglas no prescriptivas para elevar la oferta de productos y servicios a una frecuencia aspiracional.

  • Definir el objetivo y la aspiración asociada a este.
  • Convertir a los empleados en embajadores del propósito.
  • Pensar de forma disruptiva y olvidarse del pasado.
  • Determinar qué elementos actuales deben transformarse y adaptarse.
  • Ser holístico; hacer partícipes del cambio a empleados y stakeholders.
  • Combatir la aversión al cambio y aprender de los errores.
  • Reflexionar sobre el negocio de forma constante y aplicar actualizaciones.
  • No olvidarse de la generación de beneficios.

 

Consejos para innovar en tiempos de crisis

Las empresas no pueden esperar a que el Estado supla todas sus carencias. La proactividad es clave a la hora de diferenciarse en un contexto de máxima competitividad, y para lograrlo es importante tener en cuenta unas pautas muy concretas.

 

Aprovechar los nuevos costes de oportunidad

En una crisis, lo que tradicionalmente se descartaba por ser demasiado arriesgado, pasa a valorarse como una alternativa viable a supuestos de agravio mayores. Es comprensible que una empresa descarte cualquier inversión en algo que no haya sido previamente investigado.

En momentos de inestabilidad, la dinámica riesgo-recompensa ofrece explorar vías de gran potencial en organizaciones que, literalmente "no tienen nada que perder". Eso es precisamente lo que han hecho miles de negocios acogiéndose a marchas forzadas al teletrabajo.

 

Concentrarse, sin ruidos externos, en un solo objetivo

"La crisis te da una increíble capacidad para reorientar los recursos", opina Chuck Swoboda, La Universidad de Marquette, centro en el que trabaja, ha logrado implementar un sistema de aprendizaje telemático tras años de experimentos.

Y lo ha hecho a gran escala gracias a esta postura estratégica. "Si puedes enfocar más de tu organización de TI en una cosa, hay más posibilidades de alcanzar ese objetivo", añade.

En el día a día, las organizaciones están demasiado ocupadas para experimentar o recolocar recursos en pocas tareas. El coronavirus ha roto contratos con proveedores, tumbado proyectos, y, en definitiva, ha permitido avanzar a gran velocidad en frentes muy concretos.

 

Innovar en ciclos cortos

La ingente incertidumbre que rodea al futuro económico y al futuro sanitario genera incentivos suficientes como para que las empresas no planifiquen a largo plazo, y se limiten a resolver el día a día.

Por eso resulta interesante plantear proyectos de innovación a intervalos; trabajar en ciclos cortos, semanales o mensuales, para poder recibir feedback y corregir en función de los cambios del entorno.

"Adopta un enfoque ágil con un equipo y pequeños prototipos, caracterizado por presupuestos pequeños, y piensa en qué puedes hacer gratis hoy para mejorar las cosas mañana", explica Melanie Parish, autora de "The Experimental Leader: Be a New Kind of Boss to Cultivate an Organization of Innovators".

Esta estrategia no solo permite identificar lo que funciona, sino que además permite reincidir sobre ello una y otra vez, manteniendo a la plantilla motivada y ocupada en un contexto tan complejo.

 

Descentralizar la toma de decisiones

En una situación como la actual, los flujos de trabajo cambian de dirección, las responsabilidades se adaptan, y las jerarquías buscan remodelarse en función de las nuevas necesidades.

El liderazgo juega un papel clave en este proceso. Tanto es así, que es el máximo responsable quien debe entender la importancia de la delegación en piezas clave. Solo así la empresa podrá aventajar a la competencia.

No es más que dejar que cada operación la lleve a cabo el empleado mejor preparado para ella, sin importar su puesto, departamento, o carga de trabajo.

 

Comunicar, comunicar y comunicar

Todos y cada uno de los miembros de la organización avanzan bajo la misma incertidumbre. Para innovar en momentos de crisis, es imperativo que la comunicación interna se lleve a último término.

Que las reuniones habituales se redoblen, y que cada duda o problema se resuelva en conjunto. Para que la innovación penetre en el núcleo y la esencia de la empresa a largo plazo, esta debe avanzar hacia la "nueva normalidad" actuando encaminada un mismo propósito.

 

 

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Y tú, ¿sigues innovando en tiempos de dificultad?