Aunque las previsiones pesimistas se han tornado conservadoras, y el PIB español ha terminado cayendo un 5,2% en el primer trimestre del año, lo cierto es que las salidas a la crisis económica terminarán llegando.

Las dudas ahora de los expertos están en torno al cómo de esa recuperación. A diferencia de la gran crisis de 2008, esta profunda recesión no responde a factores financieros, sino a un elemento exógeno que invita a pensar en una vuelta a la "nueva normalidad" más acelerada.

En MÁSMÓVIL Negocios queremos hacer un repaso por los distintos modelos que están manejando en estos momentos los principales economistas de los países, para que pymes, autónomos y emprendedores, los más afectados por el confinamiento, puedan comenzar a tejer estrategias de futuro.

Salidas a la crisis económica del coronavirus

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Magnitud de la recesión económica por sectores

El Banco de España, ateniéndose a la incertidumbre que lo recubre todo, pronostica que el PIB podría caer este 2020 entre un 6,6% y un 13,6%. Cualquier cifra situada en esa horquilla supondrá un récord negativo sin precedentes.

El consumo se ha desplomado ya un 5,1% entre enero y marzo, y el de los hogares se mantiene en un descenso del 7,5%. Sin este, las empresas que decidan reiniciar sus actividades no podrán dar salida a servicios o productos.

Por su parte, la inversión también ha tropezado dejándose por el camino un 5,3% de sus movimientos, y las exportaciones e importaciones han marcado mínimos con un retroceso del 8,4%. ¿Qué sectores han salido peor parados?

Si bien hay que tomar todos los datos con precaución, en el primer trimestre del 2020 el comercio, la hostelería y el transporte han caído un 10,9%, y las actividades artísticas y creativas otro 11,2%.

La información y las telecomunicaciones, pese a estar en alza por la elevada demanda de noticias por parte de la población recluida, también desciende un 5,5%. Con las obras paralizadas durante dos largas semanas, y la actividad reducida, la construcción se ha desinflado un 8,1%.

Ligeramente solo salvan los muebles la industria, con un 2,7% de caída, las finanzas y los seguros, que crecen un 1%, y la sanidad, educación y Administración Pública, que se mantienen casi estables con una subida del 0,8%.

 

Recuperación en "V"

Es la que tanto empresas como instituciones desean. La recuperación en forma de "V" implicaría un intenso efecto rebote que devolvería a la economía a su normalidad pre-coronavirus en unos pocos meses. Esta salida, sin embargo, se está ya viendo casi imposible de materializar.

"Recesiones buenas no tenemos, pero la V es esa caída pronunciada con una salida igualmente pronunciada. La idea es que uno vuelve a un nivel muy similar al inicial y que la recesión es relativamente rápida… aunque puede durar un par de trimestres o más", argumenta José Tessada, director de la Escuela de Administración de la Universidad Católica de Chile.

En 2008, a nivel mundial se inscribió una recuperación siguiendo este modelo, aunque en España terminó derivando en una "W", con una segunda caída en intervalos que prolongó la recesión y la inestabilidad.

Nadia Calviño, la vicepresidenta del Gobierno, confía en una recuperación en forma de "V" que comenzaría a percibirse durante los últimos meses del año, aunque los datos y las previsiones en torno a la crisis económica ya atienden a otra letra del abecedario.

 

Recuperación en W

La mencionada recuperación en "W" la manejan algunos expertos pensando en un rebrote del coronavirus durante el otoño. Esta suposición proviene de lo observado con la Gripe Española que arrasó el mundo en la primera década del siglo XX.

Un nuevo confinamiento volvería a golpear a la economía por segunda vez, justo cuando comienza a levantar cabeza, y dibujaría una segunda recuperación mucho más progresiva, con una curva suavizada.

"Si se da un escenario en el que el distanciamiento social se relaja y el número de infecciones empieza a repuntar, iríamos hacia atrás y hacia adelante, con una normalización mucho más lenta", apostillan desde la consultora S&P. "Eso afectaría a la trayectoria de la recuperación".

La prevención de una salida de la crisis económica de este tipo depende en gran medida de la solvencia del Gobierno a la hora de seguir los pasos adecuados durante la desescalada, y a largo plazo, de la aparición de una vacuna que permita afianzar el tránsito de bienes y personas.

 

Recuperación en "U"

Es la más probable y la que confiere más respaldo a las previsiones respecto a la crisis económica. Una recuperación en "U" significaría una lenta reactivación de la economía, y un consumo que necesitaría, al menos, de 6 meses para comenzar a crecer a un ritmo esperanzador para las empresas.

"No vamos a recuperar durante la segunda mitad del año toda la producción que se perdió en la primera", opina Elena Duggar, analista de la agencia Moody's. "Hay mucha actividad, por ejemplo, en el sector de los servicios, que no se va a recobrar: todas las comidas que perdieron los restaurantes, las vacaciones, los planes de viajes…".

La desescalada que, en España, se prolongará al menos hasta finales del mes de junio, asientan las bases de una salida así; muchos negocios no abrirán a pesar de poder hacerlo por las pérdidas que acarrearían las medidas sanitarias de prevención, y aquellas que lo hagan tendrán mucha menos demanda.

"No hay duda de que 2020 será excepcionalmente difícil. Si la pandemia desaparece en la segunda mitad del año, nuestro supuesto de base es el de una recuperación parcial en 2021", explicaba Kristalina Georgieva, directora del Banco Mundial.

Claro que, reconoce un elevado nivel de incertidumbre, y no descarta la posibilidad de un estancamiento duradero. "Podría empeorar en función de muchos factores variables, entre ellos la duración de la pandemia". Eso nos llevaría a la letra más aciaga de las propuestas.

 

Recuperación en L

Tocar fondo, y construir desde cero. La recuperación en "L" no es siquiera una recuperación. La caída de la economía no sería temporal, sino permanente. Un estancamiento prolongado ocasionaría daños irreparables sobre los países, que se verían forzados a asumir elevados niveles de deuda para sobrevivir.

Es por ello que las instituciones europeas ya han adoptado distintas medidas de protección. Ahora mismo, el objetivo común de todos los Estados Miembro es no seguir el camino que transitó Grecia tras el batacazo del pasado 2008.

¿Cuán de factible es un supuesto tan crítico? Lo cierto es que no demasiado. El aprendizaje obtenido de la última crisis financiera está permitiendo tomar decisiones más consensuadas que prometen arrojar efectos más inmediatos y positivos sobre el futuro económico.

 

 

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Y tú, ¿qué salida a la crisis económica crees que terminará dándose?