Al iniciar tu propio negocio, hay muchas cosas en las que pensar. Una de las decisiones más importantes que vas a tomar es decidir con quién quieres asociarte y qué tipo de sociedad formar. En general, los comienzos no son fáciles para nadie, sobre todo cuando no se dispone de financiación previa o ahorros que permitan una mayor flexibilidad en la toma de decisiones.

Asociarse con alguien al iniciar un negocio puede tener muchas ventajas, incluyendo compartir la carga de trabajo, haciendo que el proceso sea menos abrumador. También pueden ofrecer diferentes habilidades y conocimientos, que pueden ser útiles para el crecimiento del negocio. Es en esos comienzos más complicados donde muchas personas optan por constituir su empresa en el marco de una sociedad civil.

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¿Qué es una sociedad civil?

Una sociedad civil es una entidad jurídica creada para gestionar un negocio. Es una gran opción para iniciar un negocio porque ofrece la misma protección legal que una sociedad, pero es mucho más fácil y menos costosa de establecer. Pero lo más importante es que proporciona una sensación de seguridad. Sabrás que no estás solo y, si las cosas se tuercen, tendrás a alguien que te ayude a recuperarte.

Se trata de un contrato por el que dos o más personas ponen capital en común, con propósito de repartirse las ganancias. Tiene muchas ventajas y es ideal para arrancar pequeñas empresas, ya que la responsabilidad de los socios se limita a la cantidad que han invertido en la empresa.

Sus principales ventajas

Si pensamos en emprendedores con pocos recursos, la constitución de una sociedad civil tiene muchas ventajas. En primer lugar su trámite es muy sencillo y más barato que el de una sociedad mercantil. Tampoco hace falta un capital inicial mínimo y la gestión contable es más sencilla que una SL. Y por otro lado permite cotizar con la tarifa plana del régimen autónomo.

No obstante, hay que tener en cuenta alguna desventaja importante que presenta. Por ejemplo, la responsabilidad ilimitada que tienen los socios ante deudas con terceros. Llegado el caso, deberán responder incluso con sus propios bienes para poder saldar dichas deudas.

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Cómo se constituye una sociedad civil

Lo primero que debe hacerse es la firma de un contrato privado entre los socios y las partes implicadas. Es decir, un contrato de constitución de la sociedad. Aquí deberán quedar claros todos los puntos: desde la actividad de la empresa a la responsabilidad de cada socio en la misma y el reparto de los beneficios.

Posteriormente habrá que realizar el alta en Hacienda para la obtención del NIF y el alta en el IAE con el modelo 036. También hay que pagar el Impuesto de Transmisiones y Actos Jurídicos, que será el 1% del valor de los bienes aportados si es que los hay.

Será necesario también el alta en la Seguridad Social, en el régimen especial de trabajadores autónomos y solicitud del número de patronal en caso de ir a contratar trabajadores. Por último, habrá que solicitar el alta en el Ayuntamiento, para la obtención de una licencia de apertura en caso necesario.

El éxito o fracaso a partir de este momento dependerá de muchos factores. No obstante, en la mayoría de los casos, elegir el socio adecuado puede ser clave. Es importante elegir a la persona adecuada, alguien que comparta tu visión y tenga el mismo nivel de compromiso con la empresa. Asegúrate de saber todo lo posible sobre tu posible socio, incluida su experiencia empresarial y su trayectoria. No te precipites; es una gran decisión y es importante acertar.

En MÁSMÓVIL Negocios esperamos haberte ayudado una vez más. El momento de crear un empresa es muy importante y deben darse los pasos correctos. Asociarse puede ser una buena manera de emprender, siempre que queden claros los roles de cada socio y la responsabilidad en la misma.

Y tú, ¿has creado una sociedad civil para tu negocio?