Autónomo, emprendedor de responsabilidad limitada, sociedad limitada de formación sucesiva, sociedad profesional; las alternativas legales para emprender en solitario en España son muy variadas e interesantes.
Sin embargo, a la hora de iniciar un negocio siempre surge la misma cuestión: ¿solo o con socios? En las últimas décadas numerosos expertos han estudiado el eterno debate tratando de buscar argumentos científicos.
Y sí, aunque los datos son favorables al emprendimiento en solitario, la historia reciente del capitalismo demuestra que contar con un buen socio puede ser la clave del éxito frente a obstáculos estratégicos o financieros.
Hoy en MÁSMÓVIL Negocios exploramos todas las aristas detrás de los proyectos en solitario, y explicamos qué se ha de tener en cuenta a la hora de tomar este tipo de decisiones sin respaldos.
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El factor que guía la decisión
De acuerdo con datos del Ministerio de Economía y Empresa, las startups españolas tienen una media de 2,4 años de vida. Esto quiere decir, que muchas de ellas fracasan y que además lo hacen especialmente dando sus primeros pasos.
Tal y como señala el Mapa del Emprendimiento, tan solo el 5% de estas empresas sobreviven hasta los cinco años, y lo más preocupante de todo: el 15% no supera los doce meses de vida. ¿Por qué sucede esto?
Los errores que se suelen cometer son muy variados, y uno de ellos pasa por la elección primigenia de todo proyecto: la formación del equipo. Se podría pensar que la crisis promueve la búsqueda de socios, pero la inestabilidad tiene un efecto doble.
En 2013 el emprendedor Alejandro Suárez mostraba uno de los lados. “Hay tan poco dinero para las empresas que empiezan que ante la imposibilidad de conseguir financiación y contratar personal, el emprendedor aglutina como socios a los que, en otras circunstancias, hubieran sido sólo empleados”
Sin embargo, el riesgo asociado al emprendimiento también hace las veces de desincentivo para posibles socios que no quieren invertir su propio capital. Y cuando lo hacen, no piensan en plusvalías.
“La gente emprende con socios por miedo”, opina Luis Monge Malo, CEO de Clever Consulting. “Creen que sus socios les complementan, y en algunos casos será cierto… durante los primeros 1-3 años, pero después tienes que compartir los beneficios con otra persona durante el resto de la vida”.
¿Es entonces mejor apostar por socios a la hora de formar un negocio? Lo cierto es que sigue sin existir una respuesta inequívoca.
Datos a favor de emprender en solitario
Si rebuscamos en la historia de algunas de las compañías más cotizadas del mundo es fácil observar cómo la cooperación entre socios fundamentó en muchas ocasiones sus éxitos. Hewlett-Packard (HP), Baskin-Robins o incluso Apple.
Steve Wozniak ha declarado en multitud de ocasiones lo importante que resultó su conexión con Steve Jobs en la fundación de n, y es fácil de encontrar relatos similares en otras tantas empresas.
Ahora bien, si miramos la fotografía general en busca de conclusiones, la realidad es que emprender en solitario aumenta las probabilidades de éxito. Así mismo lo confirmaban los profesores Jason Greenberg y Ethan Mollick en un prolífico estudio publicado en 2018.
“Las empresas creadas por fundadores en solitario sobreviven más tiempo que las creadas por equipos” concluyen. “Además generan más ingresos que las creadas por parejas de fundadores, y no tienen un rendimiento significativamente diferente al de los equipos más grandes”.
No es una diferencia baladí. El estudio, elaborado con más de 3.000 startups a lo largo de siete años, revela que las empresas con un solo socio tienen 2,6 más probabilidades de triunfar y perdurar en el tiempo que aquellas que comparten responsabilidades entre varios.
Las comprobaciones determinan que, en efecto, las startups con varios fundadores consiguen más financiación en su origen. Pero eso no mejora en ningún sentido la ratio de supervivencia, porque sus gastos son más elevados, y porque tienden a compartir visiones menos austeras.
“Da igual la fórmula, emprender solo siempre es mejor”, valora Monge. “Además, presto servicios a startups y he visto guerras entre socios de lo más aterradoras”
No siempre es mejor emprender solo
Compartir el mando con otros socios supone dividir la responsabilidad de cuestiones tan importantes como la cultura corporativa, la estrategia de mercado, las políticas laborales, de precio y distribución, o las vías de financiación.
Suelen ser frentes prácticamente insalvables para núcleos que no comparten vivencias previas o que están fuertemente unidos por lazos de sangre o amistad profunda. Y aún así, a veces el riesgo llega a ser rentable.
- Experiencias complementarias: el o los socios pueden cubrir áreas que tú no dominas. Un equipo equilibrado es capaz de ahorrar tiempo, y este último no hay que olvidar que es dinero. Si cada uno se dedica a su fuerte, las ventajas a obtener serán mayores.
- Suma de capital: emprender no es barato, y cuando se está en primeras fases de desarrollo contar con varias carteras es vital para consolidar el proyecto. Además, en algunos tipos de negocios es imprescindible poseer con un capital superior al patrimonio propio.
- Necesidad logística: en muchas ocasiones sin socios se hace complicado entrar al sector o el mercado deseado para operar. Tener a disposición un compañero implica poder acceder tanto a su conocimiento como a su capital y su red de contactos.
No es extraño encontrar startups y empresas más veteranas que se fundaron con varios socios por pura necesidad. Con el tiempo han limado aristas, y convertido esa posible debilidad en una gran fortaleza.
Empero, los estudios y la mayoría de expertos recomiendan emprender en solitario siempre que sea posible. Y existen incluso fórmulas para aumentar la probabilidad de hacerlo.
Planifica y emprende en solitario
Tras la debacle financiera de 2008 muchos empresarios se volcaron en estudiar los efectos que había tenido tal fenómeno para el tejido económico mundial. Fue entonces cuando Fernando de Trías se enfangó en la materia con “El libro negro del emprendedor”.
El autor recogía aquí algunos factores que terminan provocando el fracaso de las startups, y otros consejos a seguir cuando se actúa en solitario frente al emprendimiento.
- Diversifica tus ingresos: la máxima es clara, “si no tienes el capital para emprender no emprendas”. En caso de querer hacerlo, apuesta por apoyarte en la familia, la pareja o incluso el banco. “Dé margen de maniobra a su empresa y no viva como un rico a las primeras de cambio”.
- Resiliencia como activo de valor: “no fracasan las ideas, sino las personas”. Emprender es complicado y no válido para todo tipo de carácteres. Es probable que la idea inicial del negocio se vea modificada en poco tiempo por factores ajenos, pero hay que perseverar.
- Emprender siempre como voluntad: es importante preguntarse a uno mismo por qué quiere emprender. Si la respuesta está relacionada con una huida hacia adelante porque no quedan más alternativas, es mejor no hacerlo.
- Parte de terreno conocido: trata de escoger un sector en el que tengas ya alguna experiencia o conocimiento. “Es fundamental para saber qué reglas estás retando”. Si es una actividad ajena, dobla el tiempo de preparación y busca consenso con personas que sí sepan sobre la materia.
Ventajas de emprender solo
Si la situación es favorable lo ideal es comenzar a recorrer el camino en solitario. En un contexto de gran inestabilidad y dinamismo socioeconómico es, quizás, la mejor fórmula para afrontar los retos habituales en los primeros estadios del emprendimiento.
“El mejor socio que puedes tener es un banco”, comenta Andrés de España, CEO de 3dids. “Ahora los tipos de interés son muy bajos y un banco no viene a contradecirte en una decisión”. No es lo único a tener en cuenta:
- Más agilidad: “un solo socio equivale a una sola decisión”, apunta. “Tienes velocidad y unificación de valores”. Podrás tomar las decisiones de forma más rápida, y conseguirás apegar el negocio a la visión original con la que se fundó. Esto aplica también a la hora de afrontar crisis.
- Más beneficios: resulta obvio que al emprender en solitario se evita la cuestión de los repartos, y por tanto la rentabilidad particular es mayor. En el peor de los casos solo deberás tener en cuenta al fondo de capital que esté financiando.
- Menos conflictos: rara es la disputa entre socios que no termina por afectar a la marcha de una empresa. Cuantos más fundadores haya, mayor es la probabilidad de conflicto. Porque esa es la naturaleza del consenso. En negocios, sin embargo, no interesa.
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