Es el gran sueño del consumidor y la gran amenaza de gobiernos y empresas. La deflación es un fenómeno que se aprecia de forma pragmática, y que siempre suele tener ganadores y perdedores.

En el caso de las pymes, la caída generalizada de los precios solo tiene consecuencias negativas a corto, medio y largo plazo.

Por eso, desde consultorías y voces expertas, se recomienda entender el supuesto y dotarse de recursos y herramientas de actuación.

Hoy, en MÁSMÓVIL Negocios tratamos de entender que implica la deflación para el tejido empresarial, y por qué es un indicador infalible de la salud de la economía durante periodos de tiempo delimitados.

precio pyme

También te puede interesar: “Fijación de precios: ¿cuánto valen mis productos y servicios?”

¿Qué es exactamente la deflación?

Para que una modificación de los precios se considere “deflación” no basta con que los productos y servicios se abaraten. El Fondo Monetario Internacional (FMI) solo considera este fenómeno cuando las caídas son sostenidas durante, al menos, dos trimestres seguidos.

Pueden existir múltiples factores que ocasionen este efecto, pero generalmente se da por desequilibrios entre la oferta y la demanda. Durante una crisis, los consumidores pierden capacidad adquisitiva, y reducen su consumo.

Las empresas, que deben seguir operando al mismo nivel, inundan el mercado de productos y servicios que no encuentran salida. Para deshacerse de ellos y evitar mayores pérdidas, termina apareciendo el descenso de los precios.

En el caso de la pandemia de la COVID-19, no ha sido una pérdida de poder adquisitivo lo que está generando la deflación, sino un profundo cambio en los modelos de consumo, alimentado por el poder y la infraestructura de lo digital.

Así, en España el IPC ha acumulado crecimientos negativos desde el pasado abril. El año se cerrará con una caída del 0,8%, y pese a que el Gobierno estima una subida del 0,9%, Funcas apunta a un tropiezo del 0,7% para 2021.

La deflación en la empresa

La falta de previsión —o imposibilidad de esta— y el nivel de endeudamiento, fruto de un negocio insostenible, es el mejor aliado de la deflación más catastrofista para las empresas. Y lo habitual, es que las pymes y los autónomos sean quienes más encajen en tales adjetivos.

Para que una caída de precios fuera positiva pudiera ser positiva tanto para los consumidores como para las compañías, estas tendrían que ser capaces de aumentar la productividad en un contexto de esas características.

La realidad es que la deflación es normalmente corrosiva para los balances empresariales, especialmente cuando existe una gran cantidad de pasivo. ¿Por qué? Al perder valor el activo (los bienes y productos), el negocio tiene menos músculo para hacer frente a sus deudas.

En un sistema de partida doble contable, la reducción del activo empujaría a la reducción pareja del pasivo. Pero para que esto suceda se tendrían que negociar quitas o reestructuraciones.

Cuando toda la economía está afectada por la caída de precios la cadena de respaldo se rompe; ni empresas ni proveedores ni instituciones pueden aceptar retrasos y modificaciones de los pagos adeudados.

Si bajan los precios, bajan los márgenes y los ingresos de las empresas”, explica Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research España. “Esto puede hacer que tengan que ajustar ciertos costes.

Lo más probable es que se traduzca en despidos, “y por lo tanto, en una caída en la demanda de las familias, que nuevamente tendría consecuencias negativas sobre los precios”, añade. “Entramos en un círculo vicioso relativamente difícil de salir”.

¿Cómo pueden responder las pymes?

La solución más evidente pasa por el recorte. En el caso de las pymes, frente a una posición de mercado más débil, y un músculo financiero limitado, la estrategia se ha de tejer con más precaución y detalle.

Por eso, en muchos casos antes de reducir determinadas partidas, es más interesante reformular el planteamiento y apostar por alternativas de ROI similar o mayor frente a tendencias futuras.

Buscar nuevos modelos de negocio

Frente a una actividad que ya no genera la suficiente rentabilidad la mejor respuesta es la reorientación estratégica. Durante el 2020 para muchas empresas eso ha supuesto redoblar los esfuerzos en sus ramas e-Commerce.

No obstante, también puede consistir en apostar por modelos B2B, B2C o B2G dependiendo de cuál se manejara con antelación al cambio de tendencia. La prioridad debe pasar por evitar seguir expandiéndose o explorando nuevos segmentos.

Precios

Aunque las pymes no pueden entrar en guerras de precios con las grandes compañías, sí disponen de mayor flexibilidad para tomar decisiones sin acarrear las mismas consecuencias que estas.

Dependiendo de la capacidad financiera del negocio, se podría apostar por estrategias de penetración o de alineamiento, siempre anteponiendo el coste de producción y los movimientos de la competencia.

Reducción de costes

Es la solución más sencilla y la que presenta resultados a más corto plazo. De ahí que no sorprenda la acepción que tiene entre las pymes cuando se enfrentan a situaciones de inestabilidad.

Ahora bien, para reducir los costes antes hay que conocer el negocio y entender de dónde se pueden extraer los mayores beneficios de esta reducción.

En cualquier caso, es importante saber que siempre hay alternativas a los despidos, y por tanto, a la pérdida de productividad.

El especialista en comercio exterior, Germán Augusto Torres, recomienda aplicar la tijera en algunas partidas clave:

Balancear el OPEX (gastos operativos) y el CAPEX (gastos de capital), analizando KPIs y asegurando la calidad de los productos y servicios.

  • Ajustar y eliminar líneas de negocio poco productivas.
  • Mejorar la gestión de recursos con controles más exhaustivos.
  • Optimizar inventarios, gastos de transporte y de logística.
  • Aprovechar posibles incentivos fiscales.
  • Reducir y optimizar el gasto en publicidad.
  • Delimitar activos fijos innecesarios.
  • Evitar sobrecoste de primas de seguro alineando el inventario con los activos asegurados.
  • Reducir puntos de venta.
  • Renegociar contratos y condiciones con proveedores y vendedores.
  • Renegociar productos financieros.
  • Apostar por el Outsourcing.

Otras estrategias

En una situación deflacionaria la pyme debe analizar y estudiar todas y cada una de sus partidas: distribución, marketing, fabricación. Cualquier frente en el que se puedan estar generando desajustes propios de la actividad.

Ha de quedar claro, que nada de ello tiene por qué implicar recortes. Se puede apostar por promociones 2x1, por contratos anuales más laxos o por externalizaciones controladas de determinadas fases de la fabricación.

En MÁSMÓVIL Negocios queremos que cuentes con herramientas de prevención. Por ello te ofrecemos la mejor conexión y ofertas de fibra y móvil del mercado. Consulta más detalles en nuestra web o llámanos gratis al 1495 para conocerlas.

Y tú, ¿estás preparado para la caída de precios?