El futuro está aquí, y es mucho más interesante de lo que vendía la ficción en el siglo pasado. Las empresas españolas se han subido ya al barco de la transformación digital, y aunque los obstáculos no son escasos —financiación, formación, cambio cultural—, cada vez más las que buscan oportunidades a través de la Realidad Virtual.
Según un estudio de IDC Research España, la mitad de las grandes firmas europeas ya han puesto en marcha una estrategia basada en ese campo. Además, en 2019 el gasto empresarial en VR y Realidad Aumentada ya superó a lo invertido en los consumidores.
¿Qué está atrayendo tantas miradas? En MÁSMÓVIL Negocios ponemos el foco sobre la Realidad Virtual para entender un fenómeno económico que parece imparable.
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Diferencias entre Realidad Virtual y Realidad Aumentada
Una pretende crear nuevos mundos y la otra solo busca mejorar el presente. Ambos términos se utilizan día a día sin distintivos, pero no son exactamente lo mismo. Sí, claro que la Realidad Virtual y la Realidad Aumentada tienen una fuerte conexión, pero es importante establecer límites entre una y otra.
Realidad Virtual (VR)
Este tipo de tecnología pretende recrear entornos completamente virtuales en base a programación. Es decir, que el hardware dedicado busca el aislamiento completo, para proyectar lo que se necesite en cada momento.
Las empresas se han introducido en el campo de la VR a través de los HMD (Head Mounted Displays); las conocidas gafas y cascos de realidad virtual. Los ejemplos más conocidos son los de HTC, Samsung, y Oculus, aunque la oferta no deja de crecer año tras año.
Realidad Aumentada (AR)
Se habla poco, o casi nada, de ella, pero es la que tiene más presencia en el entorno empresarial. La AR es una tecnología que busca mejorar el mundo real superponiendo capas de información. Es decir, que la experiencia del usuario se conforma por la propia realidad, a la que se suman distintos displays.
Las gafas aquí también son comunes, pero con un funcionamiento distinto. Este hardware, lejos de aislar, se apoya completamente en el entorno para funcionar. Ejemplos de ello son las famosas Google Lens o las HoloLens de Microsoft.
Ejemplos en el mundo empresarial
Un estudio de la consultora ABI Research señala que la Realidad Virtual y la Realidad Aumentada crecerán a un ritmo interanual del 106% durante los próximos 5 años. ¿Cómo puede una startup o pyme aprovechar ese contexto?
Por suerte, algunas de las multinacionales más grandes del mundo ya han implementado estas tecnologías en sus actividades diarias. De ellas se puede aprender. Por ejemplo, la aerolínea norteamericana Boeing, ha integrado la AR en su cadena de producción para mejorar la eficiencia de los técnicos de instrucciones.
Estos, ahora, reciben la información de los esquemas de cableado de los aviones sin tener que ocupar sus manos para hacer otras tareas al mismo tiempo. Con ello se ha reducido en un 25% el tiempo de operaciones, y se ha incrementado en un 40% la productividad.
En el sector de los automóviles, Ford utiliza la Realidad Aumentada para mejorar la seguridad y la eficiencia en su línea de montaje. Ha pasado ya más de un siglo desde que el fundador de esta empresa revolucionara el mundo del trabajo, pero todavía siguen innovando.
Con la AR se logra trazar patrones en el movimiento de los trabajadores ensamblaje, pudiendo re-diseñar metodologías para aumentar el confort de la plantilla. Como consecuencia se han reducido un 70% las lesiones por movimientos, y un 90% las lesiones por cuestiones ergonómicas.
Estrategias de marketing con AR y VR
La gran penetración tecnológica entre los Milennials y la Generación Z permite acotar con facilidad el campo de actuación. Las pymes se pueden apoyar en la Realidad Virtual y en la Realidad Aumentada para perfilar pruebas de producto más efectivas y satisfactorias.
Esto es solo posible gracias a la escasa inversión necesaria, y a que los consumidores, pese a no estar en contacto con la tecnología en su día a día, tienen una capacidad muy elevada de adaptación. La VR y la AR permiten salvar la distancia impuesta por el entorno digital, para simular sobre el cliente la ropa, el coche, o el accesorio que se quiera vender.
En los últimos años se han popularizado los showrooms digitales en los que se hace uso de hardware específico para atraer a potenciales compradores. Las aplicaciones son increíblemente variadas e igual de válidas.
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