Se tiende a hablar de modernidad en los mercados y las industrias, pero no en las oficinas. El crecimiento de la Inteligencia Artificial, sin embargo, comprende todos y cada uno de los rincones del mercado.
De acuerdo con un estudio de Cisco, para el año 2023 habrá en todo el mundo casi 30.000 millones de dispositivos interconectados. En 2030, la IA inyectará ya 5.700 millones de dólares al PIB global.
De todo ese empuje, el 42% provendrá de un aumento de la productividad en las empresas. En fábricas, pero también en oficinas en las que penetrará la domótica y toda su tecnología de enfoque ergonómico.
Hoy, en MÁSMÓVIL Negocios, valoramos la utilidad y las ventajas reales que a día de hoy puede obtener una empresa apostando por la domótica para sus instalaciones.
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¿Domótica en la oficina?
Aunque desde un punto de vista semántico el concepto de “domótica” habría de circunscribirse únicamente al espacio de la vivienda, en los últimos años la búsqueda de eficiencia ha llevado al sector privado a apadrinarlo para sus intereses.
Y es que, si los estudios indican que la productividad depende en gran medida de la felicidad y comodidad de los empleados, toda tecnología, sea cual sea su nombre, que ayude en esa misión, puede ser interesante como inversión a largo plazo.
Si bien la domótica nació en los años 70 como un campo exclusivo de las viviendas, durante las décadas posteriores, y especialmente a partir de los 90, con la aparición de los sistemas informáticos, fue adquiriendo características menos endógenas.
A la tecnología X-10 para controlar dispositivos electrónicos a distancia le seguiría los Sistemas de Cableado Estructurado (SCE), los PC, y en los últimos años, la propia Inteligencia Artificial y la filosofía del Internet de las Cosas.
Todo ello ha abierto la posibilidad de trasladar la idea de “edificio inteligente” a la oficina, persiguiendo obtener las ergonomías del hogar, pero con un interés productivo manifiesto.
De domótica a inmiótica
Los avances que se habían acumulado durante las tres últimas décadas en el sector de la domótica, con las mejoras técnicas y el conocimiento, pudieron dar el salto hacia otros mercados.
Nacía la conocida como “inmiótica” o “building managment system”, un campo de desarrollo para la coordinación y gestión de instalaciones de edificios terciarios y las mejoras de coordinación, regulación y control.
“La inmiótica motiva la productividad en el trabajo al gestionar las instalaciones del edificio como una herramienta para favorecer la producción de los empleados que se encuentran en su interior”, apuntan desde la Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid (Fenercom).
Hablamos de calefacción, refrigeración, ventilación, iluminación y otras mejoras enfocadas a la eficiencia energética y operacional en plantas industriales, hoteles, hospitales, aeropuertos, o, claro, oficinas.
CEDOM, la Asociación Española de Domótica e Inmiótica, divide sus aplicaciones en tres ramas distintas:
- Funciones de regulación automática:
- Regulación de calefacción y refrigeración
- Regulación de la ventilación y del aire acondicionado
- Control de iluminación
- Control de persianas
- Automatización y control de edificios:
- Adaptación centralizada del sistema de automatización: programas horarios, puntos de consigna, etc.
- Optimización centralizada del sistema de automatización: ajuste de reguladores, puntos de consigna, etc.
- Gestión técnica con funciones de eficiencia energética:
- Detección de fallos y prestación de soporte para el diagnóstico.
- Presentación de la información sobre el consumo de energía, condiciones interiores y posibilidades de mejora.
Ventajas de la domótica en la empresa
La domótica no es simplemente ergonomía. Sí, otorga comodidad a los empleados, y eso conlleva una mejora general del rendimiento. Y, claro, también permite a la empresa ahorrar reduciendo el consumo de energía.
Pero a la hora de administrar una oficina inteligente igualmente se han de mencionar las ventajas obtenidas en otros aspectos vitales para cualquier empresa moderna. Desde el centro de formación CEAC recogen algunas de ellas.
Ahorro de energía
Un sistema automatizado de domótica puede llegar a controlar el 70% del consumo energético de una oficina, asegurando que solo estén encendidas las luces imprescindibles, o manteniendo la temperatura a un nivel óptimo y constante.
Esta flexible tecnología permite programar los aparatos en función de las necesidades únicas de cada negocio, eliminando por completo el proceso de adaptación que requieren otro tipo de implementaciones.
Seguridad
No solo en términos de videovigilancia. Estos sistemas son capaces de detectar incendios, intrusos, fugas de gas o escapes de agua de forma automática e instantánea. La prevención, al mismo tiempo, redunda en el ahorro previo.
“Puedes ver todo lo que pasa desde cualquier lugar a través de cámaras y simular presencia con el encendido y apagado de luces a distancia”, apuntan.
Comunicación
La domótica acerca a las empresas hacia la utopía de la Industria 4.0. Traslada la interconexión omnisciente de los sistemas informáticos, a los dispositivos de control.
Esta tecnología persigue, desde un enfoque holístico, la conexión de todos los aparatos, a fin de lograr mayor eficiencia y agilizar tanto la toma de decisiones como la agilidad de los procesos.
Prevención
Contar con una instalación domótica es sinónimo de eliminar casi por completo la dependencia de servicio técnico. Estos aparatos están diseñados para identificar las incidencias en fases tempranas, y así evitar problemas de difícil resolución.
Ejemplos de domótica real en empresas
Existen ya empresas especializadas en este tipo de domótica, como Verosol o Indoin Sistemas. Este última, por ejemplo, presume de haber automatizado un edificio al completo de oficinas. ¿Cómo?
- Instalando cuadros domóticos para controlar parámetros y seguridad en todas las plantas.
- Automatizando el cierre y la apertura de persianas para aumentar la productividad evitando los rayos del sol.
- Controlando el nivel lumínico con el protocolo Dali, en función de la oscuridad natural.
- Automatizando el apagado, encendido, y nivel de la climatización, y el nivel de C02 en aire con diversos sensores.
- Instalando sistemas de audio ambiental estancos, para evitar ruidos ajenos entre departamentos.
- Implementando un sistema de videovigilancia interconectado por paneles de control.
- Apostando por notificaciones automáticas sobre anomalías que ocurren en la oficina fuera del horario de trabajo.
- Interconectando todos los dispositivos a través de los protocolos KNX, que permiten monitorizar el consumo energético y los posibles fallos de sistema.
Las aplicaciones de la domótica en el espacio de trabajo tradicional son casi infinitas. Por eso es interesante que cada empresa realice un estudio de sus propias necesidades, y establezca un plan de inversión para mejorar su productividad diaria.
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