La incertidumbre nos paraliza. No importa que exista planificación, o que a corto plazo existan procesos definidos. La cuarentena ha creado una sensación de desconcierto que ha terminado derivando en alarma social para la plantilla de algunas empresas.
En este tipo de situaciones, es determinante el comportamiento y la actitud de la gerencia. La reacción de los empleados no será la misma si se adoptan tonos conciliadores, a si se propaga el temor que la propia directiva carga por la inestabilidad del contexto.
Por ello en MÁSMÓVIL Negocios queremos recoger ciertos consejos y medidas para evitar que el coronavirus siembre la alarma social en tu empresa.
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Huye de la sobre-información
El empleado acude a su puesto de trabajo, ahora teletrabajo, cargando con responsabilidades y cuestiones personales. Lo hace pensando en concentrarse y llevar a cabo sus tareas. Promover una sobre-información sobre el coronavirus, en este supuesto, puede resultar increíblemente contraproducente.
Hay que considerar que algunas personas son más sensibles que otras, y que la situación puede potenciar ciertas tendencias paranoides o hipocondríacas. Las respuestas a dudas solo deben ser concedidas en caso de petición.
Claro que han de emitirse comunicados de importancia relacionados con el futuro, pero no es necesario reincidir en la actualidad de forma asidua. Y es que, la actualización constante mantiene el cuerpo en estado de alerta y fomenta la ansiedad.
Planifica de forma flexible
El miedo es contagioso, y la mente humana tiende a combatirlo con placebos; comprando comida, utilizando máscaras y guantes de forma incorrecta, o incluso saltándose las recomendaciones sanitarias.
Ahora bien, desde la empresa se puede cocinar una herramienta que los empleados pueden utilizar para contrarrestar ese temor. A través de la planificación se maquilla la inevitable incertidumbre económica, destilando un ligero perfume a normalidad.
No se trata tanto de ignorar la realidad persiguiendo los mismos objetivos y rendimientos obtenidos antes de la crisis, como sí de adaptarse pensando en la situación de cada empleado. La idea pasa por alcanzar un consenso entre necesidades de la empresa y necesidades de la plantilla.
Eso sí, es importante recordar que la planificación ha de ser flexible. Que no puede terminar convertida en una herramienta de control. La estrategia tiene que permitir cambiar de soluciones rápidamente si así lo demanda el entorno.
Sé pragmático
De nada sirve preocuparse por cosas que no se pueden controlar. En esta situación de cuarentena lo importante es centrar las energías sobre aquellas tareas que sí podemos desempeñar con fiabilidad; no pensar en lo que pasará en el futuro con un cliente, o en los problemas con proveedores.
Dejarse llevar carga implícitamente con ciertas connotaciones que desde el ámbito empresarial pueden ser malentendidas. No hablamos de ignorar los problemas, sino de evitar dramatizar. Eso solo nos llevará a generar pensamientos negativos muy poco productivos.
Los empleados deben ver en sus responsables figuras de seguridad, y por eso es crítico que las figuras más importantes del organigrama mantengan una apariencia serena. Independientemente si después, a nivel personal, padecen algún tipo de problema derivado de la crisis.
Crea canales especiales y establece protocolos
En esta situación lo más probable es que los trabajadores necesiten más recursos de los habituales para operar en su día a día. Aunque las herramientas ya implementadas seguirán funcionando sin problema, las dudas ajenas reflotarán constantemente.
Escapa de la alarma social con un protocolo de actuación claro y sencillo que puede ser muy útil a la hora de evitar futuros problemas. Además también resulta interesante establecer canales de comunicación especiales para ir satisfaciendo las necesidades añadidas que vayan surgiendo.
Los trabajadores agradecerán este esfuerzo y responderán manteniendo la calma con un nivel de producción similar al que ya mostraban antes de la crisis.
Resiliencia
Ni el gobierno ni las instituciones sanitarias se atreven a poner una fecha de finalización. El Estado de Alarma por el momento durará 15 días, pero es posible que esa previsión se extienda a un periodo doble o incluso triple.
Durante la cuarentena se pondrá a prueba psicológica la capacidad de resistencia del equipo. Y con el paso de los días comenzarán a aparecer un desgaste lógico. Pero desde la gerencia se puede paliar este efecto mandando mensajes de ánimo y esperanza.
No es necesario edulcorar la situación, pero de nada sirve adoptar una posición firme y exigente con empleados que ya estarán dando lo mejor de sí para adaptarse.
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