Desconociendo el impacto en datos que ha tenido la pandemia de la COVID sobre la actividad emprendedora, la realidad de las startups y las pymes ya está reflejando una evidente crisis de liquidez.

Los cambios en los hábitos de consumo, el apalancamiento creciente y el endeudamiento han dibujado un contexto exigente que está dejando un reguero de miles de víctimas.

Y es que, aunque las ayudas públicas y los créditos hicieron caer artificialmente las quiebras un 20-40% durante el 2020, se prevé que el 2021 será el año en el que se decidirá el destino de las conocidas empresas zombies.

Frente a este panorama, vuelven a reflotar con fuerza los métodos alternativos de financiación; se reduce el número de rondas pero crece la cuantía que los inversores depositan en aquellos negocios con proyecciones más prometedoras.

En ese sentido, hoy en MÁSMÓVIL Negocios queremos explorar una de las estrategias de emprendimiento más interesantes para un momento de inestabilidad e incertidumbre como el presente: el Bootstrapping.

cómo hacer bootstrapping

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¿Qué es el Bootstrapping?

El término tiene su origen en el siglo XIX, con la expresión “pulling up by one’s own bootstraps” ("levantarse del suelo tirándote de las lengüetas de los zapatos"), y en las últimas décadas ha adquirido todo tipo de acepciones.

Su uso más habitual se encuentra en el sector informático, para hacer referencia a procesos de autoarranque, en ese caso, softwares o sistemas capaces de alimentarse y repararse de forma autónoma.

En estadística el Bootstrapping habla de un método de remuestro, en electrónica de una retroalimentación positiva en circuitos analógicos, y en redes sociales de una biblioteca con herramientas de código abierto.

La definición que interesa a los emprendedores es la referente a los negocios. Esta técnica etiqueta a negocios iniciados con la mínima cantidad de recursos posibles. “Es la construcción de una empresa desde los cimientos con nada más que los ahorros personales y, con suerte, el dinero procedente de las primeras ventas”, recoge Investopedia.

Suena utópico, pero es más habitual de lo que parece. De hecho, más del 80% de las startups se han creado recurriendo solo a los recursos de sus propios fundadores.

Hay que tener en cuenta que no todos los emprendedores provienen de clases medias-bajas, y que muchos de ellos parten de un ahorro considerable que termina dedicado a la actividad empresarial.

Ventajas del Bootstrapping

Sin entrar a valorar consecuencias, la idea de emprender sin apenas recursos es increíblemente atractiva. Y en realidad esa conclusión no está del todo equivocada, aunque no solo por lo que supone al esquivar el problema de la financiación.

Depender únicamente del capital propio permite reducir el peso que tienen los inversores y terceras partes en la toma de decisiones y los procesos de negociación relativos a las operaciones.

Sin ese escollo, el emprendedor tiene la posibilidad de dedicar todos sus esfuerzos “al producto en sí, y no a presentarse frente a inversores de capital riesgo y otras fuentes potenciales de inversión de capital”. El Bootstrapping también:

  • Fomenta la creatividad: al utilizarse recursos propios crecen los costes de oportunidad y eso fomenta la inventiva para sacar el máximo rendimiento a cada decisión. Cuando el capital es escaso la creatividad se torna vital.
  • Reduce el endeudamiento: sin tipos de interés ni comisiones crece el capital disponible para inyectar liquidez en otras actividades fundamentales. Sin deuda, además, los inversores estarán más abiertos a apostar por el negocio.
  • Refuerza la cultura corporativa: la filosofía del Bootrstrapping termina insertándose en la mentalidad de la empresa, esculpiendo una prioridad por la optimización de recursos incluso cuando el negocio marcha bien.

Desventajas del Bootstrapping

Sin las posibilidades que ofrece el apalancamiento, el potencial de crecimiento evidentemente queda limitado. ¿Cuánto? Dependerá de la cantidad de capital propio con el que se cuente para emprender.

Así por ejemplo, el emprendedor quizás no pueda comprar la maquinaria necesaria, contratar al profesional indicado o elegir al proveedor competitivamente más interesante. Es más, si surge algún problema imprevisto podrían existir dificultades para afrontarlo.

Del Bootstrapping se descuelgan otras tantas desventajas:

  • Menor tiempo de maduración: la necesidad de liquidez impide trazar planes a medio y largo plazo, y fuerza a reducir los procesos de desarrollo con la evidente desventaja que eso supone.
  • Competitividad limitada: la empresa no siempre podrá tomar las decisiones más competitivas por falta de capital, y tendrá problemas para lidiar con otras empresas si estas realizan afrentas directas o indirectas.
  • Mayor sensibilidad a cambios del mercado: tanto las oscilaciones del propio mercado como otros sucesos económicos tendrán mucho mayor impacto sobre un negocio sin capacidad de adaptación.
  • Tendencia al error: el emprendedor carga con toda la responsabilidad del negocio y eso deviene en una gran cantidad de estrés. Este será más proclive a cometer fallos, y por tanto, a terminar abandonando el proyecto.

9 de cada 10 startups terminan desapareciendo al cabo de los dos años, y el Bootrstrapping no ayuda precisamente a mejorar la estadística. ¿Es entonces un riesgo innecesario? No exactamente.

Esta técnica abre la puerta a muchos emprendedores que de otra forma no podrían materializar sus proyectos. No todos terminan triunfando, pero la mera probabilidad de hacerlo ya justifica la apuesta por el Bootstrapping.

¿Cómo se emprende con Bootstrapping?

Antes de apostar por este método es importante saber si realmente se adecúa a tus necesidades. En relación con eso, los casos más interesantes para él son:

  • Empresas recién creadas que no requieren grandes inyecciones de capital.
  • Empresas de emprendedores en serie: creadas con el capital obtenido de la venta de negocios anteriores.

Compañías de referencia actuales como Facebook, Coca-Cola, Microsoft, Cisco o SAP acudieron en sus orígenes al Bootstrapping de una forma u otra. ¿Cómo lo hicieron ellas?

El proceso normalmente suele ser gradual, entendiendo su desarrollo como un proceso de acumulación de dependencia exterior, a medida que crece el negocio y las ventas. Así:

  1. Primera etapa: emprendimiento con ahorros propios, ayuda de amigos y familiares, o conocidos de confianza. Durante semanas y meses el fundador trabajará por llegar al punto muerto operativo, y comenzar a generar ingresos.
  2. Segunda etapa: el emprendedor puede comenzar a sostener el negocio con los ingresos que obtiene de las ventas. Tras cubrir la inversión inicial propia el excedente comienza a financiar el crecimiento.
  3. Tercera etapa: también conocida como “fase de crédito”. A partir de aquí el empresario debe centrarse en financiar actividades concretas (equipamiento, personal, etc) solicitando préstamos o acudiendo al capital riesgo.

Algunos consejos extra

Aunque no existe una receta mágica del éxito, sí existen ciertas recomendaciones por parte de empresarios y expertos con cierto recorrido en el Bootrstrapping. ¿No sabes cómo proceder? Guy Kawasaki ofrece 11 principios a seguir en proyectos asociados a la técnica.

  • Pon énfasis en el flujo de caja y no en la rentabilidad.
  • Empieza planificando desde abajo y después sube.
  • Elimina las fases de testeo y céntrate en corregir después de lanzar.
  • Sé práctico y no tengas muy en cuenta la experiencia.
  • Empieza como empresa de servicios.
  • Deja de lado las apariencias y prioriza el valor.
  • Selecciona con cuidado las contiendas.
  • Reduce el personal al mínimo.
  • Dirígete al cliente directamente.
  • Diverge del líder.

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Y tú, ¿ya has apostado por el Bootstrapping?