Ha sido un tema de moda durante todo el 2020 y no de casualidad. El apalancamiento está intrínsecamente ligado a la deuda, y esta ya ha sobrepasado el 250% del PIB en España por el aumento histórico del gasto público.

Ya sea por salir de una situación compleja, por crecer apostando por el riesgo o por sostener estrategias ultradependientes, el crédito y el capital en los últimos años no ha dejado de distanciarse entre sí.

Es precisamente el apalancamiento uno de los principales responsables de este fenómeno; frente a una crisis de liquidez, y la necesidad de seguir operando, la deuda se ha convertido en un recurso imprescindible para sobrevivir.

Hoy en MÁSMÓVIL Negocios abordamos este concepto financiero aplicado a la realidad de las empresas, y matizamos entre su tipología a fin de encontrar estrategias válidas para un contexto tan inestable como el de la pandemia de la COVID.

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¿Qué es exactamente el apalancamiento?

Como si de una palanca se tratara, el dinero prestado permite aumentar los rendimientos, y así devolver la deuda al tiempo que se crece. El ciclo se repite una y otra vez, fortaleciendo negocios surgidos de la nada.

Así, el apalancamiento se puede entender como la financiación, ya sea de inversiones como de proyectos o estrategias, con capital de terceros. Para que estos fondos se consideren “apalancados”, claro, deben ofrecer un ROI capaz de devolver el equilibrio y generar plusvalía.

En la práctica no hay diferencia entre cerrar una ronda de inversión para tu startup o solicitar directamente un crédito a la entidad bancaria de turno, porque siempre que haya deuda para crecer habrá una ratio respecto al capital propio, y por tanto apalancamiento.

¿Entonces todos estamos apalancados? No, en la medida que no todo el endeudamiento persigue el crecimiento. Un crédito ordinario para hacer frente a un pago pendiente, por ejemplo, no busca rentabilidad y no está apalancado.

En fórmulas de financiación alternativas, el inversor suele solicitar un porcentaje fijo de los fondos prestados como garantía en caso de que se produzcan pérdidas. Este tipo de estrategias derivan en las conocidas opciones CFD.

Apalancamiento financiero

Desde el punto de vista puramente financiero siempre es más interesante operar con el capital propio en la medida de lo posible, antes que acudir a la deuda. La aversión al riesgo es una máxima evidente.

En el caso del apalancamiento financiero, tal y como señalan desde dinero.com, si las predicciones no se cumplen, “las pérdidas generadas también vendrán con apalancamiento”. Para explicar esta arma de doble filo:

Tenemos 10.000 euros de capital propio y esperamos que el mercado se revalorice un 13%. Para aprovechar la oportunidad solicitamos un crédito de 90.000 euros, y así invertir un total de 100.000 y multiplicar las ganancias.

En el momento de la verdad, en lugar de crecer, el merado cae un 5%. Si hubiéramos invertido únicamente nuestros 10.000 euros, las pérdidas habrían sido de 500 euros. Sin embargo, al habernos apalancado, la fuga se multiplica hasta los 5.000 euros.

A este riesgo inherente a la deuda se le suma el pago de intereses por el préstamo, el posible depósito de fondos de garantía —para evitar el “margin call”— y el peso psicológico derivado de toda operación fallida.

Fórmula del apalancamiento financiero

Lo más importante en este tipo de apalancamiento es la relación entre el ROI, es decir los rendimientos de la inversión, y el coste anual de la deuda remunerada. Sintetizado, consistiría en dividir los gastos financieros entre la deuda.

Si lo primero es superior a lo segundo, el apalancamiento sería positivo y si no negativo. La fórmula a seguir es la siguiente:

ROI = BAIT/Activo

Donde “Activo” es la suma de los capitales propios más la deuda. Se ha de tener en cuenta tanto la cuantía en sí (D) como el coste anual de la deuda (i) y el tipo de impuesto sobre sociedades (T).

Beneficio neto = (BAIT – i*D) – (1-t)

Apalancamiento operativo

Trasladado a la actividad empresarial, el apalancamiento más importante a gestionar es el operativo o económico. En este, lo que entendemos por “deuda” son los costes fijos que el negocio tiene que soportar incluso antes de comenzar a producir.

De esta manera, toda empresa inicia su andadura siempre en números negativos, pero estos sustentan una apuesta de futuro que permitirá crecer. Es decir, que el endeudamiento del emprendimiento está apalancado.

Este tipo de apalancamiento mide por tanto “la variación porcentual del BAIT o EBIT (beneficios antes de impuestos) frente a una variación en las ventas”, detallan desde CEUPE. Al principio el BAIT será equivalente a los costes fijos, pero la distancia se irá poco a poco reduciendo.

Lo ideal para una empresa nueva es llegar al punto muerto operativo en el que el BAIT equivale a 0 gracias al efecto del margen variable (precio unitario – costes variables unitarios). A partir de ahí, los beneficios irán poco a poco empujando el apalancamiento operativo hacia la ratio de 1.

Fórmula del apalancamiento operativo

La fórmula que permite calcular esto es el GAO (grado de apalancamiento operativo): diferencia entre volumen de ventas y costes variables o margen de contribución (MC), relacionado con el beneficio económico (BE o BAIT).

GAO = MC/BAIT

¿Se puede eliminar el riesgo del apalancamiento?

El éxito asegurado no existe. Ahora bien, la experiencia ha permitido tejer una serie de recomendaciones y estrategias que siguen por norma general todas las empresas e inversores a la hora de enfrentarse al apalancamiento.

Frente al apalancamiento operativo, lo más interesante es emprender el negocio con la menor inversión posible. Esto reducirá la cantidad de capital a apalancar, y el tiempo que se tarda en alcanzar el punto muerto.

Si no es posible replantear la estrategia, el emprendedor debería reconsiderar la posibilidad de esperar para acumular más capital propio, o de encontrar socios con mismos intereses que quieran compartir el riesgo.

En cuanto al apalancamiento financiero, para hacer frente a los riesgos los inversores apuesta por la diversificación de la cartera de activos. Pero no únicamente. También resulta práctico recurrir a:

  • Análisis de mercado elaborados por expertos: para predecir el corto y medio plazo.
  • Profesionales del Money & Risk Mangement (gestión del riesgo de capitales).
  • Límites de apalancamiento establecidos por las instituciones.

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Y tú, ¿ya manejas los distintos tipos de apalancamiento?