Se han hecho conocidos gracias a su crecimiento en Twitter, y al uso prematuro en los servicios de algunas empresas, pero los bots son una de las puntas de lanza más importantes de la Inteligencia Artificial.
En 2030 casi el 50% de las ganancias de las empresas serán producto de la aplicación comercial de soluciones IA. Son predicciones de un estudio de PwC, que respaldan la adopción urgente de la tecnología en todo tipo de industrias.
En 2018 un 72% de los directivos ya creían que la Inteligencia Artificial sería ventajosa en el futuro, y uno de cada seis creía en la pronta generación de calor de estas tecnologías sobre el Customer Service.
Ahora bien, no todos los bots son positivos. Hoy en MÁSMÓVIL Negocios abordamos el fenómeno de los chatbots, y tratamos de diferenciarlos de otros softwares perniciosos.
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Desconocimiento y exposición
El Síndrome del Objeto Brillante es un mal muy presente en este sector. Y es que, al tratarse de un campo novedoso, las compañías que se adentran en el mundo de los bots lo hacen improvisando o guiándose por tendencias.
"La mayor barrera para avanzar en sus planes sobre IA es la escasez de talento: sólo un 11% de las compañías afirma estar totalmente preparada para abordar sus iniciativas de IA", recoge la consultora.
De esta manera, "la mayor parte de las compañías está activamente inmersa en desarrollar las capacidades necesarias, adquiriendo y desarrollando nuevos perfiles profesionales en sus organizaciones."
¿Será suficiente? Como ya sucede en otros ámbitos, las organizaciones compiten en una carrera de fondo contra los hackers y las células delictivas. Así, los obstáculos con los que se toparán los interesados serán:
- El miedo al cambio.
- El tiempo de integración prolongado.
- La adaptación con la tecnología actual.
- Falta de talento especializado en temas de IA.
- Desconocimiento y falta de madurez de las soluciones y de los proveedores.
- Problemas legales y regulatorios.
- Un impacto poco estandarizado.
Por todo ello se hace necesario definir, al menos, las líneas básicas de actuación que permiten mantenerse alejado de los peligros crecientes del espacio digital.
Bots buenos
El bot no es más que un software programado para cumplir una tarea se forma automatizada. Para ello se recurre al Machine Learning; algoritmos capaces de aprender por sí mismos, y de mejorar con el paso del tiempo.
Chatbots
En la vertiente positiva y generadora de valor para las empresas destacan los chatbots. Estos programas son capaces de mantener conversaciones coherentes y lógicas con los usuarios.
Suelen ser así empleados para cuestiones de ATC, especialmente en el sector financiero y en la web corporativa. Algunas empresas ya permiten esquivar los clásicos "datos de contacto" para poder resolver las dudas directamente con estos softwares.
Eso sí, todavía es pronto para apostar por una sustitución completa del personal por robots. Tanto que un 58% de los encuestados por la empresa UJET declaraban no sentirse satisfechos con el servicio de los chatbots.
Lo que no quiere decir que en el futuro el interés por la mensajería instantánea y por estos programas no vaya a seguir creciendo.
De hecho, según MarketsandMarkets, para el 2022 el 90% de los bancos ya podrán automatizar hasta el 90% de sus servicios, y el 40% de las empresas con más de 500 empleados ya habrán implementado un asistente virtual en los móviles de sus empleados.
Para entonces la industria de los bots ya valdrá cerca de 2.000 millones de dólares.
Rastreadores web
Parte del perfeccionamiento que ha registrado el servicio de Google se explica por el uso bots, pero por unos distintos a los chatbots.
Las empresas ahora pueden mejorar enormemente sus estrategias de posicionamiento gracias a programas como robots.txt en Wordpress, o herramientas como AwStats; capaz de detectar que bots se han pasado por una web.
Estos softwares, también conocidos como crawler web, se apoyan en los principales buscadores de la red para ir detectando todos los hipervínculos o enlaces. Tras eso aplican una serie de reglas y establecen puntuaciones que condicionan la visibilidad de los sitios.
Redes sociales
Es el medio donde más contacto tienen con los usuarios, y donde más conocimiento hay sobre su funcionamiento. El bot en redes sociales es responsable de cuentas artificiales que se encargan de publicar determinados contenidos.
A nivel empresarial pueden ser empleados para postear ofertas o contenidos específicos durante horas de máxima efectividad.
En los últimos años, sin embargo, los bots se han hecho conocidos por protagonizar escándalos políticos en los que se trataba de moldear la opinión creando consensos sociales falsos en torno a determinados temas.
Envío de correos
Es una tarea farragosa que suele conllevar pérdidas de tiempo elevadas. En muchas empresas, y especialmente agencias de comunicación, el envío masivo de correos es un reto diario al que hay que enfrentarse.
Herramientas como Mailchimp ya facilitaban la cuestión, pero en el último lustro los bots han llegado para terminar de simplificar la ecuación con una automatización completa.
Con estos bots las empresas pueden enviar a todos sus clientes o a listas personalizadas sin mover un solo dedo. Habitualmente también se emplean para realizar envíos a clientes cuando compran un artículo o se informan de alguna promoción.
Bots malos
Una sola persona no puede llevar a cabo todas las tareas que hay que mantener al mismo tiempo para tumbar según que sistemas de seguridad. No sorprende que los hackers hayan terminado recalando en el bot como solución.
Que haya softwares malignos no quiere decir que sean malos por sí mismos. El bot no es ni bueno ni malo, lo es el programador que está detrás de su código.
Caídas masivas
Por desgracia, cada año crecen el número de ataques realizados con estos programas. Son frecuentes las redes de bots que "targetean" de forma continua servidores y los famosos ataque DDoS (Denial of Service).
Cientos de bots acceden a redes de sistemas y deniegan el acceso de los usuarios a un servicio o recurso determinado.
Normalmente se traduce en la pérdida de conectividad o en la sobrecarga de recursos computacionales. El receptor se satura, pues las solicitudes de usuarios siguen llegando, y se produce la temida caída.
Así fue cómo en 2013 se colapsó el centro financiero de Londres, o cómo en 2016 quedaron fuera de servicio Twitter, Spotify, Amazon, Netflix y la versión digital de The New York Times en Estados Unidos.
Contraseñas, SPAM y vulnerabilidades
El otro frente en el que el bot también tiene una gran incidencia es en el mercado de las aplicaciones móviles.
El programa se especializa en encontrar flancos sin proteger para dejar fuera de servicio los terminales de aquellos usuarios que no se preocupan por mantenerse actualizados con las últimas versiones de los softwares.
Este sistema también se utiliza para atacar ordenadores o sistemas de redes. La idea de los ciberatacantes pasa por escudriñar la reden busca de cualquier vulnerabilidad, por mínima que sea.
Lo anterior explica por qué algunos bots se han especializado en descifrar contraseñas, y por qué las empresas dedicadas a la ciberseguridad no dejan de idear nuevos servicios de protección.
En el lado más "blando" del frente delictivo también se cuentan los bots de SPAM; programas dedicados a saturar a empresas o usuarios con envíos indiscriminados de correos molestos. Recurrentemente estos incluyen virus que se activan al ser abierto el mensaje.
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