La aparición del Bitcoin hace ya más de una década permitió convertir muchos idealismos del pasado en realidades crecientes. Ese fue precisamente el caso de los Smart Contracts o Contratos Inteligentes, una idea suscitada a finales de los 90, que tuvo que esperar a la tecnología para hacerse realidad.

Los avances en términos de programación y seguridad digital han favorecido la aparición de infinidad de aplicaciones soportadas bajo la lógica que sigue la propia moneda creada por Satoshi Nakamoto.

Hoy en MÁSMÓVIL Negocios tratamos de arrojar un mínimo de claridad sobre el complicado mundo del blockchain, y sobre una solución empresarial que año tras año gana en reputación. ¿Es interesante en tiempos de crisis?

Smart Contracts para pymes

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¿Qué son los Smart Contracts?

En 1995 el científico Nick Szabo comenzó a soñar con la idea de una moneda ajena a las instituciones, que pudiera autorregularse de forma garantista, y que no dependiese de las tribulaciones económicas.

Solo dos años después de mencionarlo por primera vez en un documento, el propio Szabo dio todos los detalles necesarios en otro artículo, que posteriormente serviría para hacerlo realidad a través de la tecnología.

Su sueño no pudo cumplirse hasta más de una década después, pero la literatura que dejó por el camino sirvió muchos años después para que otros programadores dieran con la tecla correcta a través de los protocolos DTL.

El blockchain, uno de estos mecanismos de código, permite el intercambio de dinero entre dos agentes de forma pública y transparente. El valor de esta moneda se regula solo en función de la cantidad de bloques que los mineros son capaces de extraer.

Es decir, del éxito que tengan a la hora de recopilar conjuntos de transacciones, y de adivinar la serie de números que cierran cada identificador de forma aleatoria. La explicación es algo espartana, pero sirve para entender la base sobre la que se sustentan los contratos inteligentes.

Y es que, estos no son más que contratos que se ejecutan de forma automática, y que no requieren de ningún intermediario para asegurar su cumplimiento. En realidad, son conjuntos de códigos repartidos en miles de nodos que impiden su manipulación interesada.

 

Un ejemplo sencillo

No sorprende que los Smart Contracts se están utilizando en la actualidad en multitud de ámbitos. Por la seguridad que otorgan, por el ahorro de tiempo y costes que supone, y por su sencillez.

Aunque entender la programación detrás del protocolo solo está al alcance de los desarrolladores, en la práctica solo es necesario entender que este contrato inteligente es simplemente, la traslación segura del documento tradicional que refleja el acuerdo entre dos partes.

Por ejemplo, en una casa de apuestas, al cerrarse la puja, el Smart Contract sabría acceder a la base de datos en cuestión, analizar los resultados, y cruzarlos con las apuestas de cada participante.

A continuación, se limitaría a hacer cumplir el contrato enviando el dinero correspondiente a cada interesado. Todo este proceso se realiza de forma automática y segura gracias al complejo blindaje que lo resguarda.

 

¿Cómo funcionan los Smart Contracts?

El código que conforma el contrato se almacena en una cadena de bloques. Es decir, en un registro virtual con un conjunto de todas las transacciones que se han realizado en un periodo de tiempo determinado.

La programación se realiza construyendo un mecanismo consecuencialista de relación directa: "si A entonces B" / "si no A entonces no B". Junto a él se añaden las condiciones del contrato que permiten la activación del protocolo.

No estamos ante ninguna solución "mágica" o "inteligente". Se trata de un uso planificado de la tecnología para evitar infracciones. Pese a que en estos blockchains también existen APIs que permiten acceder a la información desde el exterior, la distribución en nodos impide la vulneración de la seguridad.

 

¿Cuáles son las garantías de los Smart Contracts?

Que sea un conjunto de códigos no significa que no se puedan producir errores. Para evitarlos, los desarrolladores no necesitan recurrir ni a abogados, ni a la justicia ni ninguna entidad financiera intermediaria.

En casos de préstamos, por ejemplo, quien cede el dinero puede cancelar las claves digitales que dan acceso al fondo en cuestión, si el deudor no efectúa el pago correspondiente. Y este mecanismo se replica en cualquier otra aplicación.

En contratos de compraventa, el protocolo vigila el cumplimiento del acuerdo accediendo a los programas de seguimiento de la empresa de mensajería y paquetería. Si se cumple el envío, el Smart Contract pasa a abonar el dinero de la compra; sino lo hace, no realiza la transferencia.

La imparcialidad del código proporciona garantías máximas siempre de extremo a extremo, e impide supuestos partidistas que infringirían la ley.

 

El papel del oráculo

En los Smart Contracts no interviene ningún intermediario, pero sí existen unas figuras que actúan en caso de emergencia. Son los oráculos; instrumentos informáticos que permiten validar las condiciones del contrato en caso de conflicto o duda.

Esta suerte de "agente externo" recurre a la información del entorno para validar sus conclusiones, y procede a contrastarla para ofrecer una resolución.

Para evitar que sean manipulados de forma interesada, su disposición es similar a la de los bloques, y su creación es ajena a las partes implicadas en los contratos.

 

Aplicaciones reales de los Smart Contracts

Al igual que el propio blockchain, los contratos inteligentes están todavía en una fase muy prematura de su desarrollo. Sin embargo, son cada vez más las empresas y, especialmente pymes, que recurren a ellos por las facilidades que proporcionan en los trámites del día a día.

"El potencial de las tecnologías DLT para transformar el funcionamiento de la industria financiera es enorme", explica Alicia Pertusa de BBVA." Sin embargo, estamos todavía en una primera fase exploratoria: las tecnologías son aún muy inmaduras y necesitan de un mayor avance de estandarización de procesos".

El Ethereum es una de las plataformas más populares para gestionar contratos, gracias a que opera sin una consola central: para crear contratos inteligentes p2p opera a través de una máquina virtual descentralizada llamada EVM.

Otra propuesta que ha ganado fuerza en los últimos años es el Lisk, una plataforma descentralizada que se caracteriza por la rapidez que le otorga el lenguaje Javascript (en contraposición de Solidity).

Los Smart Contracts se pueden utilizar para seguros, préstamos, herencias, e incluso donaciones. Algunos se emplean para contratos de compraventa, o para limitar el gasto público o privado en un determinado proyecto.

 

 

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Y tú, ¿ya conocías los Smart Contracts?