Aunque el crecimiento del teletrabajo ha derivado en una explosión del segmento de portátiles profesionales, el debate entre ordenador de sobremesa y este otro tipo de equipo no ha terminado de resolverse en las dos últimas décadas.

La respuesta más idónea, lejos de ser sencilla, está cruzada por las particularidades de cada caso, y por las experiencias variopintas de las empresas. ¿Es mejor un portátil o un sobremesa para la oficina?

Se puede extraer tanto argumentos a favor como en contra de ambas opciones. Hoy en MÁSMÓVIL Negocios tratamos de recopilar los más importantes para aclarar esta complicada decisión.

portátil o sobremesa

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Ordenadores de sobremesa en la oficina

Es la elección más conservadora y tradicional, pero quizás la más costosa. Adquirir un número determinado de ordenadores de sobremesa implica comprar monitores, torres, ratones y todo tipo de periféricos con especificaciones elevadas.

A cambio, permite alcanzar un nivel de personalización más elevada, en cuanto a que está abierto a configuraciones y combinaciones de hardware casi ilimitadas. No obstante, el declive en ventas de estos sistemas es un aspecto al que hay que prestar atención.

¿Por qué las empresas tienden a optar por los portátiles? Los equipos fijos impiden a los trabajadores moverse por la oficina con libertad, y limitan en gran medida la capacidad de acometer reuniones productivas.

Esta flexibilidad quedó patente durante la primavera de 2020: aquellas empresas con portátiles pudieron acogerse al teletrabajo en el Estado de Alarma, y las demás tuvieron que detener su actividad, o delegar a los desprotegidos equipos domésticos de los propios empleados.

  • Potencia: en puestos de gran exigencia, estos ofrecen componentes de mayor capacidad, y pueden trabajar durante más tiempo sin asfixiarse por falta de refrigeración.
  • Escalabilidad: se pueden ampliar fácilmente el número de periféricos, e intercambiarlos entre sí en base a necesidades.
  • Eficiencia: son más aptos para trabajos de diseño gráfico o edición de vídeo. En cualquier caso, para puestos con una gran demanda de procesador.
  • Precio: aunque se pueden encontrar tarifas similares a las de los portátiles, la gama mínima para operar con soltura en la oficina suele partir de un precio superior.
  • Movilidad: muy limitada o inexistente. La empresa puede optar por instalar equipos permanentes en las salas de reuniones.

Ordenadores portátiles en la oficina

Los postulados de la transformación digital, el Internet de las Cosas, y la oficina inteligente (smart office) han convertido al portátil en la herramienta básica de trabajo. Y no por casualidad.

Este tipo de equipos ofrecen la flexibilidad y la movilidad que se requiere en una realidad de absoluta conectividad. Se pueden trasladar con ningún tipo de esfuerzo, y permiten a las empresas romper las limitaciones físicas tradicionales de la oficina.

Reuniones externas, internas, teletrabajo, viajes de negocios, adaptación a imprevistos. No es extraño que la mayoría de organizaciones, especialmente las nacidas en la era digital, apuesten por los portátiles como medio de trabajo.

¿Son el futuro los portátiles? No exactamente, No al menos como se los conoce hoy. La creciente importancia de los smartphones en la oficina seguirá vigente en la próxima década, y acabará por transformar los flujos de trabajo para siempre.

Ahora bien, esto no significa que la inversión en estos equipos no sea interesante a largo plazo. Todo lo contrario. Las compañías más importantes de la industria están centrando sus esfuerzos en innovar precisamente este mercado.

Nuevas prestaciones, potencias, posibilidades. En los próximos años los portátiles seguirán evolucionando y mejorando, para facilitar a las empresas la adquisición de procesos productivos.

  • Potencia: en término medio, suficiente. En caso de trabajos exigentes se necesitaría equipos de corte “gaming” con gráficas y procesadores superiores.
  • Escalabilidad: reducida o nula. Los portátiles disponen de puertos reducidos y necesitan adaptadores para periféricos muy específicos.
  • Eficiencia: aunque su potencia es limitada, están muy abiertos a la interconexión, y permiten compartir archivos y espacios más fácilmente.
  • Precio: los básicos son inadecuados para espacios de trabajo, y los medios se aproximan a los de los ordenadores de sobremesa. Gran variedad.
  • Movilidad: absoluta. Permiten modelos de trabajo remotos, y facilitan el movimiento dentro de la oficina.

Mirando a las cifras

En busca de un referente que ayude a entender la evolución del mercado en base a la preferencia de los consumidores, resulta práctico mirar las cifras de la industria en los últimos años.

De acuerdo con Stadista, el 2019 se cerró con 166 millones de envíos de portátiles, frente a los 136,8 millones de ordenadores de sobremesa. Esta victoria de uno de los frentes se ha venido dibujando a lo largo de toda una década.

Y es que desde el pasado 2010, cuando los portátiles apenas facturaban 19 millones de unidades, la tendencia de los consumidores no ha dejado de virar hacia ellos. Así, los “sobremesa” han llegado a perder hasta un 42% de cuota de mercado en este periodo.

Para el año 2024, la previsión apunta a un ensanchamiento todavía más pronunciado de la brecha entre tipos de equipos: casi 200 millones de portátiles, y 122 millones de ordenadores de sobremesa.

SOBREMESA PORTÁTIL
POTENCIA Elevada Media
ESCALABILIDAD

Elevada

Baja o nula
EFICIENCIA Media Elevada
PRECIO Elevado Medio
MOVILIDAD Nula Muy elevada

Todo ello no quiere decir necesariamente que la elección de las empresas siempre haya de pasar por el equipo portátil. De hecho, en los últimos años la irrupción de los teléfonos inteligentes en el espacio de trabajo ha disuelto la frontera entre los tipos de hardware.

Antiguamente los portátiles y los sobremesa tenían ventajas muy bien definidas, y las empresas se adaptaban a ellas en función de sus necesidades.

En la actualidad los smartphones, y el IoT en general, ha empujado a las oficinas a sumergirse en una conectividad 360. Los All in One, convertibles y las notebooks han reforzado este cambio.

A por el modelo híbrido

Afrontar la cuestión de la elección de equipos de forma partidista es del todo equivocado. La realidad es que las empresas referentes tienden a adoptar modelos híbridos, sin dar preferencia a los portátiles o los sobremesa.

No existe una regla escrita que obligue a escoger entre uno u otro. Los puestos de diseño gráfico podrán optar por los equipos tradicionales, mientras que otros empleados medios podrían optar por portátiles.

La idea fundamental es que la organización estudie sus necesidades, calcule el presupuesto del que dispone, y fije un ROI determinado a alcanzar. Eso podría devenir en porcentajes diferentes del reparto dependiendo de cada caso.

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Y tú, ¿ya has decidido con qué ordenador quieres trabajar?