Lo que en un principio se interpretó como un paréntesis económico y social ahora muchos expertos lo ven como un cambio de paradigma. El mundo del futuro será ligeramente distinto, y la innovación ocupará un papel muy importante en él.
Conceptos como la sostenibilidad, la Responsabilidad Social Corporativa o la transparencia tendrán un valor más trascendental que el aportado en la actualidad. Y las empresas que no lo perciban, podrían ser víctimas de lógicas competitivas que no alcanzan a comprender.
Hoy en MÁSMÓVIL Negocios hacemos un repaso por las opiniones de expertos, para dibujar un posible futuro económico sujeto a negocios más responsables e integradores.
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Equiparse para el futuro
La urgencia estratégica ha dominado a muchas empresas. Especialmente a aquellas más golpeadas por los efectos de la crisis. Tras tres meses del impacto, por fin se empiezan a percibir los efectos intangibles de esta recesión.
Tras varios años tejiendo sus planes de futuro realizando inversiones y reorientando recursos, las organizaciones, agotadas por el sobreesfuerzo general, ahora se enfrentan a un porvenir incierto.
No solo porque ni los expertos económicos son capaces de adivinar cuáles serán las consecuencias reales del impás, sino porque todas las proyecciones previas al mes de marzo se han quedado caducas.
De la recuperación en forma de "V" que pronosticaban los más optimistas, a una recuperación en forma de "L" sin un despegue concreto. La incertidumbre no se ha disipado a pesar de la reapertura paulatina de la economía, y esto no hace más que fomentar el retraso de decisiones.
"Se va a dinamizar", opina Gerard Olivé, cofundador de Antai, sobre los sectores más beneficiados por la crisis. Y es que estas no dejan de ser oportunidades para los jugadores más inteligentes.
"Toca hacer las cosas de una forma diferente, aunque esto plantea retos desconocidos", añade. Las decisiones que se tomen hoy, determinarán la posición competitiva del futuro. Cosa que no se puede garantizar sin la ayuda de la innovación.
Herramientas del "hoy" para los retos del "mañana"
La innovación es la mejor herramienta para combatir los desafíos del futuro. El ejemplo más claro de este enunciado lo simboliza la industria del automóvil, un sector forzado a la reconversión para cumplir los objetivos de contaminación de las próximas décadas.
Este caso es paradigmático, porque no deja de ser resultado de una intervención de los estados —la Comisión Europea—, para reducir las emisiones de gases contaminantes en las ciudades.
En otras industrias la reestructuración vendrá provocada por un cambio de preferencias entre los consumidores, y por las nuevas obligaciones de responsabilidad para con el planeta que se impondrán tras el golpe de la pandemia.
A las empresas manufactureras y también a las pertenecientes al sector retail les afectarán las limitaciones del uso de plásticos, muy comunes en embalajes y en bolsas. ¿Cómo lo resolverán las afectadas? Innovando, claro.
Al sector de la construcción le golpeará la necesidad de mantener una sostenibilidad más manifiesta en las obras, y eso empujará a encontrar soluciones eficientes entre las grandes inmobiliarias y constructoras.
A las pymes del sector primario podría afectarles restricciones de producción en pos de un consumo más responsable. E incluso a las grandes multinacionales les presionará la concienciación social.
Aquellas firmas más opacas se verán forzadas a replantearse sus estrategias de comunicación y de Responsabilidad Corporativa. No hay sector que quede al margen de los desafíos del futuro, y tampoco hay empresa que no esté apostando por la innovación para sortearlos.
La Estrategia de Economía Circular a través de la innovación
Detener la economía ha permitido a las instituciones y a los ciudadanos observar, desde una perspectiva algo lejana, el ritmo desacerbado por el que se regía la economía.
No sorprende que ahora se esté dando prioridad a aquellos planes que nos acercan a la idealizada Economía Circular; un modelo sostenible y respetuoso con las personas y el medioambiente.
En febrero de 2018 las instituciones europeas propusieron una estrategia comunitaria que este mismo mes de junio el Gobierno Español por fin ha materializado en la EEEC (Estrategia Española de Economía Circular), o "España Circular 2030".
La intención pasa por impulsar un nuevo modelo de producción y consumo en el que el valor de los bienes y de los recursos se aproveche lo máximo posible antes de ser desechados. Los objetivos concretos son:
- Reducir un 30% el consumo nacional de materiales.
- Mejorar un 10% la eficiencia del agua.
- Recortar un 15% la generación de residuos respecto a 2010.
- Incrementar en un 10% la reutilización de residuos municipales.
- Reducir la generación de residuos de alimentos en toda la cadena.
Se podrían interpretar como propósitos sociales que han de alcanzar las instituciones en conjunción con la ciudadanía, pero lo cierto es que las empresas son las principales afectadas.
Innovación en pequeño
"El éxito de cualquier empresa pasa por el aprendizaje continuo, dispuesta la mente a la observación del entorno, ejercitando la autocrítica y manteniendo una metodología de trabajo que asegure las decisiones, controlando la gestión y analizando los resultados objetivamente".
La ENAE define una serie de principios que han de seguir las empresas para que puedan aprovechar los conocimientos fruto de sus procesos de innovación.
Ahora bien, ninguna de las compañías más innovadoras de la actualidad comenzó acertando con grandes inversiones y atrevimientos. Se trata de un camino largo y tortuoso, que ha de gestarse a lenta velocidad para que la organización pueda evolucionar de forma natural.
Por eso es importante remarcar que no importa el tamaño del negocio cuando se habla de innovación. A esta puede acogerse tanto un bar de barrio como una startup en pleno crecimiento.
Varias caras de la misma moneda
No hay que olvidar que todos operan en el mismo mercado globalizado, y que las dinámicas de competitividad serán homogéneas para todas y cada una de las empresas. El camino más sencillo hacia la diferenciación pasará por la innovación.
Es decir, por generar bienes o servicios novedosos e inéditos, que aporten un valor real. Y para ello se debe trabajar desde un punto de vista holístico y en varios frentes.
- Visión empresarial: sin conciencia y cultura, no hay progreso posible. La parte de crecimiento de cualquier unidad de negocio debe ser consecuencia de la innovación, siendo esta una obligación parcial que evitará enfrentamientos internos.
- Productividad: en este aspecto, la innovación debe estar centrada en reducir los costes de producción,y en aumentar el valor de lo producido. Todo ello bajo un máximo de sostenibilidad.
- Visión humana: quien innova de forma cortoplacista, renuncia a los beneficios de un proceso de vanguardia real. Esto es, que el espíritu de la empresa cambie y que todos los trabajadores se impliquen en evolucionar.
- I+D: no se puede menospreciar lo que comúnmente se asocia con la adquisición pura de tecnologías, conocimientos y medios. Y es que, la globalización -ahora en pausa-, hará más importantes que nunca las relaciones con el exterior.
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