La industria de la telefonía móvil venía impulsando su rápido crecimiento en los últimos años, pero la pandemia ha trasladado ese efecto expansivo hacia prácticamente todos los mercados. El Cloud Computing está hoy aquí para quedarse, y no como una alternativa.

Para las empresas más competitivas el crecimiento de los datos (Big Data), la personalización de servicios (Machine Learning) o la conectividad de servicios (Internet de las Cosas) son materias de cabecera en la conquista de los retos futuros.

En este contexto, la nube ejerce al mismo tiempo de plataforma y de gasolina para la concreción y cohesión de dichas tendencias. Por eso no sorprende que con la llegada de la crisis se disparara el interés de las organizaciones por su porvenir.

De acuerdo con Gartner, a término de 2021 la nube pública alcanzará los 332.300 millones de dólares de inversión, es decir, un 23,1% más de lo que registró solo un año antes.

"Las tecnologías emergentes, como la contenedorización, la virtualización o el edge computing, están impulsando el gasto adicional en la nube”, recoge el estudio. “La pandemia ha servido básicamente como multiplicador del interés de los CIO por esta."

Esta tendencia, que proseguirá durante la próxima década a razón de un CAGR superior a las dos cifras porcentuales, estará liderada por el SaaS (software como servicio) y por otras variantes complementarias.

Así, hoy en MÁSMÓVIL Negocios queremos indagar en los distintos frentes del Cloud Computing, a fin de simplificar tanto acrónimo anglosajón y de dilucidar qué campos serán más interesantes tanto para empresas como para inversores.

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SaaS (Software as a Service)

Es el último esfuerzo tecnológico de una larga campaña iniciada en la década de los 60. El Software como Servicio representa la fórmula perfeccionada para centralizar aplicaciones empresariales.

En los 90, tal y como explican desde Salesforce, “dicha idea evolucionó con el auge de Internet en los proveedores de servicios de aplicación (ASP), esto es, con la aparición de terceros gestionadas y alojadas por un proveedor”.

El problema era que algunos softwares seguían necesitando instalarse en los equipos de los usuarios. Con el SaaS, y más concretamente la nube, esta condición desaparece, migrando toda la gestión del proceso a la red.

¿Cómo funciona en la práctica? El cliente alquila el uso de una aplicación y sus empleados se conectan a ella a través de Internet. “Toda la infraestructura subyacente, el middleware, el software y los datos de las apps se encuentran bases del proveedor”, señala Microsoft.

Esto permite a las empresas obtener servicios competitivos que de cualquier otra manera no hubieran podido conseguir: a un precio bajo y ajustado a consumo, y con una flexibilidad absoluta.

El SaaS se materializa normalmente o en programas de mailing, colaboración y calendarios, o bien en CRM y ERP. “Pagas por el uso que haces de ellas a través de una suscripción o conforme al nivel de uso”.

Futuro del SaaS

Con una demanda de altos volúmenes de datos, y el aumento diario de las copias de seguridad y del rendimiento del software, es probable que las empresas subcontraten cada vez más actividades de IT a proveedores de servicios especializados”, apunta Salesforce.

Conforme a datos de Gartner, esto se traducirá en un mercado para finales de año de nada menos que 122.633 millones de dólares. El SaaS ya fue el sector con más peso del Cloud Computing en 2020, y así se mantendrá al menos durante el próximo lustro.

Desde Forbes se destacan tendencias de interés a medio plazo como el microSaaS (en nichos de mercado), el mobile-first o la integración con el sector de la Inteligencia Artificial. “El futuro del SaaS estará definido por una premisa: ‘hacer más con menos”.

PaaS (Platform as a Service)

Si el SaaS ofrece aplicaciones concretas a las que se les ha extraído el coste de mantenimiento y configuración, el PaaS es ese mismo esquema pero con plataformas como producto de adquisición.

Esta, por tanto, no es más que una modalidad del Cloud Computing en la que un proveedor vende plataformas de software mantenidas con sistemas de hardware propios.

La PaaS es ideal principalmente para desarrolladores y programadores ya que permite que el usuario desarrolle, ejecute y gestione sus propias aplicaciones sin tener que diseñar ni mantener la infraestructura ni la plataforma que suelen estar relacionadas con el proceso”, indica Red Hat.

En su ejecución dicho servicio incluye servidores, almacenamiento y redes —igual que el SaaS—, así como middleware, herramientas de desarrollo, servicios de inteligencia empresarial (BI) y sistemas de administración de datos.

PaaS está diseñado para sustentar el ciclo de vida completo de las aplicaciones web: compilación, pruebas, implementación, administración y actualización”, concretan desde Microsoft.

Para las empresas, gozar de este marco de desarrollo —escalabilidad, disponibilidad y funcionalidad “multinquilino”— supone un ahorro de tiempo importante en materia de cantidad de código a programar por parte de los desarrolladores.

Futuro del PaaS

Para inicios de 2023 este mercado habrá concluido un lustro de crecimiento multiplicador, doblando su tamaño de 550 plataformas y 21 categorías en 2018, a más de 1000 servicios, medio centenar de especialidades y más de 71.000 millones de facturación.

Desde Gartner destacan para el medio y corto plazo tendencias PaaS como la plataforma cloud continua (un todo contenido por esta tecnología y complementado por el SaaS y el IaaS), las plataformas sin servidor, equipos microvirtuales o las ofertas low-code.

IaaS (Infrastructure as a Service)

Ni aplicaciones ni marcos de desarrollo; el IaaS ofrece —también bajo demanda— recursos informáticos concretos. Es la vertiente física (hardware) del Cloud Computing, traducida en redes, almacenamiento y servidores a petición.

La migración de la infraestructura a una solución de IaaS ayuda a reducir el mantenimiento de los centros de datos locales, a ahorrar dinero en los costos de hardware y a obtener información empresarial en tiempo real”, destaca Microsoft.

Con este servicio las empresas pueden así prescindir de instalaciones generales con costes fijos ineludibles, para adquirir solo aquellos componentes que necesitan en cada una de sus actividades o proyectos.

Las soluciones de IaaS ofrecen la flexibilidad necesaria para escalar y reducir verticalmente los recursos de TI a petición. También ayudan a aprovisionar rápidamente nuevas aplicaciones y a aumentar la confiabilidad de la infraestructura subyacente”.

Dichos productos se complementan con el SaaS y el PaaS porque sirven de ecosistema general sobre el que las empresas desarrollan tanto aplicaciones como plataformas. Todo ello siempre bajo un enfoque de préstamo ajustado a necesidades.

En la práctica el IaaS se contrata para hacer migraciones lift-and-shift, configurar y desmontar entornos de prueba a gran velocidad, almacenar y recuperar información, hacer copias de seguridad, desarrollar aplicaciones web o alimentar clústeres de equipos de alto rendimiento.

Futuro del IaaS

En apenas dos años de década habrá doblado su facturación hasta los 106.800 millones de dólares. El IaaS acompañará el crecimiento general del Software as a Service como pilar fundamental de un Cloud Computing que camina hacia la integración absoluta del “on-demand.

A corto plazo, la falta de formación entre los proveedores podría provocar un retraso, “de dos años o más”, en la migración de casi la mitad de las organizaciones tecnológicas. Poco a poco, sin embargo, las skills se irán perfeccionando.

Las estrategias lift-and-shift dejarán paso a la modernización y la refactorización apoyadas en el trabajo de los proveedores de servicios gestionados y los System Integrators. ISE Magazine destaca además otras tendencias para la década:

  • Crecimiento de las nubes híbridas
  • Consolidación de la multinube
  • Guía y respuesta de las demandas del Big Data
  • Computación líquida como sustituta o paso lógico del BYOD (Bring Your Own Device)
  • Mejora de la seguridad
  • Aumento de la capacidad de almacenamiento

Otras modalidades complementarias del Cloud Computing

Dejando de lado el Saas, PaaS e IaaS —sectores de cabecera para el mercado de la nube—, en los próximos años también crecerán otras modalidades secundarias y específicas englobadas dentro de esa filosofía de servicio.

  • DaaS (Desktop as a Service): oferta de escritorios virtuales subcontratados a proveedores externos. Facturará más de 2.600 millones de dólares para finales del próximo 2022.
  • FaaS (Functions as a Service): más conocida como “severless architecture” porque los servidores pasan a formar parte del modelo de contrato de la infraestructura. Permite ejecutar apps a través de containers ad hoc.
  • CaaS (Container as a Service): como su propio nombre indica, es la oferta de contenedores a través de la nube. Está a caballo del Iaas y el PaaS.
  • MSaaS (Managed Software as a Service): el proveedor además ofrece apoyo y mantenimiento para las aplicaciones.
  • DBaaS (Data Base as a Service): acceso y uso de bases de datos sin necesidad de descargarla o alojarla en un espacio específico.
  • SECaaS (Security as a Service): oferta de servicios de seguridad bajo demanda (normalmente un modelo de suscripción).

La lista sigue y sigue, siempre manteniendo la premisa del “on-demand”: analytic, backup, business, communications, content, logging, monitoring, network, payments, robots, searchs, storage, etc.

¿Qué nube es más interesante para mi empresa?

La respuesta dependerá de las necesidades presentes. Cada proyecto necesitará unos recursos diferentes, y en base a ellos se identificarán los proveedores más interesantes con según qué características.

Dede Red Hat ofrecen un enfoque más pragmático a la pregunta. “Eso depende de cómo desees gastar tu dinero” apuntan. “¿Desea incurrir en gastos operativos (OpEx) o de capital (CapEx)?”. Dicha cuestión indicará si se debe escalar vertical u horizontalmente el sistema.

Así pues, habrá de elegirse un tipo u otro de nube:

  • Pública: aunque técnicamente con ella los usuarios tienen una acceso ilimitado a los recursos, esta puerta de entrada “suele representar gastos operativos”.
  • Privada: más costosa y comprometedora. “Implementar más recursos requiere la compra o el alquiler de más sistemas de hardware, lo cual implica un gasto de capital”.
  • Híbrida: permiten dedicar gastos operativos a la escalabilidad horizontal y gastos de capital a la escalabilidad vertical. Es la alternativa habitualmente más adoptada por las empresas de tamaño medio.

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