A la falta de liquidez, de oportunidades y de estabilidad empresarial se responde con optimización y eficiencia. Valores ambos condensados en la metodología Lean Startup.
Hace poco más de una década un emprendedor y visionario creyó oportuno adaptar la revolucionaria técnica inventada por Kiichiro Toyoda a principios de siglo XX, para marcar un punto de inflexión en el ecosistema de las startups.
El Lean Startup partía del mismo principio que el Lean Manufacturing auspiciado por Toyota, y permite a nuevos proyectos seguir atajos competitivos durante las primeras fases de negocio. Hoy, en MÁSMÓVIL Negocios, indagamos en este concepto.
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Sencillez ante lo complejo
¿Son realmente necesarios todos los trámites burocráticos y empresariales? En la actualidad y de acuerdo con Harvard Business School, el 75% de las startups financiadas con capital riesgo nunca devuelven el dinero.
Entre un 30 y un 40% de los inversores que apuestan por este tipo de proyectos pierden todo su capital. El fenómeno sigue creciendo, pero los números que rodean al fracaso se mantienen estables.
En algunos casos por falta de previsión, en otros de experiencia, y en casi todos de tiempo y liquidez. La metodología Lean Startup revisa todo el camino del emprendimiento para quedarse solo con lo verdaderamente necesario.
El origen
Eric Ries había vivido las experiencias necesarias para manejar un pensamiento analítico y crítico hacia el emprendimiento más idealizado.
Primero fracasando con Catalyst Recruiting, una primera startup de contactos laborales para estudiantes que se hundió por dilatar demasiado los tiempos y no entender las necesidades de los clientes.
Después cosechando otra cruz como ingeniero de sistemas en There Inc; empresa de 200 empleados, 5 años de vida y 40 millones de dólares de financiación, que no logró superar los primeros estadios de desarrollo con su producto, There.com.
Ries pasó años reflexionando por qué no era capaz de huir de su visión cercada, y de alinear el servicio del producto con los intereses del target.
En 2008, y tras consultarlo con compañeros, decidió dar un paso adelante y dar forma al Lean Startup en su blog Startup Lessons Learned.
El fenómeno fue inmediato, y el libro "The Lean Startup: How Today's Entrepreneurs Use Continuous Innovation to Create Radically Successful Businesses" lo terminó de canalizar.
Aprendiendo del Lean Manufacturing
Toyoda creía en un proceso de producción soportado únicamente por elementos generadores de valor. Es decir, que todo gasto de recursos destinado a un fin superfluo debía ser descartado si no revertía en beneficios para el consumidor final.
Para lograrlo la compañía decidió implementar los Kanban; una suerte de pequeños nodos con el material justo y necesario para cada parte de la cadena de montaje. Se eliminaba así el almacén central y los tiempos de transporte.
A esto se le añadía una relación estrecha con los proveedores y exhaustivos controles de calidad que revertían en el perseguido aumento de la productividad. Siempre pensando en el mercado y en el cliente final.
Ries trasladó esta metodología a la elevada incertidumbre que rodea a los primeros pasos de una startup, para acortar los tiempos de producción del producto, y por ende, incrementar el índice de éxito.
¿Qué es exactamente el Lean Startup?
"Empleando el enfoque de Lean Startup, las compañías pueden generar orden sobre el caos proporcionando herramientas de forma constante para reafirmar una visión", recoge la web oficial del método.
El origen de todos los males de las startups es la incertidumbre y es en ella sobre la que incide Ries, haciendo uso de las hipótesis y del feedback continuo sin esperar a que el producto llegue a la fase final de fabricación.
De esta manera la empresa puede continuar avanzando en el desarrollo sin perder tiempo, paralelamente al refuerzo de garantías y seguridad de resultados probados.
El resultado es un producto en mercado más rápido y con mayores probabilidades de satisfacer a los potenciales clientes. Y solo es necesario preservar dos pilares:
- Indicadores Clave de Desempeño.
- Desarrollo continuo.
Eso sí, como normalmente una startup no cuenta ni con el tiempo ni con el dinero suficiente como respaldar dos proyectos al mismo tiempo, Ries propone puentear el proceso lanzando un MVP que sirva de comodín y fuente de información.
El proceso
Se piensa en una teoría, se trabaja sobre ella, y se obtienen unos resultados a estudiar para optimizar el proceso real que responderá a las necesidades de la startup.
El Lean Startup ofrece intuición sobre burocracia.
Pluma sobre espada
Antes siquiera de dar el primer paso de desarrollo se han de plantear una serie de preguntas. Estas determinarán el valor real del producto que se persigue, y la posible rentabilidad a obtener.
En lugar de cuestionarse si se puede fabricar, la startup debe ahondar en la idea de si debería hacerse.
"¿Podemos construir un modelo de negocio sostenible en torno a este conjunto de productos y servicios?".
Todo ello permitirá dar forma al Producto Mínimo Viable; base experimental de las hipótesis que pondrán a prueba el valor del objetivo principal del proyecto.
De acuerdo con Ries, el PMV no es más que "la versión de un nuevo producto que permite a un equipo recoger con el mínimo esfuerzo la máxima cantidad de conocimiento validado acerca de los consumidores".
MVP
Con la unidad de estudio creada, es vital que se establezcan los leads adecuados para contrastar y aprovechar los resultados del testeo. Es decir, variables que evidencien la causa-efecto.
El proceso puede dejarse guiar por los "5 por qué"; preguntas básicas dispuestas a lo largo del proceso de fabricación. ¿Encajan las respuestas con lo esperado? Basta con seguir hacia adelante.
"Si no es así, es una señal de que es el momento de pivotar o hacer una corrección estructural del curso para probar una nueva hipótesis fundamental sobre el producto, la estrategia y el motor de crecimiento".
Aprendizaje Validado
Olvidarse del 'qué' para saber si esa partícula conduce a algún fin de valor. Las preguntas en torno a quién es el ciente, qué puedes ofrecerle, qué valora de la oferta o cuánto está dispuesto a pagar permiten validar o desechar las hipótesis.
"Cuando uno se centra en determinar qué es lo correcto a fabricar no necesita pasar meses esperando el lanzamiento de una versión beta del producto para cambiar la dirección de la empresa".
Esa es la máxima del aprendizaje validado; la posibilidad de ajustar elementos durante todo el proceso en un desarrollo continuo. Del MVP se llegará a un bien moldeado por las necesidades y alineado con los intereses de la startup. No habrá margen para el error.
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