En ocasiones nos encontramos en situaciones de cambio laboral y no es fácil determinar qué rumbo elegir. Últimamente se plantea el dilema de qué es mejor: si tener tu propio negocio donde seas tu propio jefe o si, por el contrario, es preferible ser empleado.

Lo cierto es que no hay una respuesta correcta a este dilema, pues es una decisión de carácter personal donde entran a jugar las personalidades y ambiciones profesionales de cada persona. Antes de nada, es conveniente entrar a valorar los pros y contras de cada alternativa.

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Ser empleado

El salario

El hecho de estar contratado por una empresa supone que dispongas mensualmente de un salario fijo, lo que aporta estabilidad económica a tu vida.

El único hándicap es que la retribución no depende directamente de tu productividad, por lo que, si un mes tienes que duplicar tus esfuerzos, ganarás lo mismo.

Tu futuro en la compañía

Si entre tus aspiraciones está ascender, siendo empleado tienes la posibilidad de hacerlo y que se reconozca la labor que realizas diariamente. Esta situación se ve favorecida siempre y cuando la compañía pase por un buen momento y te brinde la opción de escalar.

Sin embargo, cuando el negocio no funciona correctamente, se aplican políticas de reducción de personal y puede llegar a peligrar tu puesto de trabajo.

La flexibilidad

Hoy en día son muchas las empresas que apuestan por la conciliación laboral y dan a sus empleados ciertas comodidades horarias como la entrada y salida flexible, teletrabajo, etc.

Pero lo cierto es que siempre que quieras coger vacaciones o resolver algún asunto de carácter personal, tienes que pedir permiso y depender de la validación de tus superiores, por lo que no existe tanta independencia.

Tener tu propio negocio

Los ingresos

Al tratarse de tu propio negocio, los niveles de ingresos pueden variar según cómo haya funcionado el mes. Esto quiere decir que habrá épocas que tengas que duplicar tus esfuerzos para conseguir un buen beneficio; y existirán otros momentos en el que obtengas un gran volumen de ingresos sin demasiadas preocupaciones.

Lo que hay que tener en cuenta es que la facturación de tu compañía repercute directamente en tu salario personal.

Los horarios

Siendo tu propio jefe no tienes un horario definido y no es necesario que des explicaciones a ningún superior acerca de tu hora de entrada, el tiempo que pases almorzando o los motivos que te han llevado a no poder ir a trabajar un día.

Sin embargo, cuando estés iniciando el proyecto, pasarás largas jornadas buscando la manera de hacer crecer tu compañía para obtener los resultados esperados.

Es en lo que te gusta trabajar

Evidentemente, cuando te decides a llevar a cabo una idea empresarial es porque te entusiasma y porque representa tus gustos y valores. Tendrás la oportunidad de trabajar directamente en algo que te agrada.

A pesar de ello, debes conocer un poco de todas las áreas, sobre todo porque al principio habrá muchas tareas que no puedas delegar y deberás ocuparte desde la contabilidad hasta las acciones de marketing. Una vez tu empresa haya cogido solvencia, podrás dedicarte a los asuntos que más te interesen y delegar el resto a personas de confianza.

En el mundo laboral, nos encontramos perfiles con una clara iniciativa emprendedora y otros con ambición por tener un buen cargo dentro de la empresa. Para cualquiera de los casos, no olvides que el trabajo ocupa mucho tiempo de tu vida, por lo que destínalo a algo que te haga feliz y que te permita crecer como persona y cumplir tus metas.

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Y tú, ¿prefieres ser empleado o montar un negocio?