Aunque las medidas anunciadas desde Gobiernos y Bancos Centrales ha logrado aliviar los efectos del batacazo inicial, el coronavirus promete dejar una mancha igual o incluso más densa que la que causó la crisis financiera de 2008. Ahora muchos inversionistas se preguntan qué hacer, y la solución podría estar en el Slow Finance.
De acuerdo con estimaciones de Bloomberg, el impacto del COVID-19 sobre la economía global ya supera los 160.000 millones de dólares, pero se espera que esta cifra continúe evolucionando al menos durante los dos próximos meses.
En MÁSMÓVIL Negocios intentamos despejar la incertidumbre que espera a la vuelta de la esquina explorando las posibilidades del Slow Finance.
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Tiempos convulsos para la bolsa
La renta fija ha servido, tradicionalmente, como sitio de refugio para los inversores más conservadores. Para aquellos que estaban dispuestos a sacrificar rentabilidad en pos de la seguridad.
Ahora, la llegada del coronavirus a las bolsas ha generado una incertidumbre que está empujando a muchos jugadores más proactivos a quedarse resguardados. Los anuncios de las entidades financieras han conseguido levantar tanto al Nikkei de Tokio (más de un 7%), como al Kospi de Seúl (8,6%), o a la misma Wall Street (con un 9%).
En España el Ibex también se ha conseguido recuperar con su mejor sesión de los últimos 10 años: 7,82% de crecimiento para subir la valoración hasta los 6.717,30 puntos. Ahora bien, esta tendencia no rehuye de la inestabilidad generalizada.
La dependencia mundial de China como la fábrica del mundo condiciona la cadena de suministros internacional, y dibuja una situación increíblemente más adversa que la generada en 2003 por el SARS.
Una solución flexible
En amparo de otros movimientos como el Slow Tech o el Slow Food nace la filosofía Slow Finance; un enfoque que aboga por romper las tendencias ruidosas y aceleradas de los mercados para apostar por la sostenibilidad financiera.
"La filosofía Slow Finance está presente en todas las esferas de nuestra empresa, es la forma en la que vivimos y transmitimos las inversiones", apunta la web de renta4banco. "Es una forma constructiva de entender las financias y la inversión, guiada por la serenidad y el buen criterio, y alejada de las prisas, la velocidad o la urgencia".
El concepto fue ideado por el analista Gervais Williams en 2011, con un libro del mismo nombre que defendía el paralelismo entre los efectos adversos de la globalización en la producción de alimentos y en el mundo de las inversiones financieras.
¿Cómo se aplica en la práctica?
Williams apuesta por descartar mercados y fondos internacionales lejanos, para dirigir nuestra inversión hacia empresas locales con cierto potencial de crecimiento orgánico.
Es decir, con la base del value investing, se apuesta por compañías cuyo valor de mercado está por debajo de su valor intrínseco. Con esto se obtiene a cambio una elevada rentabilidad del dividendo a largo plazo.
El enfoque Slow Finance también sostiene un distanciamiento permanente de productos complejos y difíciles de comprender. El objetivo es que el gestor entienda mejor las perspectivas de una empresa local sobre la que tiene capacidad operativa, que las de una compañía de otro país o incluso continente.
Y al mismo tiempo, a la hora de escoger una opción favorable, los inversores deberían poner siempre el foco en jugadores con buenas rentabilidades cuya gestión haya pasado ya por varios ciclos del mercado.
Apostar por los fondos de inversión sigue siendo una buena idea, pero es importante hacerlo con una actitud contemplativa y reflexiva. "Si no hay rentabilidad, entonces debe haber paciencia", apuntan desde Renta 4 Banco.
Con el Slow Finance se destierran las aspiraciones de enriquecimiento rápido, y se pretende evitar que cunda el pánico entre los inversores. Que la saturación de información no condiciones la toma de decisiones y provoque efectos en cadena.
Principios del Slow Finance
- Contrata solo aquello que conozcas y entiendas.
- Proyecta tus inversiones siempre a medio o largo plazo.
- Déjate asesorar por expertos de confianza.
- Las decisiones finales son sólo tuyas y debes sentirte cómodo con ellas.
- Tu patrimonio se construye a lo largo del tiempo, renuncia a intentar hacerte rico rápido.
- No te dejes llevar por la rapidez mal entendida, por la vorágine, por la velocidad.
- Mantente fiel a una estrategia y no te sometas a la volatilidad del mercado.
- Selecciona la información: qué necesitas y cuándo la necesitas.
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