Algunos lo achacan a la cultura del presentismo, y otros a la falta de recursos, pero lo cierto es que el teletrabajo es un reto de carácter mucho más holístico para las empresas que se ven empujadas hacia a él.

De apenas un 5%, a más de 30% de empleados trabajando en remoto tras el punto de inflexión de la pandemia. Los datos de Eurofond respaldan a aquellos que creen que esta organización productiva desembocará en una nueva forma de entender la cultura corporativa.

Y es ahí donde el papel del ejecutivo o manager tendrá una importancia supina. Sin contacto visual con los empleados, ni posibilidad de ejercer control mediante reuniones, el liderazgo habrá de ser contemplado desde otra óptica.

Hoy en MÁSMÓVIL Negocios nos sumergimos en este particular tema, que determinará el índice de éxito competitivo de las empresas abanderadas en el teletrabajo.

Cómo obtener un buen liderazgo en el teletrabajo

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Empezar desde dentro

Creer que las herramientas digitales pensadas para el desempeño remoto vienen acompañadas de soluciones en términos de gestión es un error.

Ni los calendarios, ni las videollamadas ni los diagramas más visuales permiten abordar la cuestión de la cohesión y el manejo de intangibles profesionales.

Según un estudio del COGITI y el Consejo General de Economistas, un 40% de las empresas que han implantado el teletrabajo tras el inicio de la pandemia, apuestan por seguir manteniendo la fórmula en el futuro.

Para todas ellas la cuestión del liderazgo trascenderá el manejo de Microsoft Teams, de Slack, o de cualquier otro software popularizado durante los meses más intensos del confinamiento.

Y es que, al igual que sucede con otros tantos frentes administrativos, el cambio y la adaptación deben partir de los propios responsables de las empresas. Creer lo contrario es un completo error.

"Trabajar en remoto implica mucho más que un simple cambio en el espacio de trabajo", explican desde Barna Consulting Group. "El principal objetivo es la mejora de la satisfacción y de la productividad de empleados".

El responsable ha cultivar el liderazgo viendo la situación como una oportunidad para ahorrar costes, sí, pero también para desarrollar nuevas competencias en su equipo. En ese camino se tendrán en cuenta aspectos como:

  • El grado de flexibilidad horaria.
  • El periodo de aplicación del teletrabajo.
  • La comunicación interna entre niveles jerárquicos iguales y distintos.
  • Las metodologías de trabajo.
  • Los sistemas de evaluación.
  • Las herramientas más óptimas (no solo en términos de productividad)

No se trata por tanto de tratar de mantener volumen de negocios, sino de encontrar la mejor estrategia para lograr que los empleados sigan estando igual de satisfechos en sus casas que en la oficina.

 

Cooperación y acuerdo de gobierno

Si la comunicación con los empleados es vital durante el día a día en la oficina, la negociación en el teletrabajo es todavía más importante.

A la incertidumbre y las posibles quejas de trabajadores con incompatibilidades derivadas de su vida privada, el líder debe responder con conciliación y acuerdo. Es decir, con términos medios capaces de satisfacer a todas las partes.

Para Barna esto consiste en sentar las bases de un acuerdo colectivo que tenga en cuenta tanto las necesidades del equipo como las individuales de cada empleado. Es en ese documento donde deben quedas registrados los pilares del nuevo sistema de desempeño.

Eso sí, no basta con ceñirse a la burocracia. El líder encargado de dicho proceso ha de afianzar su empatía y confianza hacia los subordinados. Solo así la comunicación interna será efectiva y las guías de trabajo realmente aprovechadas.

 

El enemigo a evitar en liderazgo: la microgestión

Ser demasiado efusivo o comprometido puede llevar a pecar de un error increíblemente habitual: la microgestión. Es decir, no saber identificar correctamente el momento ni la forma para comunicar.

Aunque parezca poco lógico, "monitorizar a los empleados demasiado cerca, comunicarse con ellos de forma constante y poca efectiva, o solicitar actualizaciones con mucha más frecuencia de la habitual", puede ser contraproducente, según apuntan en la Cámara de Comercio.

En lugar de centrarse en lo importante, el trabajo, los empleados acabarán dedicando sus esfuerzos a atender las comunicaciones y a cómo se percibe su desempeño desde la cúpula directiva.

Todo ello puede acabar desembocando en una crisis de confianza, y en último término, en un descenso de la productividad. ¿Cómo puede evitarlo el manager?

Huir de la microgestión no implica desentenderse. El objetivo del líder debe ser la escucha activa; la facilitación de canales pertinentes y la creación de un entorno familiar.

Si el empleado se siente cómodo, la observación y las preguntas estarán mas alineadas con las inquietudes reales del equipo. Así el responsable estará en disposición de ayudar de forma constructiva a:

  • Mantener la motivación del equipo.
  • Considerar nuevas ideas o alternativas metodológicas.
  • Solucionar conflictos interpersonales.
  • Mantener el compromiso de los trabajadores.
  • Facilitar la toma de decisiones.

Objetivos con autonomía

Empatía y confianza. Alrededor de esas dos cualidades el manager podrá ejercer el liderazgo estableciendo los objetivos que necesita alcanzar la empresa.

Claro que los números ya no serán la única guía para evaluar los KPIs tradicionales del negocio. Estos solo serán una consecuencia de una relación sana con cada uno de los trabajadores.

Y para ello deben poder operar con la suficiente autonomía que caracteriza al teletrabajo. "Los directores y gerentes deben ser capaces de conocer, comprender y normalizar estas situaciones y los nuevos espacios de trabajo de sus empleados".

Contemplando siempre mantener la postura conciliadora, los indicadores de gestión podrán ser específicos, medibles, alcanzables y realistas. Principios que recoge la recomendada metodología SMART.

Desde ese punto medir el rendimiento de los empleados será tan sencillo como observar si los objetivos se cumplen en los plazos pactados con los implicados.

No es una tarea sencilla, y requiere de líderes cualificados y solventes; personas capaces de no generar contradicciones entre lo que hacen y lo que dicen.

 

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Y tú, ¿ya te has adaptado al teletrabajo?