Una cosa no siempre lleva a la otra. Aunque el 98% de las empresas cuentan con oficinas provistas de Internet, y más del 91% de los hogares siguen el mismo camino, la totalidad 25% de autónomos que operan desde casa no cuenta una buena conexión.
En algunos casos se debe a tarifas inadecuadas para la demanda que requiere la empresa, en otros por la ubicación geográfica de la oficina o la casa, y especialmente, en muchas situaciones por una mala distribución del equipo —o equipos— y el router que proporciona Internet.
La solución a este problema puede conllevar desde una simple reordenación del espacio, hasta la realización de obras o el aumento de las prestaciones de la tarifa contratada.
Hoy en MÁSMÓVIL Negocios exploramos todas estas posibilidades, y ponemos el foco en aquellas aplicaciones y accesorios que permiten mejorar la conexión Wifi de forma rápida y sencilla.
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Gestiona la ubicación del router
Es tan importante en casa como en la oficina. Una mala disposición del router puede echar a perder la conexión Wifi debido a las interferencias. Paredes, orientación, dispositivos cruzados, todo es importante.
Por eso, en el momento de la instalación es importante solicitarle al técnico que lleve a cabo el proceso algo alejado del PTR (Punto de Terminación de Red) si son conexiones ADSL, o el ONT (Optical Network Terminal) si hablamos de fibra.
Es especialmente relevante considerar la ubicación del Wifi desde un principio porque puede ahorrarnos muchos problemas de difícil solución en el futuro. Lo ideal es escoger, o bien un punto central de la oficina o la casa, o bien evitar muebles y cercanía con paredes.
Huelga decir que el rango de la conexión es inversamente proporcional a la distancia con los dispositivos: cuanto más lejos esté peor calidad habrá de Wifi, sin importar lo moderno que sea el router, o la potencia de la tarifa contratada.
Lo más habitual es que las empresas de cierto tamaño opten por una red local WLAN para mantener conectados todos los equipos. Y en esos casos, suele aparecer como alternativa una red Wifi de apoyo, de la que no depende enteramente el trabajo.
La opción b: el amplificador de señal
Si la modificación de la instalación resulta imposible, tienes un router antiguo o sigues sin ver mejoría en la conexión al cambiar la ubicación, el punto de acceso inalámbrico siempre puede ser una buena alternativa.
Se trata de dispositivos sin ningún tipo de funcionalidad específica y mucho más sencillos que los routers tradicionales. Cuentan normalmente con uno o dos puertos Ethernet, a los que te podrás conectar con cable para crear una WLAN y proyectar la señal Wifi.
La opción sencilla es el repetidor, amplificador, regenerador Wifi; un dispositivo que se conecta de forma independiente a la corriente eléctrica y replica la señal del router amplificando su señal.
Resultan prácticos para viviendas pequeñas de una sola planta, pero en oficinas muchos metros cuadrados o espacios con varias plantas se quedan escasos en potencia. En tal caso resultan más interesantes los PLC Wifi.
La opción c: el adaptador PLC
En la práctica funcionan igual que un repetidor tradicional, pero la potencia que emiten es mucho mayor. El adaptador PLC Wifi consta de dos dispositivos; uno conectado al router por cable Ethernet, y otro conectado en el espacio en el que queremos recibir señal.
Con esta disposición el aparato se encargará de construir una red paralela a la propia del router que proporcionará conectividad a todos los dispositivos inalámbricos (ordenadores, móviles, impresoras) del espacio.
Los adaptadores PLC Wifi más modernos ofrecen ya velocidades superiores al Gbps. Eso sí, con estos los problemas de las interferencias y la disposición del mobiliario seguirán afectando, por lo que no hay que ignorarlos.
Una vez más: revisa los canales
Tanto proveedores como técnicos insisten en esta cuestión porque es una de las más recurrentes a la hora de incidencias con la conectividad. Los canales son las “pistas” universales de frecuencia por las que discurre la conexión del router, pero tienden a saturarse.
La más conocida es la banda de 2,4 GHz. Esta ofrece una buena potencia de señal y dispone de un total de 14 canales separados por 5 MHz, cuyo uso depende del país en el que se resida. ¿Cuál es el problema?
El canal configurado para el router puede estar saturado por conexiones de empresas en pisos aledaños al tuyo, o por interferencias de todo tipo. Cada canal necesita 22 MHz de ancho de banda para operar, y eso provoca que, por ejemplo, el 1 se solape con el 2, 3, 4 y 5.
Para saber si tu canal está saturado existen apps gratuitas tanto para PC como para Android como Wifi Analyzer, que te indican el nivel de potencia y señal. Si ese es el caso, accede a los ajustes del router para cambiarlo.
Lo habitual es acceder a estas opciones a través del tradicional http://192.168.1.1 o de http://192.168.0.1 en caso de que no funcione. Cada operadora dispone de un acceso distinto que se puede consultar en web o en las mismas instrucciones del router.
Una vez dentro se pedirá el usuario y la contraseña que vienen solapadas en la parte inferior del propio router. Dentro podrás navegar entre los distintos apartados para seleccionar el nuevo canal.
Una alternativa: apuesta por los 5 GHz
En términos de conexión inalámbrica, más potencia es sinónimo de menos rango. Sin embargo, las cualidades de la banda de 5 GHz superan cualquier contraindicación que pudiera llevar aparejada.
Si cuentas con un router muy antiguo es posible que no seas capaz de dar el salto a este estándar, y que termines chocando una y otra vez con cuellos de botella. Además, tampoco está recomendado para espacios a cubrir muy grandes.
Tal y como señala Xataka, los 5 GHz ofrecen una velocidad teórica de 867 Mbps frente a los 60 Mbps de las conexiones 2,4 GHz previamente mencionadas. Eso sin olvidar sus 25 canales no superpuestos, y su menor exposición a interferencias.
Por todo ello la inversión en una buena infraestructura de conexión siempre es rentable. Aunque los routers sean notablemente más caros, o sea necesario realizar pequeñas obras en la oficina para optimizar la conexión.
Y si nada funciona: la red Wifi Mesh
La escalabilidad del esquema router + repetidor no es infinita y en muchos casos termina siendo insuficiente para resolver los problemas de conexión. Para esos casos nacieron las llamadas redes Wifi Mesh o en malla. ¿En qué consiste?
A diferencia de los amplificadores, conectados a un mismo router, estas redes están formadas por un router y varios puntos de acceso que, además de comunicarse con el propio dispositivo, también se hablan entre sí.
Es decir, se crea una única red Wifi con una sola contraseña y un mismo Service Set Identifier (SSID). De esta forma, cualquier usuario puede conectarse a la banda original independientemente del punto que tenga más cercano.
“Las redes Wifi Mesh calculan qué nodo/satélite es mejor en cada momento, según el estado de otros nodos, los dispositivos conectados, la distancia a cada uno de los satélites, la potencia de la señal, y otros muchos factores”, de forma automática.
Así el usuario no tiene que preocuparse ni de cómo funciona la red ni de si se produce alguna caída. La arquitectura será capaz siempre de encontrar la conexión más óptima y de redirigir la señal si se producen incidencias.
El principal inconveniente de la red Wifi Mesh es que resulta bastante cara, y que en la actualidad el mercado no ofrece demasiadas alternativas de marca. Obviando eso, es la mejor opción inalámbrica para cualquier oficina.
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