La famosa “puerta fría” es una técnica comercial en la que representantes de una empresa o un negocio particular, visitan el domicilio o local de un potencial cliente sin cita previa, y sin haber solicitado ningún producto o servicio. También se conoce como ventas puerta a puerta. Una variante de teléfono muy popular se conoce como llamada en frío.

Es difícil enumerar todos los obstáculos que pueden encontrar un trabajador a puerta fría en el curso de sus actividades profesionales. Estamos ante un proceso complejo, difícil y no siempre exitoso, pero en muchos casos es necesario para poder abrir mercado en territorios inexplorados. Con una buena preselección, esto puede ser muy beneficioso para los clientes potenciales, pero no siempre están dispuestos a atender a los vendedores. La puerta fría ha sido ampliamente utilizada por muchos tipos de negocios durante décadas y aún se sigue utilizando, pero ¿tiene sentido en pleno 2021?

mujer vendiendo a puerta fría

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La venta a puerta fría en 2021

Aún hay muchos negocios que cuentan con una división de venta a puerta fría. En otras ocasiones son filiales de estas las que optan por este método para aumentar las ventas. En lugar de esperar a que los clientes entren en una negocio, el negocio intenta entrar en casa de todos los clientes, puerta por puerta, de manera personal y directa. Se han dado todo tipo de negocios a puerta fría, desde las clásicas ventas de enciclopedias (ya prácticamente desaparecidas) pasando por productos de limpieza, cosméticos, alimentos o ropa. Hoy en día sobreviven muchos de ellos, pero los más identificables por su intensidad de visitas son aquellos relacionados con los servicios. Es fácil que nos toquen el timbre comerciales con ofertas sobre luz o gas, internet de fibra óptica, seguros, alarmas o reformas en el hogar.

Si la proliferación de las compras y las contrataciones online ya habían debilitado el comercio la puerta fría, la pandemia del Covid19 ha supuesto la puntilla definitiva para muchos de ellos. Frenó en seco las visitas a los domicilios, algo fundamental para poder cerrar los acuerdos y contratos de muchos servicios. Es cierto que la primera toma de contacto se realiza en la misma puerta, pero la explicación completa del producto y la firma del contrato, se ha realizado de forma clásica dentro del domicilio del cliente tras su predisposición a dejarnos pasar.

Ahora, incluso con mascarilla, una enorme cantidad de personas son reacias a dejar pasar personas desconocidas en su domicilio. Por tanto, en estos momentos los negocios a puerta fría que gozan de “buena salud” suelen ser aquellos que puedan cerrar el trato en la misma puerta y de manera sencilla, sin que el montante económico sea demasiado grande. La desconfianza general siempre ha sido una traba para los comerciales de puerta fría, que deben ganarse desde el primer saludo y en pocas palabras, la confianza de la persona que abre su casa.

venta a puera fria

El Covid19 ha sido demoledor para muchos modelos de negocio incluyendo la puerta fría, que poco a poco intenta recuperar la normalidad. Hay que tener en cuenta, que pese a resultar un método de venta arcaico, cuenta con varias ventajas sobre la venta online que aún muchas personas valoran. En primer lugar el servicio aparece en tu casa y si por alguna casualidad lo necesitas o no te lo habías planteado, puede resultar muy interesante. También ofrece un trato personal, directo y amable que la frialdad de una tienda online no ha podido igualar aún.

El uso de las nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías han permitido optimizar la venta a puerta fría respecto al método de hace años. Aunque la base es la misma, ahora se puede "trackear" mejor las zonas recorridas por los vendedores gracias a la geo-localización, lo que reduce el margen de error por duplicidad de visitas. También se pueden volcar datos en tiempo real desde un simple smartphone, con el fin de optimizar el método. De esta forma, una centralita puede ir gestionando pedidos al instante, sin necesidad de esperar la llegada del comercial a la oficina con todos los datos, tal y como se hacía antes.

Por tanto, no podemos decir que el negocio a puerta fría esté muerto ni mucho menos. Se trata de un método muy inteligente de venta directa que siempre se ha sabido sobreponer a las modas y adversidades, pero que siempre ha vuelto a al carga con aquellas necesidades requeridas por las personas y sus hogares. Por tanto, todo hace indicar que allá donde siga habiendo una puerta y un timbre, habrá alguien para llamar e intentar vendernos algo.

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