En un mercado cada vez más globalizado importa menos si uno es buen o mal vendedor. La clave del éxito actual, sin duda, es tener unas buenas relaciones que puedan complementar las deficiencias de tu empresa. Y una buena idea de relación comercial, es la que se podría mantener con el gigante asiático chino. Hoy te presentamos varias claves para negociar con China y expandir tu negocio.
Desde la apertura de China al mercado internacional a principios de los años ochenta el potencial económico del país no ha hecho más que crecer. A pesar de que se observan grandes diferencias entre unas zonas y otras del país, se ha ido estableciendo poco a poco una clase media con un fuerte poder económico.
Al contrario que sus padres, quienes vivieron los desafíos económicos y sociales de los últimos tiempos y decidieron ahorrar y limitar su consumo, las generaciones jóvenes gastan más y demuestran preferencias individualizadas.
En todas las operaciones comerciales con China se debería tener en cuenta la importancia de los millennials. Según un estudio reciente de Goldman Sachs, los nacidos entre los años 80 y 90 suponen unos 415 millones de personas, alrededor del 31% de la población china.
Pero no es solo eso. Los millennials cuentan con una mayor preparación académica y una mayor conciencia y preocupación por el planeta. Un 25% de ellos posee un título universitario o superior, comparado con el 3% de la generación de sus padres. Además, realizan un 40% de sus compras online y viajan a menudo fuera de las fronteras de su país.
En todos estos años, China ha dado grandes pasos para fomentar su comercio exterior, como reducción de aranceles, de cuotas y de barreras comerciales, sin llegar a convertir su mercado en uno completamente liberal. Pero a la hora de comercial con este país no exigen mucho más que otro, aunque se deben entender bien sus peculiaridades legislativas. Esto es así por las medidas adoptadas por el gobierno, que decide qué sectores quiere abrir a la economía y cuáles quiere promover. Pero en nuestro caso, vamos a comprender qué restricciones podemos encontrarnos a la hora de exportar a este país.
A la hora de importar productos en China todos ellos se clasifican en prohibidos, restringidos y permitidos. Debido a la preocupación por el medio ambiente se prohíben algunos materiales tóxicos, así como determinados equipos eléctricos están sujetos a cuotas o licencias.
"En China, copiar algo es mostrar un profundo respeto por su manufactura"
El Ministerio de Comercio de la República Popular China -MOFCOM-, revisa regularmente la lista de productos restringidos y prohibidos y supervisa todas las licencias para controlar las importaciones. Pero productos como el crudo o los fertilizantes solo pueden importarse a través de empresas del Estado. Por lo que el intervencionismo del Gobierno se sigue haciendo evidente hoy en día. Es mejor que el proveedor extranjero aclare a qué categoría pertenece su producto y verificar que el comprador chino está autorizado a usar dicho artículo. Dado que, de no hacerlo, las autoridades aduaneras se lo rechazarán.
Una vez comprobada la categoría de nuestro producto, debemos cumplir con las leyes chinas de competencia, como las reglas antimonopolio, la competencia desleal o el dumping. Por tanto, si cumplimos con las leyes la Administración Estatal China de cambio de Divisas -SAFE-, nos otorgará una licencia de clase A y contaremos con menos restricciones para nuestros productos.
A su vez, conviene comprobar la autoridad del representante legal de la empresa, ya que este puede actuar y firmar en su nombre, y podríamos estar haciendo negocio con alguien ajeno a esa compañía. Algunos métodos de actuación para verificar que podemos ejecutar nuestro contrato serían pedirle a la empresa china su escritura de constitución o su licencia comercial.
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Las empresas chinas suelen importar elevadas cantidades de productos y, aunque habitualmente cumplen con sus pagos, se debe revisar su solvencia para garantizar el pago a nuestra compañía.
Con frecuencia, cuando sale un producto en cualquier parte del mundo al poco tiempo solemos ver un clon o una copia muy similar procedente de China. En 2014, Ben Goodger, experto en propiedad intelectual de la compañía Edwards Wildman, afirmaba que "en China, copiar algo es mostrar un profundo respeto por su manufactura", un concepto, el de la imitación, muy diferente al que existe en Occidente. Aun así, importar o exportar productos que supuestamente infrinjan un derecho registrado puede quedar suspendido en aduanas a petición del titular del derecho. Por tanto, conviene tener protegida nuestra propiedad intelectual.
Estas son algunas de las actuaciones que deberemos tener en cuenta si queremos comerciar con el gigante asiático. Pero la creciente influencia de los millennials chinos ha atraído la atención de los empresarios de todo el mundo, así como de sus países de origen, ya que están teniendo un impacto sustancial tanto en el mercado chino como en los extranjeros.
Para ganarse a esta generación de gran poder adquisitivo es imprescindible para los empresarios adaptarse a sus necesidades con productos y servicios personalizados. Deben nutrirse de todos los avances tecnológicos y aprovechar las capacidades de análisis de datos para proporcionar experiencias personalizadas. Conviene seguir innovando y renovarse constantemente con nuevos modelos de negocio para mantenerse al día. Puede que la compra a través de Internet sea una de las soluciones para proporcionar la experiencia de compra integrada que los habitantes chinos están buscando. Y de esta forma, podría suponer no solo la ampliación de fronteras a China, sino a todos los países en los que quieras operar.
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