Hasta hace una década era propio de relatos sci-fi, pero en 2020 es una realidad creciente: el digital coworker se está convirtiendo en un estándar de la automatización de procesos en el mundo empresarial.
Trabajar codo con codo con un robot es fruto de la creciente competitividad en un mercado globalizado que apuesta por la digitalización para escapar de la reducción inevitable de márgenes.
Hoy en MÁSMÓVIL Negocios repasamos el concepto de "digital coworker" y valoramos su futuro tras el impacto de la crisis del coronavirus.
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¿Qué es el digital coworker?
No es la materialización del robot en la oficina, aunque a efectos prácticos se le asemeja. El digital coworker suele representarse a través de un software que sirve de apoyo a los trabajadores tradicionales de las empresas.
A diferencia de productos y soluciones concretas ofrecidas por proveedores, estos "empleados" están completamente integrados en los equipos, y desde gerencia son entendidos como iguales respecto a sus pares humanos ante la consecución de objetivos.
Gracias a la inteligencia artificial y el machine learning, los digital coworkers son capaces de mejorar con el paso del tiempo, permitiendo a los equipos resolver cuestiones complejas en unos pocos segundos.
El escaneo de documentos, la extracción y recopilación de datos, el análisis de mercados o modelos cerrados. Sus aplicaciones son tan variadas como lo sea la creatividad de la empresa.
Eso sí, en la actualidad este sector no está todavía lo suficientemente avanzado como para eliminar todas las barreras comunicativas entre máquina y hombre.
"Los modelos sobre los que se trabaja solo entienden lenguaje de programación", explica Carmen Martín, CEO de Hotelequia, especializada en chatbots para la industria del turismo.
"Por ahora debemos adoptar ese lenguaje y pensar como un ordenador para poder comunicarnos con ellos y enseñarles".
Un paso más allá del chatbot
El primer chatbot de la historia fue creado en por un equipo del MIT en 1966, y desde entonces la tecnología no ha dejado de evolucionar.
Sin embargo, no fue hasta la irrupción de la Inteligencia Artificial y la automatización cuando la conjunción de los conceptos pudo dar vida al digital coworker tal y como hoy se le conoce.
"Por ejemplo, puedo leer una política de recursos humanos, pero no es hasta que la comprendo y la transformo en conocimiento cuando realmente puedo hacer uso de ella y proporcionar algo que ayude a un cliente", explica John Toll de IPsoft.
"Los chatbots responden a preguntas, pero con un digital coworker puedes cerrar procesos de negocio complejos y moverte; salir y entrar, y aun así poder averiguar todo lo que entró en conversación".
Este conglomerado de softwares y soluciones digitales venía arrastrando un crecimiento de doble dígito durante los últimos años, y cada vez más empresas se sumaban a desarrollar productos del sector.
No obstante, el "compañero digital" nunca había tenido una importancia tan importante como en los meses posteriores al peor momento de la crisis del coronavirus.
La respuesta a la crisis
Si la tecnología, entendida como un abstracto de soluciones y servicios ya era una herramienta de diferenciación clave en los mercados antes de la recesión, ahora lo es más.
El digital coworker, incluido en este proceso magnificente de transformación, es para los expertos una respuesta clave a la incertidumbre de muchas empresas.
Según David Yang, CEO de ABBY, el RPA (Robotic Process Automation), también conocido como "digital workforce" ofrece las siguientes ventajas a las empresas:
- Liberación de tiempo y recursos para tareas estratégicas, creativas y sociales de elevada complejidad.
- Aumento de los niveles generales de productividad y producción.
- Mejora del compromiso de los empleados.
- Aumento de la satisfacción de los empleados.
No sorprende, pues, que en un contexto de escasez de recursos y de aversión a la toma generalizada de decisiones, el digital coworker haya adquirido protagonismo.
En cifras de IDC Research España, Automation Anywhere y Deloitte, para el 2021 la contribución de este "trabajador digital" a la producción mundial aumentará en un 35%.
Cada vez más empresas apuestan por la IA, la robótica, la Realidad Virtual, la Realidad Aumentada y la automatización para sacar adelante sus procesos, y todo ello beneficia al digital coworker.
De esta manera, el mercado RPA pasaría de los 341 millones de euros en 2020 a los 1.094 millones en Europa Occidental en 2023, con un crecimiento anual del 48%.
En España eso se traducirá en crecimiento de facturación de 7 millones de euros hasta unos supuestos 21 millones de euros.
Apuesta de futuro
Patrick Schwarzkopf, director general de VDMA Robotics + Automation, opina que "La robótica y la automatización han respondido al desafío del coronavirus con gran compromiso y creatividad y demostrando la flexibilidad con la que se puede utilizar la tecnología".
IDC estima que en 2022 el 75% de las empresas ya contarán con la automatización inteligente como parte de sus procesos. En ese fenómeno participaría:
- El desarrollo de la propia IA.
- La portabilidad del despliegue: arquitectura cloud-nativa.
- La conquista del task mining.
En opinión de Javier Perán, de Automation Anywhere, para sumarse a esta revolución las empresas pueden apostar por los marketplaces de bots, "donde ya es posible acceder de forma inmediata a robots de software y 'digital coworker'".
Esta oportunidad se extenderá durante el próximo lustro, pero sus beneficios se irán disolviendo con el paso del tiempo. Y es que, a corto plazo, se vislumbran gaps para crecer evidentes.
Medidas de seguridad
Los robots son inmunes al coronavirus y por tanto no es necesario que cumplan con las medidas de seguridad impuestas desde las instituciones.
Las empresas pueden aprovecharse del digital coworker para continuar desarrollando actividades proclives a las aglomeraciones en espacios cerrados.
Teletrabajo
La cuarentena ha evidenciado las ventajas que presenta el trabajo telemático en numerosas empresas. En el entorno digital, el digital coworker encontrará un terreno de cara para ganar peso.
"Los servicios digitales, que ya estaban disponibles antes de la crisis del virus, de repente se han vuelto indispensables", apostilla el doctor y académico alemán Wilfried Eberhardt .
"Esto hace avanzar la fábrica inteligente y proporciona a la robótica y la automatización un importante incentivo de crecimiento a largo plazo".
Cadenas de valor
El COVID-19 ha demostrado lo frágiles que eran muchas de las infraestructuras que regían el mercado global.
Las empresas que contaban con servicios externalizados y dependían de las redes de comercio internacional, se han visto muy agravadas por el cierre de fronteras y las quiebras de proveedores.
Todo ello ha propiciado que ahora se estén replanteando las cadenas de suministro y que en el futuro la fabricación de productos críticos se haga de manera más local y más internamente. Cosa solo posible a través de la automatización.
Contaminación
Con las caídas de emisiones en todo el mundo durante los meses del confinamiento se ha reavivado el compromiso social por cuidar el medioambiente.
La traducción a nivel empresarial será de tipo competitivo; llegarán nuevos estándares que las compañías deberán seguir si quieren proteger su reputación y su imagen de marca.
Con la tecnología integrada en la producción se podrán alcanzar niveles más altos de "sostenibilidad, neutralidad del carbono y trenes de potencia alternativos para la movilidad futura".
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