Trabajo, talento y perseverancia son las cualidades que todo líder debe tener cuando decide dar el salto a la creación de su propio negocio. Sin embargo, y a pesar de contar con tales dotes, el camino que el emprendedor tiene por delante no es -ni mucho menos- sencillo.
Entre los diferentes factores a los que tendrá que hacer frente a lo largo de su vida empresarial probablemente haya algunos que le afecten de manera directa y puedan llegar a generar una crisis que haga desestabilizar su sueño.
Para ayudar a superar estas situaciones e incluso sacar provecho aprendiendo de ellas -¿conoces qué significa resiliencia?-, ofrecemos una serie de consejos a tener en cuenta:
Análisis interno: Antes de actuar se debe llegar a entender qué ha pasado y, sobre todo, por qué. Las posibles causas que hayan provocado la crisis de nuestra empresa con toda probabilidad no han llegado de manera fortuita. Aunque estas se justifiquen en motivos externos, la estructura de la empresa debe estar preparada siempre para afrontar este tipo de situaciones y tener preparado un manual de gestión de crisis. Si no es así, he ahí el primer fallo.
Humildad vs Arrogancia: Errar es de humanos y rectificar, como bien se sabe, de sabios. Dependiendo del tamaño de la empresa, nuestras acciones pueden perjudicar de forma directa a terceros, por lo que asumir el fallo es primordial.
Comunicación, de dentro a fuera: Una vez se haya entendido el tamaño y la causa que ha provocado la desestabilización, nuestra obligación será comunicarla a todos aquellos que de una u otra forma estén involucrados o puedan tener perjuicios. Conviene ser transparente, pues la verdad siempre sale a la luz.
Los mejores aliados para afrontar estas situaciones serán los propios empleados, por lo que sería inteligente que sean ellos los primeros informados -quizás se encuentre aquí la solución más ágil-. Los socios y partners no pueden quedarse al margen o enterarse por terceros, afronta el error y hazlo saber.
Estructurar una estrategia coordinada: Asumido todo lo anterior, llega el momento de la acción. Una pequeña grieta puede provocar una crisis en cascada. Por ello, todos los departamentos o actores estarán de una forma u otra involucrados. Además, el bien más preciado en este momento es el talento interno. Para sacar el mejor partido a la situación es fundamental aprovechar el knowhow de cada individuo y realizar una embestida coordinada.
El capitán es el último que abandona el barco: Valor, paciencia y sangre fría. Aunque las crisis que pueden llegar a afectar a nuestra empresa serán de diferente naturaleza y dimensión, no hay que olvidar todo el esfuerzo y trabajo realizado para llegar hasta el punto de madurez donde nos encontramos. Es el momento de sostener la fuerza psicológica suficiente para afrontar la -digámoslo sin miedo- crisis. En la imagen del capitán se verán reflejados el resto del equipo y este ha de servir de ejemplo para todos.
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No hay que olvidar que hasta las mejores compañías han tenido que hacer frente a fuertes aprietos que les han dejado al borde de la desaparición. En el poder de afrontarlos se encontrará nuestra mayor fortaleza.
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