Todo aquel que haya participado en un proceso de selección sabrá las dificultades a las que se enfrentan tanto los entrevistados como los entrevistadores. Por eso hoy queremos abordar la posición de estos últimos.
Hay que ponerse en la situación del entrevistador. Llevas varias horas sentado detrás de tu mesa realizando entrevistas a docenas de candidatos de la forma más rigurosa posible pero no hay ninguno que te convenza, ya que el rol que desempeñará es vital para la empresa.
Todos confían en que hagas lo correcto como siempre. Pero, seguro que alguna vez tu juicio no fue el más acertado con el empleado que trajiste a bordo y que casi le cuesta a tu empresa la cuenta.
En general, hay muchos candidatos que exageran o que expresan lo que los demás quieren oír. Según el estudio "Liespotting: Proven Techniques to Detect Deception", las personas solemos mentir una media de entre 10 y 200 veces al día, ya que en la mayoría de las ocasiones solo decimos parte de verdad. Es decir, que no expresamos nuestros verdaderos pensamientos.
Formas de descubrirlo para tomar medidas a tiempo
Puedes considerar que una mentira en un momento concreto puede ser solo eso, un hecho aislado. Pero nadie te asegura que no lo vuelva a realizar en el futuro.
Al hacer la pregunta
Durante la entrevista deberás buscar comportamientos que indiquen que el candidato está congelando o restringiendo el movimiento, o si se ve negativamente afectado por la pregunta. Tal puede ser el caso de tener los labios comprimidos, el retraimiento de la barbilla o los brazos cruzados sobre el pecho.
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Mientras el entrevistado procesa la pregunta
¿Te han pedido que les repitieras la pregunta? Esta puede ser una táctica para retrasar el tener que responder a la pregunta y tener más tiempo para pensar lo que dirán. Su cara es la clave. Si en el momento de la pregunta parece que estuvieran intentando descifrar el mapa del tesoro o que estuvieran haciendo trigonometría te recomendamos que desconfíes. Otros gestos que pueden indicar que miente es si cierra los tobillos alrededor de las patas de la silla, si miran al frente congelados, si sus ojos se mueven o si su índice de parpadeo aumentó considerablemente.
Cuando responden tu pregunta
Observa la falta de convicción y una voz vacilante e insegura. Si improvisa y sus palabras no siguen un hilo argumental está claro que no te está mostrando su verdadera cara. Podrían restringir el movimiento de sus brazos y reclamar menos espacio. Fíjate en si esconden sus pulgares o sus dedos, si sus palmas están hacia arriba en lugar de hacia abajo, si la barbilla está la hacia abajo en lugar de hacia afuera y en si sube los hombros hacia las orejas.
Después de que la pregunta haya sido respondida
La mayoría de la gente no se da cuenta de que después de responder una pregunta, si se siente culpable, se mueve, se ajusta en el asiento infinidad de veces, exhala con las mejillas hinchadas, exhala prolongadamente, se toca a sí mismo o se calma para aliviar el estrés que siente o que ha soportado al escuchar la pregunta, procesarla y luego responder esa pregunta.
Hay cosas que no se toleran y la mentira es una de ellas. Ahora ya puedes estar tranquilo. Tienes una nueva oportunidad para demostrar que sabes cómo separar el trigo de la paja.
Esperamos que estos consejos te ayuden a encontrar al candidato ideal. Y si en este momento recurres a la red para seleccionar a los candidatos necesitarás el mejor servicio de Internet para tu negocio. Descubre nuestras tarifas para emprendedores en la web o llámanos gratis al 1495.