La crisis ha tumbado mercados y alimentado el apetito de los ingenieros bursátiles. Se asentaba el terreno ideal para compraventas, fusiones y otros movimientos empresariales, para la revalidación de la española Verse.
Fintech, el término con el que se hace referencia al sector financiero volcado en la tecnología es un caladero de proyectos ambiciosos y crecimientos esperanzadores para la próxima década.
A pesar de la crisis, este mercado generó 6.100 millones de dólares en el primer cuarto de 2020 (cifras similares a las de 2016), y sus startups lograron cerrar 228 acuerdos, moviendo 1.100 millones.
No sorprende que el pasado mes de junio Twitter diera el paso para hacerse con el control de Verse, una Fintech nacional con un recorrido convulso pero prometedor en el último lustro. Hoy en MÁSMÓVIL Empresas repasamos su corta historia.
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Visión y perseverancia
La idea era tan simple y necesaria que no tardó en ser replicada por los gigantes del sector. En febrero de 2015 Borja Rossel, Alex Lopera y Dario Nieuweinhius decidieron unirse al sector Fintech fundando Verse.
Se trataba de una solución basada en blockchain que permitía a los usuarios hacer transferencias entre móviles sin comisiones. Tan solo bastaba con introducir las credenciales bancarias (tarjeta de crédito, cuenta) para realizar el envío de forma instantánea.
"Todo el dinero que recibes se almacena en tu saldo de Verse", recoge la web. "Desde allí puedes enviarlo a los monederos digitales de tus amigos".
"Cuando quieras que ese dinero esté en tu cartera del mundo real, todo lo que tienes que hacer es transferirlo a tu cuenta bancaria (sólo requiere un par de segundos)."
Verse permite crear eventos en grupo para dividir la cuenta a la hora de pagar una cena con los amigos, y también cuenta con conexión con Facebook para seleccionar al receptor entre la lista de contactos.
"Puedes saber qué han pagado, le da un toque interesante si lo compartes en las redes sociales", aseguraba Lopera en 2017. "Si compartes otra información ¿por qué no vas a compartir un pago?".
La pregunta invitó al mercado a mirar hacia Verse, que en sus primeros pasos logró reunir 1,8 millones de dólares en financiación, y 8,3 millones en otra ronda posterior.
La llegada de Bizum
Solo un año después de su nacimiento, Verse se vio enfrentada cara a cara con Bizum; la tentativa de las principales entidades financieras, con una propuesta muy similar pero muchos más recursos.
En 2016 Verse operaba en más de una veintena de países, pero no contaba con el mismo respaldo de instituciones y consumidores que los bancos.
A este problema se le sumaba la monetización del negocio; la startup no cobraba a los usuarios por el servicio pensando en crecer lo más rápido posible. ¿Cómo generaban ingresos? Con el cambio de divisa.
Tal y como explicaba por entonces Lopera, "cuando se realiza una transferencia a otros usuarios de la Unión Europea sí se paga una comisión, aunque mucho más razonable que la que cobran otras entidades".
Baile de inversores y valoraciones
Cuando decenas de inversores se interesan en un proyecto es porque este alberga potencial para triunfar. El incentivo a rentabilizar el proyecto por parte de los inversores es capaz de sobreponerse a cualquier otro incidente o suceso.
Así, Verse comenzó a vivir en 2017 un periodo de alta volatilidad e inestabilidad que, sin embargo, no tumbó la deriva alcista del servicio.
En octubre de ese año la startup logró reunir 30 millones de dólares en una ronda de inversión participada por el fondo americano Spark Capital, y por otros conglomerados interesados como Greycoft.
Este movimiento solo debería haber traído beneficios para todas las partes implicadas, pero no fue así. El nuevo consejo de administración decidió apartar a los fundadores Rosell, Lopera y Nieuweinhius, por incumplimiento de objetivos.
Su salida propició el ascenso de Bernardo Hernández, uno de los primeros inversores del proyecto. Este consiguió mantenerse por encima de los continuados movimientos y reestructuraciones.
Reestructuración y estabilidad
En 2018 Spark Capital y el resto de fondos implicados en la última ronda se deshicieron de casi toda su participación sin percibir ninguna plusvalía.
Tras eso se sucedieron dos nuevas rondas de financiación en las que se consiguieron reunir casi 10 millones de dólares.
Empresarios como Nikesh Arora, Martin Varsavsky, Alan Patricof o David Stern entraron en a formar parte de la empresa.
La vuelta al nido
En 2019, con una facturación anual de 150 millones de euros y más de medio millón de usuarios, Verse dio un paso importante para lograr la consolidación en el mercado Fintech.
El Banco Central de Lituania emitía una licencia de dinero electrónico a favor de la empresa, y la convertía así en la primera organización española de este mercado en obtener una licencia P2P de la entidad del país.
Se trataba del prefacio para el despegue definitivo del proyecto capitaneado por Hernández. Y es que, el pasado 15 de junio Jack Dorsey, CEO de Twitter, se hacía con el control total de Verse.
La compra canalizada a través de Cash App, el servicio de pagos de Square, se estima que oscila entre los 30 y los 50 millones de dólares, y supone el desembarco definitivo de la empresa en Europa.
"Nuestra principal prioridad es permitir que Verse continúe creciendo con éxito en Europa", aseguraban desde Square.
"Seguirá operando como una empresa independiente, trabajando desde sus oficinas, sin cambios inmediatos en sus productos, usuarios o acuerdos comerciales existentes".
Todo esfuerzo tiene su recompensa
Aunque tras bambalinas los intereses enfrentados de los inversores no dejaban entrever un proyecto unificado y próspero, de cara al consumidor Verse nunca dejó de validar sus promesas.
Esa claridad de prioridades mínimas permitió a la Fintech resistir los envites del mercado. Ahora recibe los recursos y la imagen de una multinacional que solo en el primer cuatrimestre de 2020 facturó 1.380 millones de dólares.
El conocimiento y la experiencia de Verse en mercados como el italiano, el francés y el portugués, servirá para alimentar un proyecto respaldado por decenas de empresas e inversores.
"Los dos equipos podrán aprender mutamente mientras les proporcionamos el apoyo necesario a través de la tecnología y los recursos", recogía el comunicado del anuncio.
Este paso le permitirá a Verse poder aspirar a empezar a generar ingresos directos para su equipo de 40 personas y sus múltiples inversores, que hasta ahora se sustentaban gracias a los márgenes cambiarios.
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