Está valorada en 24,2 billones de dólares y factura al menos 2,5 billones de dólares anuales. La economía azul, más allá de ínfula medioambiental, es ya una de las principales apuestas de todos los gobiernos del mundo.

Para la prestigiosa DWS es incluso mucho más que una simple tendencia para el futuro postpandemia: este mercado, ligado a la importancia de los océanos como motores económicos, crecería el doble que las industrias tradicionales en los próximos años.

No es extraño que los germanos se hayan aliado ya con WWF (World Wide Fund for Nature) para lanzar un equity fund precisamente centrado en la red empresarial que sobrevuela los océanos y mares.

Frentes como el de la acuicultura o la descarbonización del transporte marítimo liderarían el porvenir de este fenómeno, pero su amplitud ofrecerá muchas más opciones de diversificación y emprendimiento.

Europa, dejando de lado los Next Generations, anunció el pasado enero una inversión de 45 millones de euros junto al EIF (European Investment Fund) para financiar los proyectos de dos postuladas a liderar la liquidez de los negocios: Astanor Ventures y Blue Horizon Ventures.

A tenor de semejante interés público y privado, hoy en MÁSMÓVIL Negocios queremos celebrar el Día Mundial de los Océanos poniendo el foco sobre emprendedores que ya están destacando con sus iniciativas azules.

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¿Qué pasa con la economía azul en España?

El interés internacional por esta industria representa una doble oportunidad para las empresas nacionales: por un lado supone la creación de un ecosistema financiero sostenible para proyectos, y por otro refuerza la misma biodiversidad de la península.

Y es que, con casi 8.000 kilómetros de costa —considerando territorio insular—, España es uno de los cinco países europeos mejor posicionados para liderar un tejido económico respetuoso con los mares y océanos.

Según datos de la Red Española del Pacto Mundial, este sector genera más de 690.000 empleos y revierte unos 23.000 millones de euros de valor agregado. Solo en Andalucía, por ejemplo, supone más de 10 puntos del PIB autonómico.

La economía azul ni mucho menos es un sector residual de la economía, es un tractor”, apunta el portavoz de la Junta de la Andalucía. Se trata, además, de un mercado insertado en el compromiso de los ODS; concretamente en su punto número 17, “Vida Submarina”.

Para aprovechar esta oportunidad el Gobierno ha incluido nada menos que 8.000 millones de euros vinculados a la economía azul dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Los sectores que se beneficiarán de este respaldo serán principalmente aquellos vinculados con la alimentación, la pesca, la conservación del ecosistema y la biodiversidad, la preservación del espacio litoral, los recursos hídricos o la competitividad turística.

Si añadimos las energías renovables, donde entra la energía eólica marina, sumamos 3.000 millones más”, destaca José Carlos García de Quevedo, presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO).

La idea pasa por equiparar los famosos bonos verdes a los bonos azules; paquetes de ayudas directas destinadas a reforzar el valor sostenible de esta industria, y a ofrecer garantías para el emprendimiento privado.

Desde la ONU, eso sí, alertan de que este motor exige inversiones anuales mundiales de entre 5 y 7 billones de dólares para alcanzar todo su potencial.

Trazar rumbo y soltar velas

Aunque en la actualidad el 80% de la financiación que recibe este mercado proviene del espectro público, la lógica cíclica de este tipo de estímulos invita a pensar que en los próximos años el peso se revertirá hacia el frente privado.

De acuerdo con Deutsche Bank existen problemas de índole tributario, relacionados con las subvenciones y hasta con los inventivos económicos. Muchos sectores medioambientales relacionados indirectamente con el poder azul han sido hasta ahora separados de los estudios.

La solución de este esqueje permitirá a los inversores planificar con seguridad y alimentar a los proyectos en base a los criterios éticos de los reguladores. Es decir, evitando el conocido como “blue washing”.

¿Hacia dónde pueden apuntar entonces los emprendedores? Las organizaciones autoras de los principales informes prospectivos señalan puntos claros de interés para el futuro:

  • Acuicultura: la cada vez menor rentabilidad de la pesca tradicional incentivará la creación de nuevas propuestas sostenidas en sistemas de cultivo integrados y alimentadores con Inteligencia Artificial.
  • Turismo sostenible: bajo un enfoque respetuoso con el ecosistema y alineado con el nuevo consumidor. A saber, ecoturismo, gastronomía del mar, deportes náuticos, pesca recreativa o actividades relacionadas con la salud y el mar.
  • Sector naval: el llamado Astillero 4.0 dará servicio a los nuevos transportes marítimos. Las oportunidades estarán en la descarbonización, la recepción de buques automatizados, el suministro de servicios y bunkering de combustibles alternativos, la electrificación de dársenas y la mejora de la eficiencia energética de infraestructuras.
  • Energías renovables marinas: la deconstrucción del entramado energético nacional pasará por un fuerte repunte de la energía eólica y de la biotecnología marina.
  • Minería marina: la creciente demanda de cobre, aluminio, cobalto y otros metales de los fondos marinos impulsará este frente ahora fuera del foco mediático. Eso sí, en un delicado equilibrio con la protección de los ecosistemas.

Negocios azules que prometen

Negocios que surgieron tras la crisis financiera se verán impulsados por el nuevo interés público y privado por resolver los retos medioambientales de las próximas décadas. Otros tantos ya están floreciendo en el seno de la Transformación Digital.

Nido Robotics

En 2019 fue elegida como una de las cuatro mejores empresas del sector robótico europeo, y desde entonces no ha dejado de afianzar su posición como referente de las actividades subacuáticas.

En 2016, el noruego Roy Torgersen decidió abandonar su posición de capitán en grandes buques petroleros y energéticos para cumplir su sueño: crear el futuro de las expediciones marinas con robots y ROV.

En la actualidad la murciana Nido Robotics se dedica a proveer robots submarinos y drones teledirigidos y autónomos que prescinden de casi toda la mano de obra tradicional para realizar trabajos de inspección, mantenimiento y conservación.

Bound4blue

Están detrás del primer pesquero con vela rígida del mundo; un transporte respaldado por fondos europeos que, todavía en fase de pruebas tras dos años de trabajo, promete ahorrar un 30% de combustible en pleno funcionamiento.

Hablamos de Bound4blue, la empresa gallega fundada en 2014, con oficinas en Barcelona y Singapur y reconocida como una de las 50 startups más prometedoras de Europa, y galardonada con títulos como el Premio Emprendedor XXI o Premio FPdGi Empresa 2018.

Esta firma es responsable de las patentes eSail y WingSail; velas rígidas, plegables y autónomas que pueden ayudar a ahorrar hasta un 40% del gasto en combustible de las embarcaciones.

Sea2see

Hace dos años se llevaron todas las miradas como propuesta más interesante de la categoría Raising Brand en el certamen 080 Investor Day, gracias a su propuesta que integra bajo un mismo modelo la economía azul y la economía circular.

La barcelonesa Sea2see se suma al movimiento de sostenibilidad que están suscribiendo las principales marcas textiles y de moda de todo el mundo, pero lo haces desde un enfoque más local y juvenil.

La empresa de François van den Abeele se dedica a fabricar gafas graduadas y de sol con las redes de pesca que quedan flotando en los mares; un residuo que conforma el 15% de toda la contaminación que amenaza a los ecosistemas marinos.

Sedaqua

Sedaqua nació hace casi una década como un spin-off de la Universidad de A Coruña, resultado de una investigación de humedales liderada por David de la Varga, Marcos Vázquez y el catedrático Manuel Soto.

En menos de un lustro la empresa ya había alcanzado una posición de influencia como ganadora del Premio Innova Emprende, y ocupaba los principales proyectos públicos y privados de la región. ¿A qué se dedican exactamente?

Esta empresa “diseña, construye y gestiona plantas de tratamiento de aguas mediante digestión anaerobia y humedales artificiales”. La idea pasa por acabar con las depuradoras tradicionales en poblaciones pequeñas, empresas e industrias agroalimentarias.

"Manipulamos los componentes de estos entornos para que se generen determinadas reacciones biológicas que eliminan los residuos en el agua de industrias como la del vino y en poblaciones de hasta 2.000 habitantes", explica De la Varga a Expansión.

Onean

La economía azul no solo comparte una responsabilidad ética por el medioambiente, sino que también cuestiona los modelos económicos que tradicionalmente se han levantado en torno al turismo y el ocio en general.

Es ahí el spin-off de la ingeniería vasca Bizintek, conocida por crear el primer prototipo autopropulsado de una tabla de surf. Este primer signo de movilidad eléctrica en el mar lo retomó cinco años después Onean para distribuir jetboards 100% funcionales.

La empresa ya exporta a Francia, Alemania, Australia y Estados Unidos sus dos modelos: la tabla Carver —destinada a la velocidad— y la tabla Manta —enfocada al paseo y la estabilidad. Ambas comparten baterías, y permiten el intercambio para una gestión más sencilla.

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Y tú, ¿ya conocías el potencial y crecimiento de la economía azul?