La terminología es extensa debido a las diferencias legislativas entre ayuntamientos y Comunidades Autónomas, pero el concreto es el mismo. No importa si se habla de licencia de apertura y licencia de actividad, o de cualquier otro tipo de eufemismo.

Todas las soluciones recogidas en la ley habilitan el desarrollo de una actividad en un local o establecimiento.

Ahora bien, suele ser uno de los trámites más farragosos a nivel burocrático para las pymes y los emprendedores, y la "nueva normalidad" que proyecta el futuro postcoronavirus no augura soluciones más sencillas.

Sin conocer bien la normativa, todos los negocios que quieran aprovechar las oportunidades de la crisis pueden llegar a incurrir en ilegalidades involuntarias capaces de lastrar cualquier plan de viabilidad.

Por todo ello en MÁSMÓVIL Negocios queremos indagar en las particularidades de la ley para proyectar una guía de conocimiento básico sobre la licencia de apertura y la licencia de actividad.

Licencia de apertura y licencia de actividad

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Definición y diferencias

A nivel legal la licencia de actividad y la licencia de apertura es exactamente lo mismo; un documento municipal obligatorio para ejercer una actividad comercial, industrial o de servicios en un local, nave u oficina. El apelativo de "apertura" se obtiene junto al documento final solo tras cumplir con todos los requisitos.

Además, en función de la administración local pertinente, los requisitos o características de la licencia pueden variar a lo largo del tiempo.

Es el dueño del negocio el que debe mantenerse actualizado, llevando a cabo una renovación en caso de que quiera mudarse de local o emprender obras de importancia.

Con la intención de evitar posibles problemas a la hora de tramitar, es recomendable antes ejecutar una planificación en la que se contemple la adecuación del tipo de actividad con el establecimiento en el que se acogerá.

En los últimos años la tendencia de los Ayuntamientos ha pasado por endurecer las exigencias para obtener la licencia de actividad y la licencia de apertura. Ya no importa, por ejemplo, que la nave elegida por una empresa de maquinaria estuviera previamente ocupada por otro negocio similar.

Conviene siempre llamar a la administración local para despejar todas las dudas: preguntar antes de actuar. Con eso en consideración ya se puede avanzar hacia los pasos de la tramitación.

 

Tipos de actividades

La administración contempla dos tipos de licencias en función del nivel de perturbación y modificaciones que podría llegar provocar el desarrollo de la actividad.

Es decir, que se establecen categorías dependiendo de la amenaza que suponga la empresa para la convivencia local.

 

Actividades inocuas

Como su propio nombre indica, son aquellas que no provocan daños tangibles o intangibles de importancia. Que no suponen ningún riesgo para el medioambiente, y que no comprometen a los ciudadanos.

Su obtención, es obviamente, más sencilla, y solo requiere un informe técnico que debe ser elaborado por un profesional. Este estudia el local para el que se desea la licencia, y confecciona una ficha necesaria para el proceso.

¿Qué tipo de profesional está capacitado para ello? Solo aparecen acreditados arquitectos, aparejadores e ingenieros técnicos industriales colegiados (necesario el visado del colegio profesional). Eso sí, como alternativa, también puede encargarse una empresa especializada.

 

Actividades calificadas

La apertura de una central nuclear siempre salta a los medios por su alto nivel de incidencia medioambiental y social. Lo mismo les sucede a los negocios industriales, a la hostelería, y a determinados comercios y servicios (por cuestiones de ruido). Son incluidas en este grupo si requieren algún tipo de medida sanitaria, medioambiental o de seguridad.

Como es lógico, para las actividades calificadas es necesario presentar un documento más complejo y complicado de obtener: el proyecto técnico.Este estudio ha de ser capaz de alinearse con informes municipales, urbanísticos, o de cualquier otro tipo.

Los profesionales habilitados para confeccionar el documento son los mismos que los autorizados para los informes técnicos. A ellos les corresponde tener en cuenta aspectos como la insonorización, las normativas de incendio, la higiene o la manipulación de alimentos en cada caso.

 

Consideraciones

Es importante tener en cuenta que las instituciones ya no conceden licencias de ningún tipo a actividades que se pretendan desarrollar en viviendas por encima del primer piso. Siempre y cuando que no se trate de actividades externas realizadas por artesanos, artistas, y otros profesionales.

Además, para locales de menos de 300 metros cuadrados no es necesario obtener la licencia de apertura. Con una declaración responsable o comunicación previa es suficiente para que el Ayuntamiento de turno otorgue el permiso de operaciones.

 

Costes

A la hora de emprender un negocio se deben considerar los gastos por este tipo de trámites. En ningún caso es recomendable que el posible contratiempo se traduzca en costes imprevistos que puedan poner en peligro la viabilidad de la empresa.

Planificar y prevenir es prioritario. Con eso en mente, se contemplan dos partidas a las que habrá que destinar los importes:

Tasas del Ayuntamiento: dependiendo de la localidad se proyectan las cuantías, que varían en función de la importancia de la calle comercial en la que se quiera establecer el local, el tamaño de este, y la mencionada actividad. En ciudades muy pobladas como Madrid o Barcelona estos mencionados importes pueden llegar a multiplicarse.

Informe y proyecto técnico: partiendo del documento que se necesite en relación al tipo de actividad, los costes serán unos u otros. Los profesionales encargados de su confección suelen cobrar importes que oscilan entre los 600 y los 1.000 euros para actividades inocuas, y entre 1.200 y 2.400 euros para actividades más comprometedoras.

 

Proceso paso a paso

Habiendo realizado la planificación, y teniendo todos los documentos necesarios para iniciar los trámites en posesión, se puede empezar a pasar por las fases del proceso. Desde ahí, las instituciones locales pueden tardar varios meses, e incluso un año, para entregar la licencia.

Para evitar retrasos indefinidos, con costes extras materiales para los empresarios, el Gobierno aprobó el pasado 2011 la Ley de Economía Sostenible, por la cual se obliga a los interesados a presentar una comunicación previa que el Ayuntamiento deberá recibir como justificante.

Eso evitaría el silencio administrativo al finalizar los siguientes pasos:

  1. Informe o proyecto técnico: el profesional habilitado confecciona este documento en base a un estudio técnico del local para el que se desea obtener la licencia. El ingeniero o arquitecto necesitará para ello contar con un visado, que implica el pago de unas tasas.
  2. Tasas municipales: se realiza el ingreso de estos importes (variables en función del Ayuntamiento) en el banco o la cuenta corriente designada de forma oficial.
  3. Declaración responsable y solicitud de licencia de apertura: el interesado se dirige al Ayuntamiento momentos antes de llevar a cabo la inauguración del local, para presentar estos dos documentos.
  4. Inspección técnica: el Ayuntamiento envía a un profesional cualificado para revisar el local y comprobar que está todo en orden.

Gracias al Real Decreto Ley 19/2012 de 25 de mayo, los Ayuntamientos gozan de más flexibilidad a la hora de conceder permisos. Con esto nacieron las licencias express, a través de las cuales se puede sortear parte del proceso.

 

 

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Y tú, ¿ya controlas la licencia de apertura y la licencia actividad?