En un contexto empresarial de máxima competitividad, la elección de uno u otro proceso de planificación, puede significar la ventaja competitiva determinante en el sector operado. Las evaluaciones de riesgo daban fundamento a esa lógica, y la transformación digital ha permitido al Business Impact Analysis continuarla.

Siempre en términos de inversión, esta técnica conocida por sus siglas —BIA—, ha posibilitado a las compañías profundizar en sus protocolos de actuación, dando respuesta a las necesidades particulares de departamentos y procesos.

La aparición de sistemas de medición más precisos ofrece ahora la democratización que muchas startups y pymes necesitaban desde hacía años. En MÁSMÓVIL Negocios queremos exaltar esa ecuanimidad en tiempos de crisis económica, diseccionando el Business Impact Analysis.

Business Impact Analysis consejos trucos

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¿Qué es el Business Impact Analysis?: un paso más allá de la evaluación

De acuerdo a la definición de Gartner, "el BIA es el proceso de determinar el carácter crítico de las actividades económicas y las necesidades de recursos relacionadas para garantizar la resiliencia operacional y la continuidad de las operaciones durante una interrupción económica y después de esta".

Es decir, que el Business Impact Analysis, a diferencia de una evaluación de riesgos —enfocada en el cómo—, sirve para identificar el 'qué', discriminar los tipos de impactos y conocer los efectos particulares sobre las áreas afectadas.

"El BIA cuantifica los impactos de las interrupciones en la prestación de servicios, los riesgos para la prestación de servicios y los objetivos de tiempo de recuperación (OTR) y los objetivos de puntos de recuperación (OPR). Estos requisitos de recuperación se utilizan luego para elaborar estrategias, soluciones y planes".

Nos empuja hacia consecuencias y reacciones que pueden ser cocinadas durante el desarrollo de un Plan de Recuperación ante Desastres (DRP), y a su vez, paralelamente a un Plan de Continuidad de Negocio (BCP).

 

Terminología básica a conocer

Los estudios sobre situaciones de crisis empresariales son extensos, y de ellos ha derivado una amplia terminología formada por tecnicismos importantes de conocer. Son relativos tanto a la medición como a la clasificación de información.

RTO (Recovery Time Objective): es el tiempo de recuperación que necesitan las actividades afectadas por la simulación llevada a cabo. Es imperativo conocer este dato para poder desplegar las estrategias adecuadas en función del espacio temporal disponible.

MTD (Maximun Tolerable Downtime): recurriendo a símiles médicos, un proceso puede terminar siendo irrecuperable si pasa demasiado tiempo dañado. En un infarto cerebral los daños varían en función del retardo entre el hecho y las medidas quirúrgicas. En caso de exceso, la medida preventiva dejaría de ser facultativa.

RPO (Recovery Point Objective): esta variable mide la cantidad de daño que se puede llegar a producir si el impacto supera el tiempo de recuperación máxima. Por ejemplo, la cantidad de información irrecuperable tras un ciberataque a los servidores de una empresa.

 

Cocinando un BIA

Aunque la norma ISO 22301 sobre Sistemas de Gestión de Continuidad de Negocio ya contempla, a nivel internacional, una serie de medidas estándar a seguir, el proceso del Business Impact Analysis contempla ciertas particularidades.

Todo BIA está conformado por una fase exploratoria, en la que se lleva a cabo un análisis reflexivo para identificar vulnerabilidades, y por una fase de planificación, en la cual se desarrollan las estrategias preventivas para minimizar el riesgo.

Eso solo es posible desarrollarlo si la empresa mantiene un enfoque sistémico que entienda el funcionamiento de cada elemento como prioritario para la viabilidad de los demás componentes de la organización.

 

1 – Recolección de información

Para detectar los puntos débiles se desarrolla un proceso similar al DAFO. Mediante reuniones y formularios internos se obtiene un mapa conceptual en el que se señalan codependencias entre procesos, y posibles vacíos de cobertura.

 

2 – Clasificación y jerarquización

Con los datos se generan tablas regidas por los distintos RTO, MTD y RPO. En función de estas variables se pueden establecer las prioridades entre procesos que, en caso de crisis, permitirán proteger las unidades más vulnerables.

 

3 – Despliegue de medidas preventivas

Una vez ha sido recopilada e identificada, la información se valida con los distintos departamentos. El respaldo derivado de esta operación permitirá contrastar los requisitos de recuperación con la capacidad de recuperación de los sistemas involucrados en la actividad económica de la empresa.

Es la junta directiva la que, en última instancia, debe adoptar una actitud proactiva para materializar el valor diferencial del Business Impact Analysis. En este sentido, la cultura corporativa podrá funcionar tanto como catalizador como impedimento para el cambio. Y en un contexto de crisis como el actual, la adaptación deja de depender de la proactividad, para tornarse forzosa.

 

 

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Y tú, ¿ya aplicas el Business Impact Analysis en tu empresa?