El inicio del año siempre trae al frente renovaciones de todo tipo, nuevas metas, nuevas estrategias, nuevos senderos por los que discurrir para seguir mejorando. Todo ello abre las puertas a un terreno ideal para motivar a los empleados. Tras un periodo de vacaciones más o menos extenso, el Día de Reyes delimita la frontera entre lo viejo y lo nuevo, y se convierte en la oportunidad perfecta para hacer regalos. Aunque no de forma caprichosa.

Fomentar una cultura corporativa sana alimentando el sentimiento de equipo es el mejor ejercicio con el que puedes empezar el 2020. Un trabajador satisfecho es un 12% más productivo y un 31% más eficiente, de acuerdo a estudios de la Universidad de Warwick y del Wall Street Journal junto al Opener Institute for People. Y el motivo detrás de ese efecto tan positivo para tu negocio se puede desgranar en factores increíblemente interesantes.

Reyes

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Fácil de conseguir, alta rentabilidad

Los regalos de Reyes suponen una motivación extrínseca para el trabajador, son estímulos que se fomenta desde el exterior y que nacen de una actitud proactiva. El control, por tanto, es absoluto, y sus efectos se pueden planificar. Conociendo la personalidad de los trabajadores, puedes ser capaz de escoger el artículo más idóneo en cada caso. No importa ni calidad ni la cantidad, pues es el gesto el que reporta la satisfacción.

 

Minimiza los efectos del paro festivo

Las vacaciones representan una oportunidad perfecta para reiniciar ciclos y sensaciones. Pero también suponen una interrupción muy importante en los flujos de trabajo. Para los empleados, recibir un regalo en su regreso a la oficina puede significar el aliciente que necesitan para recargar energías, y reconectar emocionalmente con proyectos. Este tipo de obsequios tienen beneficios positivos en cualquier momento del año, pero el fin de unas vacaciones magnifica el estímulo que se puede obtener de ellos.

 

Humaniza la oficina

La festividad de Reyes es entendida como un evento de corte familiar, una oportunidad de reencuentro con los seres queridos. El regreso a la oficina, trazando paralelismos evidentes, es la toma de contacto con la segunda familia. Reproducir el escenario más íntimo y casero del empleado en el lugar de trabajo, puede desembocar en una conexión entre el ámbito laboral y el personal. Un regalo, entendido desde esta perspectiva, es la llave para conseguir que los empleados se reincorporen con una sonrisa en la cara, y por tanto una mayor capacidad productiva.

 

Refuerza la imagen de marca

Del regalo a la satisfacción, y de ahí al boca a boca. Un equipo feliz, hablará de tu empresa fuera de la oficina, propagará una imagen no pagada que revertirá en grandes beneficios a largo plazo. Convertir el regalo de Reyes en un evento anual reforzará no solo la cultura corporativa, sino también el sentimiento de comunidad favorable al cultivo de ese tipo de valores y sentimientos internos.

 

Un paso más cerca de la autorrealización

Es solo un pequeño paso más dentro de una estrategia mucho más amplia, pero no deja de contribuir en cierta manera hacia la satisfacción plena. A la autorrealización que le otorgará al empleado una felicidad permanente no sujeta a más estímulos externos. Claro que, esta se consigue a largo plazo, pero el inicio del año, si se maneja bien, gestará recuerdos positivos en favor de esa consecuencia.

 

 

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Y tú, ¿ya haces regalos a tus empleados?