El futuro será digital, pero no estará totalmente desligado de lo físico. Aunque los pronósticos apuntan a una dependencia tecnológica del retail cada vez mayor, los negocios seguirán anclados a sus locales y tiendas.
Por eso, entre asociaciones y colectivos se sigue dando una gran importancia a la lacra de los shoplifters. Es decir, los hurtos más tradicionales que se dan en ultramarinos, supermercados y otros establecimientos del comercio de proximidad.
De acuerdo con el estudio ‘Retail Security in Europe’ de Crime&Tech, en el continente las empresas del sector pierden en torno a 2.542 millones de euros al año por pérdidas y robos.
Solo en verano se acumulan más del 25% de estos hurtos equivalentes a 635 millones expropiados. ¿Ha debilitado la COVID esta amenaza? La realidad es que no. Asedas y la CEOE estiman que las pérdidas en 2020 se aproximaron a los 1.800 millones de euros.
Por todo ello, hoy en MÁSMÓVIL Negocios queremos hacer un repaso por las recomendaciones más útiles de expertos a la hora de reforzar la seguridad de una tienda o un local.
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La naturaleza del problema
Aunque el imaginario colectivo dibuja el hurto como una actividad marginal de delincuentes ocasionales y poco profesionalizados, la realidad es que el problema está mucho más estratificado.
Tal y como señala Kantar, la globalización está dando un paso atrás. “Las marcas locales de gran consumo están creciendo un 50% más que las internacionales, contribuyendo al 72% del crecimiento de mercado”.
Es el caldo cultivo perfecto para que surjan organizaciones delictivas dedicadas única y exclusivamente a explorar la debilidad de los crecientes comercios de proximidad; unos negocios más expuestos a hurtos y menos digitalizados en sistemas de seguridad.
“Los hurtos los [suelen] realizan bandas organizadas que buscan productos de alto valor, como botellas de alcohol o embutidos de calidad, y que encuentran fácil salida en el mercado negro", recoge el informe “Posicionamiento sobre el hurto multirreincidente en el comercio en España”.
Se trata de un problema que no encuentra respuesta en la ley. Y es que, el Código Penal no recoge agravios disuasorios para hurtos si estos no superan los 400 euros. Esto convierte la amenaza en un goteo de pérdidas casi imperceptible para los negocios.
"Unos aceptan el pago de las multas como una cuota o canon que pagan por tener esta profesión y otros no abonan las multas y buscan formas de eludir el pago hasta que la pena prescribe", expone el documento de la patronal.
Los robos más frecuentes se dan entre productos electrónicos de pequeña dimensión, y las pérdidas generales aumentan exponencialmente en función del número de horas que el local se mantenga abierto.
Ahora bien, en el sentido contrario, los daños de un robo se asocian más al importe de lo hurtado a medida que decrece el tamaño y la facturación de la tienda.
Qué, quién y cómo se roba
Para responder a los robos es necesario conocer el perfil del delincuente. Es así porque las necesidades de seguridad no serán idénticas para un supermercado como Mercadona que para una pequeña tienda de ropa.
En este sentido, el estudio de Crime&Tech recoge el tipo de producto que más hurtos acumula dependiendo del tipo de local. La enumeración se muestra de más a menos, en orden de cantidad y probabilidad.
- Electrónica: teléfonos móviles y accesorios, videojuegos y software, dispositivos.
- Textil: complementos, jerseys, pantalones.
- Alimentación: bebidas alcohólicas y refrescos, quesos y carnes, chocolates y dulces.
- Ferretería y bricolaje: herramientas automáticas, tornillos y desatornilladores, accesorios del hogar.
¿Quién perpetra los delitos? Hay dos vertientes claras: la del ladrón ocasional y la de las bandas organizadas. Cada una se rige por unos métodos y preferencias propias.
- Ladrones individuales: suelen ser clientes que se rinden ante ciertas tentaciones y que habitúan a estar movidos por algún tipo de frustración. Son habituales en las cajas de cobro automático de los supermercados.
- Bandas de dos o tres personas: están bien equipados con martillos, bolsos e inhibidores, operan con una estructura sólida y se muestran hábiles frente a las apariencias y el engaño.
Entre los delincuentes, no obstante, no solo hay clientes. Muchas tiendas se enfrentan a casos de hurtos internos profesados por empleados descontentos que buscan hacer daño económico o reputacional al local. Estos muestran patrones propios:
- Robo de productos
- Apropiación de dinero de la caja registradora
- Devoluciones fraudulentas
- Anulación total o parcial de recibos
- Consumo de productos
- Uso fraudulento de tarjetas de socio
5 prácticas para mejorar la seguridad de tu tienda
Si bien no existe la receta mágica capaz de eliminar por completo los hurtos, los comercios más seguros del mercado sí manejan ciertas medidas que reducen las cuantías perdidas por este tipo de delitos.
Desde Shopify listan las más importantes —y asequibles— en el comercio de proximidad.
Orden en el lineal
Cuanto más estricto seas en la colocación de los productos más fácil te resultará detectar posibles robos. Lo más recomendable pasa por construir “muros” de producto que disuadirán a los delincuentes.
Seguimiento del lenguaje corporal
A los ladrones se les identifica porque dedican más tiempo a observar a los cajeros y los empleados que a comprar, se prueban muchos artículos pero solo eligen uno, cogen cosas al azar y parecen nerviosos.
Instala cámaras y dale esta información al personal de seguridad si lo hay, para que estén prevenidos frente al hurto,
Formación del personal
Tus empleados son las mejores herramientas de contención en caso de hurto. Por eso es importante mantener una formación activa —y prácticamente gratuita— que te evitará muchos problemas.
Enséñales a transmitir presencia en todo momento, impón reglas respecto a recipientes y bolsas del exterior, entrénalos para que identifiquen etiquetas y establece un sistema de comunicación no verbal.
Distribución de la tienda
Coloca las cajas orientadas en la parte izquierda de la salida; está comprobado que los clientes giran siempre a la derecha al entrar en las tiendas. Si les obligas a pasar por caja, reducirás sus incentivos para robar. De ahí que debas mantenerlas siempre atendidas.
Paralelamente sitúa espejos para eliminar puntos ciegos, emplaza los productos más valiosos en vitrinas cerradas y limita el número de productos a tomar por cliente.
Señalización
Tal y como explica Blain Brewster, EO de SmartSign, “la meta de la señalización antirrobo es asustar a los delincuentes, no intimidar a los compradores. Esta debe reflejar quién eres y qué estás vendiendo”.
Se trata de una medida muy económica que aporta dos beneficios al mismo tiempo: por un lado seguridad, y por otro imagen y reputación. Eso sí, a la hora de colocar los letreros has de tener en cuenta ciertos mínimos.
- La primera señal debe estar posicionada en la misma entrada de la tienda.
- Sitúalas a alturas elevadas y cercanas a la posición que suelen ocupar las cámaras de seguridad.
- Utiliza dibujos y símbolos; está comprobado que duplican el cumplimiento de las reglas.
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