Crecieron un 15% en 2020 y lograron posicionarse como alternativa de futuro a las anquilosadas estructuras bancarias. Las fintech han dado un paso de gigante durante la crisis y ahora se preparan ya para su consolidación.
Frente a los recortes masivos de plantilla de las grandes entidades, estas empresas acapararon nada menos que 300 millones de euros en España durante el pasado ejercicio, y ya cuentan con 463 empresas y más de 12.000 empleos directos implicados en sus premisas.
"La aparición de nuevos modelos innovadores de préstamos como el de 'revenue-based financing' o el de 'salary-advance', así como nuevos métodos innovadores para reducir el riesgo de crédito y la distribución digital de préstamos han contribuido a ello", señala Finnovating en el mapa Fintech de 2021.
Con 215,8 millones de euros, este sector, junto al insurtech, fue el segundo que más capital inversor atrajo durante el año, solo por detrás de las empresas de movilidad y logística. Es en este contexto en el que se marca el éxito de Goin App.
La startup barcelonesa lidera el fenómeno del ahorro millennial con más de 1,1 millones retenidos para sus usuarios cada semana, 29 personas en plantilla, y un monto de rondas acumulado de 8,3 millones.
Por todo ello hoy, en MÁSMÓVIL Negocios, queremos ahondar en el origen de esta joven empresa para tratar de identificar aciertos estratégicos que puedan ser de utilidad para otros emprendedores.
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Un camino prometedor
Jóvenes, con empleos mediocres y un futuro incierto liderado por mercados deshumanizados. La realidad de los millennial explica por qué son ellos los que están impulsando con más fuerza el crecimiento de las soluciones de microinversión y ahorro.
“PwC concluye que más del 80% de los estadounidenses no tiene 400 dólares para una factura inesperada y, además, por otras estadísticas, se ve que en España el número es aún mayor”, explica a BI, David Ruidor, CEO de Goin App.
Era una realidad que el ahora líder de la startup y sus compañeros de andanzas conocían bien pese a tener buenas trayectorias laborales. En 2018, Ruidor había llegado al final de un viaje emprendedor prometedor.
Siendo todavía adolescente este emprendedor logró fundar primero la consultoría AMBBIS, y más tarde, tras terminar la carrera de Telecomunicaciones, Abracadapp; una aplicación para magos que terminaría siendo comprada por Magia Borrás.
Sus siguientes pasos le llevaron a crear otro proyecto de realidad virtual también absorbido, y finalmente a trabajar en el departamento de nanosatélites de Google. Tras pasar por el gigante, y tantear una oportunidad en Cosentino, decidiría volver al emprendimiento.
“Siempre me había preocupado la parte financiera y todo lo relacionado con la criptomoneda y el blockchain”, relata a Emprendedores. “Y decidí crear Goin App junto a otros dos socios que venían también de otras multinacionales”.
Ellos eran Carlos Rodríguez y Gabriel Esteban, las figuras que cerrarían el frente principal de la startup. Era 2018 y había nacido una de las apps de mayor referencia para los jóvenes españoles en los últimos años.
No es solo ahorrar
Goin App nació como una herramienta de ahorro automático compatible con cualquier cuenta de banco, pero pronto viró hacia una lectura más pragmática del cicateo.
David, que venía de compartir una comunidad de bienes con sus amigos, pronto descubrió que entre el 80% y el 90% de los inversores pierden dinero. Por eso sabía que al ahorro debía acompañarle objetivos específicos. Es decir, implicación.
“Cuando nos dimos cuenta de que ahorrar no era sexi para un chico de 18 años cambiamos el foco”, valora Ruidor en El País. “Ahora somos una app donde el usuario escribe lo que quiere y se olvida”.
“Nosotros le ayudamos a conseguirlo lo más rápido y barato posible. Por ejemplo: ‘Quiero comprarme el nuevo iPhone que saldrá a finales de año’ o ‘Quiero comprarme una Harley en cuatro meses’. Entonces hacemos cuentas y le decimos: ‘Vale, tienes que guardar 32 euros por semana”.
Con esa información, la app ofrece consejos tanto de ahorro como de inversión; soluciones estas últimas integradas en la propia plataforma a través de la automatización habitual en el sector.
“No puedes ir contracorriente y decirle a una persona de 23 años si quiere ahorrar para su jubilación”, asegura a BI. “Directamente ni te usará, porque es muy difícil modificar esa base”.
Goin App echaba andar con este enfoque notablemente más desenfadado que el de la competencia, y lo hacía con gran acierto. En 2017, cuando estaba todavía en fase seed, ya fue nombrada como la mejor startup del mundo por la comunidad de AngelHack.
A principios de 2019, cuando tocaba saldar cuentas del siempre complicado primer año, los emprendedores sumaban 2,9 millones de euros obtenidos en distintas rondas de financiación de carácter internacional.
Tras un 2020 fulgurante en el que las necesidades de ahorro la han llevado a conseguir otros 5 millones para su expansión internacional, Goin es hoy la fintech que más crece de toda Europa, con sus fundadores incluidos en la lista 30 under 30 de Forbes.
¿Cómo funciona exactamente Goin?
La idea de Ruidor no es exactamente original; el éxito de Goin radica en la materialización de dicha propuesta. Parte la premisa del microahorro, pero aplica la tecnología del Machine Learning para guiar el proceso a través de metas factibles.
El usuario se registra, selecciona la meta de ahorro que quiera, y da permiso para que la app se sincronice con la cuenta bancaria. A partir de ese momento, los beneficios de todas las funciones irán a parar automáticamente a la entidad.
La aplicación se divide así en tres vertientes repletas de matices:
- Métodos de ahorro: con opciones que van desde el redondeo (por cada compra con tarjeta se acumula hacia arriba), la retención (un porcentaje mensual de la nómina), hasta el autoahorro (cantidad fija diaria y automática).
- Inversión: con lo ahorrado la app permite apostar por el mercado de las criptomonedas o por las ETF. Siempre a partir de una cantidad mínima, y en un proceso de reinversión y optimización totalmente automatizado.
- Compra: Goin cuenta con un pequeño Marketplace en el que se ofrecen bonos, experiencias y productos con descuentos condicionados a la compra interna desde la app.
Con todo ello, Goin consigue que se vaya acumulando dinero sin apenas impactar en las finanzas del usuario. Lo hace, claro, permitiendo la retirada del capital en todo momento (el dinero llega en un plazo aproximado de 48 horas desde la solicitud).
“No creemos en las verticales completas sino en ir mezclando”, apunta a Emprendedores. “Estamos facturando como instrumento de inversión y ahora empezamos a facturar también a partir de Marketplace, como intermediarios. Dentro de poco abriremos también la parte de crédito”.
Ahora bien, dejando de lado el éxito del Smart Saving, la verdadera clave del éxito de Goin tiene más que ver con la comunicación que con el producto.
Todo por y para el cliente
A pesar de su éxito, la app sigue estando condicionada a un sistema de invitación por el que se restringe el acceso libre a sus servicios: alguien que ya tenga una cuenta debe mandar la proposición para poder entrar.
Esta “waiting list”, que en 2018 acumulaba a más de 13.000 usuarios, derivó en un FOMO lógico, pero no era la intención real de la medida. Además de la seguridad, el equipo de Ruidor quería garantizar la calidad del servicio.
Y es que, para lograr la implicación personal de cada uno de los clientes, el algoritmo necesita mantener una relación estrecha con ellos; haciéndoles preguntas, optimizando parámetros y buscando la configuración más ecuánime.
Los objetivos, configurables en concepto y cuantía por los usuarios, son los que hacen de referencia para los consejos de la aplicación.
“Nos hemos dado cuenta de que, si partes de este punto inicial, la gente va entendiendo el porqué del ahorro”, apostilla. “Lo haces más tangible. Se trata de poner una semillita a los usuarios para concienciar y crear unos hábitos”.
Innovación, comunidad y futuro
Si hay un rasgo que ha definido al equipo de Goin desde su creación ese es el de la innovación. Desde el lanzamiento de la app no han dejado de surgir y desaparecer funciones alimentadas por el feedback de la comunidad.
El crowdlending, método de inversión con gran tirón durante los primeros pasos del servicio, terminó desapareciendo en favor de un mayor rango de opciones en el apartado de las criptomonedas.
Esta evolución también se ha percibido en la propia experiencia de cliente: la interfaz se ha suavizado y los menús se han reorganizado para simplificar algunas de las operaciones más habituales.
Por otro lado, desde el equipo de marketing siempre ha ido reforzándose el servicio con correos personalizados, actividades de refuerzo para la comunidad, o simplemente contactos bañados de empatía.
Goin es, en definitiva, un producto acertado desde el punto de vista estratégico, que debe su crecimiento imparable al esfuerzo constante de sus responsables.
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