La venta de un producto o la prestación de un servicio conlleva automáticamente su pago: esta es la base de todo negocio. Por eso las empresas facilitan una amplia variedad de métodos de pago con el fin de agilizar el proceso y brindar al cliente la opción con la que más cómodo se sienta.
El dinero en efectivo ha ido perdiendo protagonismo en las transacciones comerciales durante los últimos años. La comodidad de los pagos electrónicos ha hecho que las monedas y billetes físicos se vean menos. Algunos se han atrevido a pronosticar incluso que las criptomonedas acabarán por desplazarlos a la larga. Pero siguen siendo importantes en el día a día y, aún, el método preferido para muchos.
Como referencia, en España antes de la pandemia hasta el 87% de los pagos se realizaba en efectivo frente al promedio europeo del 79%. Sin embargo, las cosas han cambiado radicalmente desde la pandemia. Según la OCU, durante 2021 el 80% de los españoles ha preferido usar tarjeta en vez de efectivo, y un 63% Bizum. Otras alternativas como PayPal, Apple Pay y Google Play le siguen la estela.
Y es que igual que en otros aspectos que han afectado a las empresas, como la implementación del teletrabajo, la pandemia de Covid-19 ha hecho que se reduzca al máximo el contacto físico. Así se ha acelerado que muchas personas opten por pagar vía telemática o con su propio móvil. Sin embargo, el efectivo resiste.
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Y es que los pagos en efectivo siguen teniendo muchas ventajas. El dinero en metálico sigue siendo muy importante en determinados grupos sociales o zonas rurales por diversas razones. Sigue siendo un instrumento rápido, fiable y libre de cargas o comisiones en sus operaciones. El Banco Central Europeo considera que el efectivo es un medio de pago esencial para la tercera edad, las personas inmigrantes o con alguna discapacidad, los ciudadanos socialmente vulnerables y aquellos con acceso limitado a los servicios digitales.
Los límites de dinero en efectivo en España
Al margen de las nuevas opciones de pago sin contacto, el Gobierno de España ha tomado medidas para disuadir de alguna manera del intercambio tradicional de billetes y monedas. De esta manera, los pagos en efectivo han visto drásticamente reducido su montante máximo permitido durante los últimos años. Ha sido la ley 11/2021 la que ha establecido en 1000 euros el límite máximo para pagos en efectivo.
La medida pretende prevenir y combatir el fraude fiscal. Este tope estaba establecido previamente en 2500 euros desde 2012. Y este límite también incluye las transacciones comerciales, es decir, en las que alguna de las partes intervinientes actúe en calidad de empresario o profesional. Pero no afecta a particulares ni a los pagos realizados en entidades financieras.
Esto significa que para pagos mayores a 1000 euros, debe realizarse una transferencia bancaria o utilizar otro método que deje reflejado el pago. La ley es clara para aquellos casos en los que se exceda este límite: la multa puede ser equivalente al 25% del monto pagado en efectivo. Además, Hacienda puede aplicarla a ambas partes, es decir, tanto al pagador como el receptor del efectivo. La exención de esta multa se aplica cuando una de las partes denuncie a la otra por este hecho.
Aparte de esto, los pagos no pueden fraccionarse para evitar el límite. Es decir, si la operación asciende a 2000 euros, el pagador no podrá entregar 999 euros en efectivo y otros
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