Para establecer qué es la tributación por módulos hay que partir de la base de que se trata de una forma de tributar muy determinada. Se basa en detallar aspectos como las horas que se trabaja, el número de empleados que se ha contratado o el tamaño del centro en el que se realiza la actividad profesional. Por supuesto, también aparecen los beneficios obtenidos de las actividades empresariales.
La tributación por módulos está diseñada para aquellos negocios que no tienen capacidad para emitir declaraciones en las que aparecen detalladas todas las operaciones que llevan a cabo. El ejemplo más claro es el de los autónomos que realizan muchas actividades por las que reciben pequeñas cantidades de dinero. Un caso muy ilustrativo es el de un taxista que realiza numerosos trayectos cortos por los que cobra menos de 10€.
¿Qué empresas pueden tributar por módulos?
Las empresas que consideren que pueden beneficiarse de tributar por módulos tienen que cumplir una serie de requisitos. El primero de ellos es que su actividad profesional debe aparecer en las órdenes ministeriales correspondientes al régimen por módulos, esto se debe a que no todas las actividades pueden acogerse a este tipo de tributación.
Una vez que se ha comprobado que esa actividad puede ser acogida a este régimen hay que cumplir otros parámetros. Uno de ellos es que el volumen de ventas que la empresa haya alcanzado en el ejercicio anterior no debe ser superior a los 250.000€. Por otro lado, si decide expedir una factura a un profesional del que necesite sus servicios la cuantía de la misma no debe superar los 125.000€.
Para tributar por módulos también influye el volumen de compras que tampoco debe superar los 250.000€. Otro requisito es que no pueden realizar otras actividades que tributen en estimación directa ni estar excluido del régimen simplificado de IVA.