El término auditoría se utiliza con bastante frecuencia en el sector económico y en el sector empresarial. Hace referencia a un proceso a través del cual se evalúa de forma muy detallada a una compañía con el objetivo de conocer su situación actual, así como sus puntos fuertes y débiles. Entre los objetivos principales de la auditoría se encuentran el saber por qué una empresa no es rentable o trazar los planes para mejorar sus números.
Las auditorías reúnen una serie de características, entre ellas se encuentran que sus pautas tienen que estar previamente establecidas, que al realizarlas hay que tener en cuenta todos los recursos de la empresa analizada, tanto los materiales como los inmateriales y al final, se tiene que emitir un informe con unas conclusiones detalladas sobre el análisis realizado de los asientos contables.
A pesar de que los resultados de las auditorías no siempre son positivos, su ejecución supone un punto de inflexión para la empresa. En ocasiones la consecuencia es el cierre de la entidad y otras veces supone un cambio que le lleva a crecer a nivel financiero.
¿Qué es una auditoría en contabilidad?
En el contexto de la contabilidad, la auditoría tiene una definición que es el análisis de las cuentas de una compañía. Este estudio se realiza mediante un proceso que tiene como objetivo conocer el rendimiento real de una empresa.
Además, al ejecutarlo se pueden ver con total claridad cuáles son los puntos de la empresa sobre los que se tiene que trabajar para mejorar sus números.
¿Qué empresas están obligadas a una auditoría de cuentas?
En principio, las empresas no tienen por qué hacer una auditoría de cuentas, salvo que cumplan tres requisitos. El primero de ellos es que sean sociedades mercantiles, pero, además, tienen que tener un activo que iguale o que supere los 2.850.000€ y un importe neto anual que supere los 5.700.000€ durante dos ejercicios seguidos.