Emprender un negocio no es tarea sencilla porque se necesitan una variedad de recursos para poder llevarlo a cabo. A menudo invertimos mucho tiempo en valorar el coste que supone montar una compañía y las ganancias que vamos a adquirir con ella. Pero ¿te has preguntado lo que ocurre una vez inicias la aventura empresarial?

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Evidentemente se ponen en juego muchos factores como la dedicación y el tiempo, pero una de las claves es la actitud que mostramos ante nuevos desafíos. De hecho, está demostrado que hay rasgos de la personalidad que son más propensos a tener más éxito empresarial.

Proactividad

Tener iniciativa e identificar las oportunidades. Es uno de los rasgos de las personas que tienen interés en prevenir situaciones de riegos y saber anticiparse a ellas con soluciones creativas.

Autonomía y análisis

Una vez que decides emprender un negocio, te enfrentas a tener que tomar decisiones en ausencia de una figura de responsable o supervisor que marque los pasos a seguir. Ese tipo de perfiles son muy usuales en las grandes compañías, pero lo cierto es que cuando montas una start-up, eres tú el que tiene que tomar decisiones por sí mismo. Ser autónomo es una de las cualidades más importantes, por eso es esencial tener capacidad analítica que te permita tomar la decisión más adecuada para tu futuro como empresario.

Innovación y creatividad

Se necesita ser creativo, tener inspiración y talento para dar paso a la innovación. Emprender es prácticamente igual a innovar: sacar nuevos productos, servicios y hacer cosas que no se habían hecho antes.

Motivación

Otro de los pilares básicos es sentir pasión por lo que haces y estar día a día motivado para superar todos los retos, alcanzar cualquier meta y buscar nuevos desafíos.

Autoeficiencia

Tiene que ver con la capacidad de estar convencido de que puedes hacerlo bien. Se necesitan altos niveles de autoeficiencia y seguridad para poder afrontar los riesgos que conlleva el emprendimiento. Esta cualidad también está relacionada con el 'locus del control interno': ser capaz de controlar las cosas que ocurren para poder actuar sobre ellas.

Por supuesto existen más actitudes que influyen a la hora de llevar a cabo un proyecto empresarial, como pueden ser el trabajo en equipo, ser sociable, flexible, educado o ser capaz de tener una visión para identificar y afrontar nuevas estrategias.

Sin embargo, no todo el mundo está preparado para ser empresario y aunque conocemos las claves para triunfar, también hay ciertos factores, de los que no se suelen hablar tanto, que conducen al fracaso.

En primer lugar, lo que más influye es no estar preparado para fracasar. Tienes que saber asimilar y evaluar en qué has fallado para poder corregirlo. En esta línea, las personas que buscan excusas cuando fallan, jamás aprenden y no son capaces de mirar hacia delante.

Por otra parte, el fracaso está ligado a los miedos, a las actitudes negativas y a la falta de adaptabilidad. Otro de los rasgos de las personas que fallan en el intento de emprender, es el ansia de enriquecerse. Es mejor ofrecer productos de calidad y que aporten valor, de esta manera el dinero llegará solo aun que se demore un poco más.

Ser emprendedor no es tarea sencilla, pero alcanzar el éxito es muy gratificante. Desde MÁSMOVIL Negocios te animamos a que persigas tus metas y, para ello hemos creado planes específicos para autónomos. Pues consultar todos los detalles en nuestra web sobre nuestros servicios o llamarnos gratis al 1496.

Y tú, ¿tienes una buena actitud ante los negocios?