No hay duda de que el mundo está cambiando. Y lo hace a pasos agigantados gracias a la implantación de las nuevas tecnologías. Hace ya muchos años se pronosticó que el teletrabajo sería una realidad tarde o temprano. La posibilidad de trabajar de forma remota para una empresa desde cualquier lugar era algo impensable hace solo unas décadas.

Mientras se producía esa transición de forma natural, se desató una pandemia mundial que aceleró la implantación de este modelo de trabajo en todo el mundo. Empresas y trabajadores se han tenido que adaptar e incluso muchas lo han mantenido de forma permanente.

No es nuevo oír hablar de trabajo híbrido y trabajo líquido. Ambos son enfoques laborales en un equipo empresarial y aunque tienen algunas cosas en común, no son iguales. Repasemos las diferencias entre ambos y sus ventajas para los negocios.

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¿Qué es el trabajo líquido y el trabajo híbrido?

Trabajo líquido

Para hablar del trabajo líquido debemos remontarnos al concepto de "liquidez" que fue acuñado por Zygmunt Bauman en el año 2000. Este sociólogo hablaba de una modernidad líquida, de una sociedad líquida y un amor líquido. Todos son conceptos claves en un mundo deseoso de novedades, donde todo es provisional y pocas cosas tienen una duración considerable, incluyendo los empleos.

Es decir, en el momento actual lo "líquido" sirve para definir que las relaciones a largo plazo son cada vez menos habituales. Bauman no aplicó el concepto concretamente a las empresas, pero no tardó en aplicarse a una tendencia dominante en muchas empresas desde hace años, que se ha ido extendiendo por diferentes países y sectores.

El trabajo líquido facilita que las empresas puedan contar en todo momento con los profesionales que necesitan. Es decir, que los trabajadores no están sujetos a una sola compañía y su labor rota entre una y otra. Incluso pueden hacerlo dentro de la misma compañía, transitando entre departamentos y diferentes proyectos. El objetivo de permanecer mucho tiempo en una empresa, incluso como un hito deseable, desaparece con este concepto.

Las personas más jóvenes que se enfrentan a su primer entorno laboral ya no aspiran a pasar toda su vida en la misma compañía, como era habitual en generaciones anteriores. De hecho, según un estudio de Malt, el número de autónomos en España ha aumentado un 40% en la última década. Además, se está volviendo más común hablar de tendencias como la economía de trabajos temporales, es decir, trabajos ocasionales que son de corta duración y donde los contratistas son responsables de tareas específicas dentro de un proyecto.

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Trabajo híbrido

Por su parte, el trabajo híbrido es un modelo que combina herramientas digitales con formatos tradicionales para brindar la posibilidad de trabajar de forma remota y en las instalaciones de una empresa. Así se permite a los empleados una mayor flexibilidad y libertad, al no estar plenamente sujetos a un entorno físico.

Es un modelo que también ha crecido de manera exponencial desde 2020. Además, un estudio reciente elaborado por LinkedIn sobre el futuro del trabajo reveló que el 40% de los españoles apuesta por el modelo de trabajo híbrido. Y lejos de lo que cabría pensar hace años, esta modalidad no reduce la productividad de los trabajadores y permite conciliar vida profesional y personal.

El trabajo híbrido plantea muchas ventajas, pero también retos que las empresas tienen que solventar. Si bien es una apuesta por el confort y por ganar tiempo de calidad, requiere de un alto grado de compromiso y de la adaptación a las TIC por ambas partes. Muchas grandes empresas como Microsoft o Santander apuestan por él, y ya son referencia para muchas otras.

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Y tú, ¿qué modalidad de trabajo has implantado en tu negocio?