La gestión de cuentas de una empresa es un proceso en el que se realizan labores de control, planificación, previsión y se toman decisiones basadas en los datos que arroja la contabilidad de una compañía. Con esta actividad se busca saber en qué situación se encuentra la entidad y que estrategias se pueden aplicar para mejorar su solvencia.

Para llevar una gestión de cuentas efectiva es imprescindible contar con el departamento contable. Esta sección se encarga de registrar toda la información financiera de la entidad y controla cualquier movimiento que se realice en sus cuentas.

¿Qué se trabaja en la gestión de cuentas de una empresa?

La gestión de cuentas de una empresa se centra en dos aspectos fundamentales. El primero de ellos es el balance de la situación en el que intervienen las cuentas de activo y de pasivo. El activo se corresponde a los bienes y derechos que posee la entidad y el pasivo indica su patrimonio y sus deudas.

Cuando se realiza este balance el activo y el pasivo quedan relacionados. El activo refleja en qué se gasta el capital de la empresa y el pasivo de qué forma se ha gestionado esa inversión.

El otro aspecto es la cuenta de resultados que indica si las decisiones que se han tomado en relación a la gestión de cuentas de una empresa han sido positivas o negativas. En este apartado se miden factores como el grado de endeudamiento que ha alcanzado una entidad o se evalúan los problemas que pueden generar a la compañía un retraso en el cobro de las ventas.

Cuando la cuenta de resultados muestra cifras muy negativas, se revisan todas y cada una de las operaciones que se han realizado con el capital de la empresa. El objetivo es confirmar que gastos son prioritarios y cuáles se pueden eliminar para mejorar la situación de la entidad.

¿Cómo se evitan errores en la gestión de cuentas de una empresa?

Para realizar una gestión de cuenta de una empresa sin errores es necesario actualizar la contabilidad de la entidad cada vez que se produzca un movimiento. Generalmente esta actividad es realizada por contables o directivos especializados, pero puede ocurrir que en una pequeña empresa la gestión la realice el propietario que nunca debe mezclar su contabilidad personal con la de la entidad que gestiona.

También es recomendable realizar los pagos y recibir los cobros cuanto antes para asegurarse que las cuentas de la entidad están actualizadas y no habrá que sumar o restar ninguna cifra a los balances. Otro aspecto fundamental es planificar el abono de impuestos como el IVA o el de sociedades para cumplir los plazos y evitar que haya que abonar recargos como los intereses de demora.

Además, es imprescindible estar al corriente del stock de la entidad, de la situación de los clientes y realizar una media del gasto que se genera en consumo y suministro. Otra medida es dejar un remanente que sirva para sanear o equilibrar las cuentas en caso de que haya un balance negativo.