Es frecuente que en el sector empresarial surja la pregunta de qué es la cadena de valor. Se trata de una herramienta de análisis estratégico que establece el nivel de competitividad que tiene una empresa. Para lograrlo estudia las actividades que lleva a cabo esa entidad y analiza las ganancias que les generan esas mismas actividades.

La cadena de valor de una empresa se compone del estudio de las actividades primarias y secundarias que son diferentes en cada industria. Las actividades primarias son las que aportan un valor al producto final, entre ellas se encuentran las campañas publicitarias o las acciones que se llevan a cabo una vez que se produce la venta.

En lo que respecta a las actividades secundarias, son las que están destinadas a realizar una gestión generalizada de la empresa. Un ejemplo de ello son las inversiones que se realizan para desarrollar sus infraestructuras o las adquisiciones de materia tecnológica que se incorporan con el objetivo de adaptar la marcha de la entidad al contexto actual.

En 1985 se desarrolló la cadena de valor de Porter. Este académico estadounidense fue quien creó y desarrolló este término que a día de hoy se estudia en empresas y en universidades. Actualmente, la ventaja competitiva es un aspecto valorado por las entidades.

¿Qué es la cadena de valor de Porter y cómo afecta a una empresa?

La cadena de valor de Porter afecta a una empresa aportándole diferentes aspectos. Además, muchos de ellos inciden directamente en su organización porque los análisis que se ejecutan en la cadena de valor definen las actividades que realiza la empresa.

Estos estudios también ayudan a analizar al mercado y al segmento de venta, y, finalmente, aportan una revisión de los entornos geográficos en los que opera esa empresa.

Por otro lado, la cadena de valor de una empresa contribuye a optimizar los procesos ayudando a identificar las oportunidades destinadas a tomar las mejores decisiones para la marca. También contribuye a reducir los costes que generan muchos procesos que se producen de forma repetitiva.

Todas estas acciones contribuyen a aumentar la producción, a fomentar el trabajo en equipo a través de una comunicación transversal y a fidelizar clientes usando canales tecnológicos que mejoren la comunicación con el usuario.