Benchamarking es el nombre que recibe el proceso recopilación y comparación de las formas de trabajo y de las prácticas de éxito que se producen dentro de una empresa y en las compañías de la competencia. Los indicadores que se comparan reciben el nombre de “Benchmarks” y el objetivo del benchmarking es mejorar los parámetros de calidad de la propia empresa.
Esta actividad se realiza de forma continuada porque el mercado no deja de cambiar. Se trata de un trabajo que obliga a hacer un seguimiento y un análisis constante. También es importante analizar cómo reacciona la empresa ante él. Otro aspecto importante del benchmarking es que para ejecutarlo de una forma efectiva es necesario invertir en recursos tecnológicos, humanos y económicos. Además, es un proceso que tiene que estar abierto a incorporar nuevos sistemas de obtención de datos.
Tipos de Benchmarking
Al aplicar este sistema se pueden contrastar los aspectos positivos y negativos de una empresa y existen diferentes modalidades de Benchmarking.
1. El primero de ellos es el Benchmarking interno que sirve para comparar las funciones que realizan las diferentes áreas de una misma empresa. El objetivo de este tipo de investigación es calificar el rendimiento de las diferentes áreas de la compañía para aportar las mejoras que sean necesarias.
2. Otra modalidad es el benchmarking competitivo y su función consiste en analizar los sistemas de trabajo y los productos y servicios que ofrecen las entidades que suponen una competencia directa para la organización. Para aplicarlo es necesario tener identificadas al resto de empresas del sector y a partir de ahí estudiar la información concreta que se tenga sobre ellas.
El benchmarking competitivo estudia aspectos de otras entidades como sus propuestas de valor, el impacto que producen a nivel económico, social y ambiental, sus fuentes de ingresos, las dificultades a las que se enfrentan y las oportunidades que les aparecen. También se analizan otros puntos como sus actividades clave o los pasos que podrían dar a corto o medio plazo.
Este tipo de benchmarking obliga a utilizar más recursos. Su aplicación es más complicada porque hay que tener en cuenta factores como la falta de información sobre las empresas competidoras y además, estas entidades no siempre están dispuestas a aportar este tipo de datos. Siempre se recomienda solicitar esa información de forma honesta.
3. Finalmente se encuentra el benchmarking funcional que es el que se aplica sobre entidades que no compiten de una forma directa. El objetivo es saber que prácticas han llevado a esas entidades a asentarse en el mercado y a mejorar su reputación. La aplicación de este tipo de benchmarking es más sencilla que el anterior ya que esas compañías no ven a la empresa solicitante de información como un competidor directo y suelen aportar los datos requeridos sin oposición.