Tener una idea de negocio y ponerla en marcha es una tarea que requiere una planificación exhaustiva en la que deberás poner sobre la mesa muchos factores de vital importancia. El concepto de negocio es igual de prioritario que tener en cuenta otros aspectos como los proveedores, materiales o clientes a los que te quieras dirigir.
Por ello, queremos ayudarte a que desde un principio puedas organizar todos estos elementos y aprendas cómo una adecuada gestión puede potenciar el éxito de tu futura empresa.
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Estudia a fondo tu idea de negocio
En primer lugar, y más importante, debes tener claro el concepto de tu negocio. Aclarar todos sus detalles es imprescindible para que el resto de la planificación cuadre perfectamente conforme las necesidades que requiera tu producción.
Ya sea un producto o un servicio lo que tengas en mente, tienes que considerar sus características principales para llegar a las siguientes conclusiones: ¿Se trata de algo? ¿Es novedoso? ¿Interesa al mercado al que me quiero dirigir? Responder a estas preguntas de forma objetiva te ayudará a ajustar los detalles conforme a las necesidades del mercado.
¿A quién quieres dirigirte?
Una vez establecido y cerrado el concepto de tu producto o servicio, debes tener en cuenta el siguiente punto: quién lo va a demandar.
Esta cuestión ayudará a que enfoques todas tus energías a dirigirte a aquellos públicos que están dispuestos a dedicar su tiempo y dinero a tu negocio. En ocasiones, los clientes son fácilmente detectables, ya sea porque el servicio que ofreces está destinado a un público concreto o porque tu negocio cubra una necesidad específica. Por el contrario, en otros casos no resultará sencillo y deberás realizar un estudio de demanda.
¿Quién es tu competencia?
Deberás realizar un análisis de la competencia, una buena herramienta es hacer también un estudio de mercado. Dejando a un lado las tradicionales clasificaciones (competencia monopolística, perfecta, etc.), te aconsejamos que tengas en cuenta aquellos competidores referentes en tu mercado y a aquellos que se encuentran por detrás de ellos.
Asimismo, no solo es importante saber qué empresa es referente en tu sector, sino también el número de competidores que hay para valorar si existe saturación en la oferta del producto o servicio que quieres ofrecer.
¿Con qué medios cuentas?
En este punto debes tener en cuenta los costes y beneficios iniciales. En primer lugar, hay que partir con un presupuesto inicial (alquiler del local, compra de material, etc.) para poner en marcha tu empresa. Una vez establecido, ya puedes contar con todos los elementos que requieran un coste fijo mensual o uno variable (imprevistos). Planificar adecuadamente el flujo de tu inversión te ayudará visualizar de mejor forma los beneficios que prevés obtener a lo largo del tiempo.
Si tras analizar este punto consideras que no dispones del capital suficiente, puedes plantearte contar con la colaboración de inversores.
Emprender en un negocio y hacerlo de forma efectiva es una aventura que requiere, además de una buena planificación, confianza, entusiasmo y esmero en la actividad que se realiza. Por ello, esperamos que estos consejos te hayan resultado útiles y te animes a comenzar ese proyecto que tienes en mente.
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Y tú, ¿Cómo quieres planificar tu idea de negocio?