¿Cuántas veces has soñado con tus compañeros de universidad en crear una empresa por vuestra cuenta? Este mismo planteamiento lo tuvieron Álvaro Rodríguez, Pablo Recuenco y Álvaro Patón cuando decidieron poner en marcha la creación de las zapatillas Morrison, un proyecto que fue posible gracias al crowdfunding o, como la conocen muchos, a la financiación colectiva.
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Estos tres emprendedores – con profesiones diferentes – siempre han sido fieles seguidores de las tendencias en moda, y muy en especial de las que giran entorno al diseño de zapatillas. Su historia es un ejemplo claro de que la constancia sumada a una buena idea y una adecuada gestión financiera da como resultado el éxito.
¿En qué consiste el micromecenazgo?
Se trata de una forma de financiación colectiva en la que un proyecto puede ser subvencionado por varios inversores – en función de diferentes condiciones –. La principal ventaja de ello es que no hay entidades bancarias de por medio, por lo que se evita pagar intereses y el riesgo, en consecuencia, es menor. Por otro lado, al haber diferentes fuentes de financiación, la cantidad de dinero a aportar por parte de los inversores es menor, y en consecuencia aumentan las posibilidades de tener un mayor número de inversores.
Además, resulta muy sencillo poner en marcha estos proyectos: simplemente basta con subirlo a una plataforma – puedes conocer en este enlace las principales – e ir volcando los datos más importantes del estudio de mercado del negocio latente como por ejemplo si se encuentra en fase de facturación o en fase de fase de producto mínimo viable. Una vez publicado el proyecto, se puede compartir en redes sociales y esperar a conseguir la cantidad deseada. Se trata de un recurso muy utilizado actualmente, y como estamos viendo, una herramienta altamente efectiva para aquellos emprendedores con una buena idea bajo el brazo.
¿Cómo lo aplicaron sus fundadores para crear Morrison?
Ante la situación económica que tenían sobre la mesa, los fundadores de una de las marcas más icónicas de calzado español decidieron emprender una campaña de crowdfunding con el objetivo de iniciar su sueño. Partían con 6.000€ de capital propio y querían obtener al menos 12.000 € más.
Una vez expuestos sus objetivos pusieron en marcha su proyecto de financiación ofreciendo a cada inversor unas zapatillas Morrison a cambio de su aportación de 39€. El éxito fue tal que superaron su objetivo económico y llegaron a conseguir 25.000€. En este caso, el beneficio que ofrecieron fue el de obtener el propio producto a cambio de un importe bastante competitivo, logrando producir 500 unidades.
En constante crecimiento
Desde entonces, Morrison no ha parado de subir como la espuma. En su primer año obtuvieron unos beneficios de 400.000 € realizando su producción artesanal en una fábrica española y vendiendo sus creaciones a través de su web. Un éxito que los ha animado a ampliar su oferta y producir también calcetines y camisetas de la marca.
No cabe duda de que una buena estrategia de financiación resulta clave para emprender con nuevos proyectos. El micromecenazgo resulta clave para aquellas personas que necesiten un empujón económico para comenzar y no quieran asumir grandes riesgos de financiación.
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