Montar una franquicia es una de las formas más comunes de emprender un negocio. Lo cierto es que tiene muchas ventajas, aunque también inconvenientes que no deben ser ignorados. Por otro lado es una buena forma de arrancar con una base establecida e incluso una cartera de fieles clientes.
Sin embargo, y aunque los beneficios puedan ser cuantiosos, la marca se llevará su parte en forma de royalties. Esto es algo que debe tenerse en cuenta antes de crear una franquicia y quedar perfectamente reflejado en el contrato que vamos a firmar. Este coste asociado a la apertura de la franquicia y su funcionamiento nos permitirá hacer números y calcular los beneficios que podremos llegar a tener.
Como hemos explicado en otras ocasiones, cuando hablamos de franquicia nos referimos a un negocio que ya lleva tiempo en el mercado y que, debido a su éxito, se ha ido expandiendo. Permite la comercialización de productos o servicios en un ámbito geográfico, y bajo ciertas condiciones, a cambio de una compensación económica. ¿Y el royalty de la franquicia?
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¿Qué es el royalty de una franquicia?
Llamamos royalty de una franquicia a una tarifa o porcentaje que el franquiciador cobra al franquiciado por el uso de su marca, modelo de negocio y servicios de apoyo. Este pago se realiza de manera periódica, generalmente mensual o trimestral, y su monto suele ser un porcentaje de las ventas totales del franquiciado, aunque también puede fijarse una tarifa fija.
Se trata de un elemento clave en la relación franquiciador-franquiciado y su objetivo es compensar al franquiciador por los costes asociados de brindar apoyo y servicios al franquiciado, así como para cubrir los gastos de mantenimiento y protección de la marca.
Por tanto, el royalty es un mecanismo que buscar asegurar que el franquiciador reciba una compensación justa por su inversión y esfuerzo en el modelo de negocio.
Dentro de este coste, el franquiciado tiene derecho a ciertos privilegios asociados a la marca matriz, como son:
- Uso de marca: nombre, rótulo, imagen de marca, propiedad intelectual, etc.
- Acceso a una formación constate por parte del franquiciador
- Soporte continuo para resolver problemas y mantenerse al tanto de las últimas novedades
- Beneficiarse de las campañas de marketing de la marca matriz
El royalty puede suponer un problema en caso de que las cosas no vayan bien. Incumplir un contrato que incluya royalties puede suponer la rescisión del mismo y la cancelación de la franquicia. No obstante, esto es algo que dependerá mucho de cada franquicia, del contrato firmado y de la flexibilidad que ofrezca el franquiciado para abordar cualquier posible problema e impago.
¿Es lo mismo el royalty que el canon de franquicia?
Aunque en ocasiones se puedan confundir, estamos ante dos conceptos diferentes. Como hemos visto anteriormente, el royalty se abona de forma periódica, mientras que el canon de franquicia es un pago único que el franquiciado abona al franquiciador cuando abre su negocio.
El objetivo de este canon es ayudar a cubrir parte de los costes asociados a la apertura y explotación de su tienda o restaurante. Su coste suele variar mucho, ya que generalmente será más alto o más bajo dependiendo del tipo de franquicia y de la popularidad de la marca.
La cantidad de dinero que se paga por este canon varía en función de diversos factores, como el tamaño de la empresa y su ubicación. Generalmente, este coste puede oscilar entre los 30.000 y los 100.000 euros, pero puede variar mucho dependiendo, como decimos, del negocio a franquiciar.
En MÁSMÓVIL Negocios esperamos haberte ayudado una vez más. Como verás, el royalty de franquicia es un coste asociado a emprender montando este tipo de negocios. Puede ser algo muy lucrativo cuando las cosas van bien, pero uno de los primeros problemas cuando no es así.