La productividad está entre las metas globales de cualquier negocio, pero no siempre se tiene en cuenta el coste de oportunidad de todos los esfuerzos extra que hacemos. En este post te invitamos a conocer una metodología que está ganando cada vez más peso: la productividad lenta.

¿Qué es la productividad lenta?

Vivimos en una cultura que glorifica estar ocupado. Si no tienes la agenda a reventar, parece que no estás haciendo lo suficiente. Pero ¿y si el secreto del verdadero rendimiento no estuviera en hacer más, sino en hacer menos y mejor?

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El concepto de productividad lenta está alineado con estudios e investigaciones sobre productividad, gestión del tiempo y descanso. Deriva del movimiento slow, que nació en los años 80 con Carlo Petrini y su slow food, un concepto que nació en Italia y luchaba contra la comida rápida, apostando por un servicio tranquilo y donde comer sea un placer, más que un trámite. Poco después se extendió a ámbitos como educación, turismo y trabajo por su practicidad en todo tipo de campos.

Aplicada a los negocios, la productividad lenta no es procrastinación disfrazada de mindfulness. La idea es trabajar con intención, frenar el ritmo frenético para ganar claridad y eficiencia, priorizar lo importante, dejar espacio para pensar y entender que hacer muchas cosas no significa siempre hacerlas bien.

En resumen, consiste en reducir el ritmo para aumentar la calidad del trabajo. Esto se traduce en un cambio de mentalidad: nada de llenar las horas, sino usarlas con inteligencia.

Beneficios de la productividad lenta

Uno de los mayores mitos sobre la productividad es que trabajar más horas garantiza más resultados, pero los estudios demuestran justo lo contrario. Después de cierto número de horas, la eficiencia cae en picado. El cerebro necesita descanso y pausas para ser efectivo.

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La eficiencia en la productividad se mide por la calidad de las decisiones que tomas, por tu capacidad para resolver problemas complejos y por el impacto real de tu trabajo.

Trabajar lentamente te permite estar más atento en lo que haces. Te da margen para profundizar, para evitar errores que luego cuestan el doble corregir, y para mantener la cabeza despejada. En lugar de reaccionar todo el tiempo, puedes actuar con estrategia, algo muy importante en los negocios.

Uno de los mayores enemigos del emprendedor moderno es el "modo bombero": ese estado constante de apagar fuegos, de responder a lo urgente sin tiempo para lo importante. La productividad lenta propone eliminar el ruido, reducir tareas innecesarias y recuperar el control del tiempo. Este enfoque mejorará tu rendimiento, aumentará la productividad y cuidará tu salud mental, porque se rebajarán el estrés y la ansiedad.

Es cierto que no se puede aplicar a todo tipo de negocios, especialmente si acabas de empezar, pero sí vale la pena valorar que, en determinadas ocasiones, trabajar menos sí es trabajar mejor.

Desde MASMOVIL NEGOCIOS esperamos haberte ayudado a descubrir qué es la productividad lenta y las ventajas que puede ofrecerte ser más productivo que nunca haciendo menos.

Y tú, ¿vas a probar la productividad lenta?