Generalmente, el sector empresarial es visto como un entorno competitivo en el que las diferentes entidades que forman parte de él tratan de hacerse un hueco y de obtener el mayor número de clientes y beneficios. Pero también hay casos de empresas que se unen a través de una agrupación de interés económico mediante la cual pueden alcanzar sus metas.
La definición que indica qué es una agrupación de interés económico (IAE) es la de unión de empresas independientes que se reúnen en una estructura regulada con intención de alcanzar objetivos que son comunes. Un aspecto importante es que para que la AIE se haga efectiva tiene que haber un mínimo de dos empresas que decidan unirse.
Cuando se formaliza la AIE se busca que las empresas que forman parte de esa agrupación puedan mejorar en sus competencias. Todo se basa en lograr que esas empresas alcancen objetivos a los que no podrían llegar actuando de forma individualizada. La finalidad de las AIE es reducir costes, compartir conocimientos y acceder a las oportunidades que presenta el mercado.
Este tipo de agrupaciones es cada vez más frecuente y también se generan entre los autónomos que se unen en un mismo espacio coworking. Ese entorno está diseñado para que esos autónomos puedan trabajar de forma individualizada a la vez que comparten conocimientos.
¿Cuáles son las características de una AIE?
Las agrupaciones de interés económico tienen una serie de características que las diferencian de otros conglomerados similares. Además, la primera de ellas es que están reguladas por la Ley de Agrupaciones de Interés Económico que está vigente desde el año 1991. A partir de ahí, aparecen otros rasgos distintivos.
El primero de ellos es que están formadas por personas físicas y jurídicas que ejecutan labores empresariales, pero también agrícolas y artesanales. Por otro lado, en las AIE aparecen empresas que se dedican a la investigación y que actúan sin ánimo de lucro.
También es importante tener en cuenta que a nivel legal las agrupaciones de interés económico tienen que crear una escritura de formación en que se establezca un marco de referencia. Ahí deben aparecer aspectos como la identidad de los socios y su voluntad para crear la AIE, el capital social, su denominación, su objeto y la fecha y la duración de las operaciones que realiza la AIE. Otros datos que tienen que aparecer son el domicilio social y sus sucursales, así como la identidad de las personas que la administran.