Una correcta gestión del tiempo es clave en cualquier negocio. Independientemente del proyecto que te ocupe, saber aprovechar el tiempo es muy importante. Y aquí es donde entra la Ley de Parkinson: descubre qué es y cómo evitarla, con ejemplos y consejos.
¿Qué es la Ley de Parkinson?
Esta ley establece que el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine. O dicho de forma más clara: si tienes un tiempo determinado para hacer un trabajo, seguramente lo hagas en más tiempo del necesario.

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Cyril Northcote Parkinson señaló irónicamente este efecto en 1955 en referencia a la burocracia británica, pero hoy es una referencia muy importante en gestión del tiempo, especialmente en el mundo del emprendimiento.
Aplicada a tu negocio, la Ley de Parkinson significa que si das una semana para una tarea que puede hacerse en dos horas, es muy probable que esa tarea acabe ocupando toda la semana. No porque requiera más esfuerzo, sino porque nos adaptamos al tiempo que nos damos, aunque sea innecesariamente amplio.
Esto tiene consecuencias directas. Retrasos, tareas que se alargan sin sentido, proyectos que se encallan... Y, lo más peligroso, una falsa sensación de estar ocupado mientras se pierde el foco en lo que realmente genera valor para tu empresa.
Además, parte de la Ley de Parkinson se basa en otro gran peligro: la procrastinación. Si tienes un plazo muy largo para entregar una tarea, es muy posible que la hagas en el último momento, con los problemas que eso conlleva (presión por la entrega, un proyecto poco pulido…).
Esta ley no solo afecta a individuos, también contamina la cultura de trabajo en una empresa. Si no marcas límites claros, si no pones fechas realistas pero ajustadas, si permites que las tareas se alarguen sin control, tu negocio puede acabar estancado, con una estructura inflada, muchas reuniones, poca ejecución y resultados mediocres.
Lo bueno es que puedes usar la Ley de Parkinson a tu favor: si sabes cómo funciona, puedes evitarla y mejorar la eficiencia de tu empresa.
Ejemplo de la Ley de Parkinson
Veamos un ejemplo de la Ley de Parkinson: imagina que quieres lanzar una nueva web para tu negocio. Haces una primera estimación y decides que estará lista en dos meses. Parece prudente: no quieres presionar demasiado al equipo y no hay una urgencia extrema.

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Pasan las semanas y no hay avances reales. Un día se debate sobre el logo, otro sobre el tipo de letra…. La revisión de diseño se atrasa porque "todavía hay tiempo". Nadie tiene prisa. Al llegar la octava semana, todo se acelera. Se toman decisiones precipitadas. Se aprueban cosas con prisas. Y, al final, la web sale… pero con errores que podrían haberse evitado.
Esto es un ejemplo de la Ley de Parkinson en acción. El trabajo se ha adaptado al tiempo disponible, no a la complejidad real del proyecto. Si hubieras dicho: "tenemos dos semanas para la primera versión funcional", probablemente la habríais tenido. ¿Perfecta? No. ¿Suficiente para lanzar? Casi seguro.
Además, podemos volver al ejemplo de la Ley de Parkinson anterior, pero en el sentido contrario: tu equipo se pone a trabajar y en dos semanas tienen la web hecha. Dado que faltan 6 semanas para entregar el proyecto, el equipo se dedica a cambiar el diseño, mejorar ese botón que no les acaba de gustar… En resumen, un proyecto que debería haber requerido 200 horas de trabajo se ha transformado en 600 horas por ir puliendo lo que ya estaba bien.
En resumen, lo que hay que evitar con la Ley de Parkinson es la procrastinación o su opuesto: el exceso de celo por el detalle.
Cómo evitar la Ley de Parkinson en tu negocio
Si quieres que tu empresa funcione con agilidad, necesitas seguir estas bases. La primera es acotar bien el tiempo de cada tarea. No pongas plazos amplios solo "por si acaso". Da menos tiempo, pero asegúrate de que sea tiempo útil y con foco. Si algo puede hacerse en una mañana, no asignes una semana.
Además, divide los proyectos en fases pequeñas. A un equipo le cuesta visualizar un objetivo difuso y lejano, pero si le das entregas claras cada semana, el ritmo se mantiene.
Y usa la presión de los plazos a tu favor. No se trata de estresar al equipo, sino de entender que los límites bien puestos generan acción. Una reunión de 30 minutos suele ser igual de útil que una de una hora, simplemente porque obliga a ir al grano.
También debes limitar el perfeccionismo. Muchas tareas no acaban porque se busca que estén sumamente perfectas. Pero la perfección es subjetiva y, muchas veces, innecesaria. Mejor lanzar, medir y ajustar.
Desde MASMOVIL NEGOCIOS esperamos haberte ayudado a la hora de comprender qué es la Ley de Parkinson con ejemplos y las mejores formas de evitarla en tu negocio.