La transformación cultural ha llegado a las empresas, en un cambio de paradigma donde cada vez más empleados valoran más determinados privilegios o trabajar en una empresa ecosostenible y que apoya causas sociales que el dinero. Y en el mundo de la publicidad se está siguiendo el mismo camino con una corriente en alza: el marketing ético.

Las personas buscan marcas en las que poder confiar, empresas que demuestren un compromiso real con valores que van más allá de lo puramente económico. Y el marketing ético se está posicionado como una opción con un peso cada vez mayor: si apuestas por esta metodología tu empresa será más ética y aumentarás el volumen de clientes.

Qué es el marketing ético

Nos referimos a una metodología que busca integrar principios de transparencia, honestidad y responsabilidad en todas las acciones de una estrategia de comunicación y ventas.

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Si bien es cierto que el precio y la calidad siguen siendo factores importantes a la hora de elegir, la ética del marketing está ganando mucho peso como alternativa para construir relaciones duraderas.

Lejos de ser una nueva moda, la ética y responsabilidad social en el marketing han venido para quedarse. Su objetivo es evitar escándalos de manipulación, el greenwashing o la publicidad engañosa que circulan en redes sociales. El marketing ético apuesta por una publicidad coherente y que una el marketing y la ética empresarial.

Esta metodología no se basa en cumplir con la normativa vigente, sino que busca actuar con integridad, respetar al consumidor y no aprovecharse de su desconocimiento para obtener beneficios a corto plazo.

Cómo funciona el marketing ético

El marketing ético persigue que las campañas transmitan mensajes veraces, que los productos o servicios se presenten tal y como son y que la relación con el cliente esté basada en la confianza. Y no se trata solo de fortalecer tu marca, sino también de construir relaciones de confianza duraderas con tus clientes.

Ejemplos de marketing ético serían: no exagerar los beneficios de un suplemento alimenticio, no ocultar información relevante en un contrato de servicios, no aprovecharse de colectivos vulnerables para incrementar las ventas...

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Japón es otro ejemplo de país que ha adoptado masivamente el marketing ético. En este país la ley obliga que el empaquetado del producto muestre exactamente lo qu hay dentro. Incluso el tamaño de cualquier elemento, como una patata frita o una chuchería, ha de ser exactamente igual que el que aparece en las imágenes del paquete.

La idea del marketing ético es que sea una extensión natural de los valores empresariales. Es decir, una marca que internamente no actúa con coherencia difícilmente podrá transmitir hacia fuera un compromiso real con la ética. Y es que el marketing y ética empresarial van de la mano, y lo que sucede dentro de la compañía se refleja tarde o temprano en lo que se comunica hacia fuera.

Desde MASMOVIL NEGOCIOS esperamos haberte ayudado a la hora de comprender qué es el marketing ético. Este enfoque puede convertirse en la mejor herramienta para generar valor real y diferenciarte en el mercado.

Y tú, ¿conocías el marketing ético?