Los impuestos son unas cantidades de dinero que se abonan a la administración para que pueda hacer frente a los gastos públicos. También reciben el nombre de tributos y las cantidades a aportar se calculan aplicando porcentajes. Además, son obligatorios para las personas físicas y jurídicas.
¿Para qué sirven los impuestos?
Esta cantidad de dinero que recauda el estado sirve para financiar todos los gastos públicos. En estas partidas entran aspectos como la construcción de infraestructuras de transporte o de cualquier otra naturaleza, también aparecen la prestación de servicios como educación, sanidad o seguridad con el mantenimiento de cuerpos como el de Policía o de Guardia Civil.
Los impuestos también sirven para financiar los sistemas de protección social que incluyen aspectos de la importancia del pago de la pensión de jubilación o de las prestaciones por desempleo. En definitiva, los impuestos le sirven al estado para pagar todos los servicios de naturaleza pública.
Otra función de los impuestos es influir en dinámicas de consumo que pueden ser negativas para la población convirtiéndose en un mecanismo de protección interna. En estos casos el estado sube impuestos a productos importados que son nocivos para la salud como el alcohol o el tabaco. Con esta medida se encarecen sus precios y además, se protegen a los productores locales que lanzan sus productos con unos precios más asequibles.
¿Cuáles son los elementos de los impuestos?
Todos los impuestos tienen cinco elementos comunes:
- El primero de ellos es el hecho imponible, que es la razón del impuesto, es decir, el motivo por el que se paga.
- En segundo lugar se encuentra el sujeto pasivo que está formado por todas las personas físicas y jurídicas que tienen la obligación de abonar ese tributo.
- En tercer lugar se encuentra la base imponible que es la cantidad de dinero sobre la que se calculan los impuestos que se tienen que abonar.
- El tipo de gravamen que corresponde al porcentaje que se tiene que pagar.
- La cuota tributaria que es la cantidad final que se tiene que abonar por el pago de impuestos.
Estos elementos de los impuestos provocan que haya diferentes tipos. Cuando se tiene en cuenta el hecho imponible aparecen los impuestos directos que recaen sobre el dinero y el patrimonio del contribuyente y los indirectos que recaen sobre el consumo como ocurre con el tabaco o el alcohol.
Del sujeto pasivo surgen otros dos tipos. Los impuestos objetivos que no tienen en cuenta la situación en la que se encuentra el contribuyente y los subjetivos que le permiten aportar atenuantes que justifiquen una reducción de la cantidad a pagar.
También se valora la temporalidad que da origen a los impuestos instantáneos que se abonan al realizar una compra porque están incorporados a ese producto y los periódicos que se pagan en un plazo establecido por el estado y son anunciados con antelación. En este último caso, pagar a tiempo puede suponer una rebaja en el impuesto.